¡°La buena literatura necesita ser le¨ªda en el sof¨¢, no en el metro¡±
Tres amantes de los libros con el mismo sue?o se han unido para crear una nueva editorial: La Navaja Suiza
En ocasiones, con s¨®lo dos elementos, es posible fundar una editorial. Eso s¨ª, los elementos en cuesti¨®n deben ser tan indisolubles como la pasi¨®n y la ilusi¨®n. Cargados con buenas dosis de ambos, tres proyectos de editores ¨CAgust¨ªn M¨¢rquez, Pedro Garrido y B¨¢rbara P¨¦rez de Espinosa ¨C decidieron fundar en Madrid su propia editorial: La Navaja Suiza. ¡°La editorial nace de un sue?o que ten¨ªamos los tres por separado y, como siempre pasa en los proyectos, hasta que no encuentras a personas con la misma forma de ver las cosas, no te animas¡±, explica B¨¢rbara. En la g¨¦nesis de esta editorial reci¨¦n nacida hay un blog; es decir, Agust¨ªn, Pedro y B¨¢rbara fueron blogueros antes que editores. Juntos realizaron una suerte de trabajo de campo acerca de la emprendedur¨ªa editorial ¡ªlibreros, editores, distribuidores¡ª que dur¨® tres a?os y que fijaron en un blog que todav¨ªa mantienen vivo llamado Instrucciones de uso: ¡°Nos conocimos gracias a esta web cultural que es el origen de la editorial y que homenajea al libro La vida, instrucciones de uso de Georges Perec¡±, detalla la editora.
El nombre proviene del logo que ya luc¨ªan en el blog primigenio. A los editores les gustaba la simbolog¨ªa de esa navaja suiza, la multiplicidad y diversidad que proporcionaba, pero tambi¨¦n las inmejorables propiedades de calidad, artesan¨ªa y utilidad. Y todo ello ¡ªmultiplicidad, diversidad, calidad, artesan¨ªa y utilidad¡ª es lo que pretenden infundir en su nueva tarea: ¡°La Navaja Editores es un proyecto que no busca distinguirse solo para destacar, sino que pretende ser una propuesta diferente que nace con el deseo de convivir con las opciones editoriales existentes¡±, se?alan en su p¨¢gina web. Y es que la solidaridad entre editoriales parece estar en la g¨¦nesis de este proyecto: ¡°Hemos tenido obst¨¢culos como cualquier empresa que comienza pero hay que tener pasi¨®n e ilusi¨®n para superarlos. Adem¨¢s, hemos encontrado a editores que nos han ayudado mucho a trav¨¦s de sus consejos¡±, concluye B¨¢rbara.
Definir la l¨ªnea de una editorial que comienza es lo m¨¢s parecido a definir una quimera (¡°siempre corres el riesgo de hacer una declaraci¨®n de intenciones y luego traicionarla a los dos minutos¡±); sin embargo, sus dos primeras publicaciones ya dan buena cuenta del camino que quieren tomar: En el coraz¨®n del coraz¨®n del pa¨ªs, de William H.Gass, y La casa grande, de ?lvaro Cepeda Samudio. El primero recoge dos novelas breves y tres cuentos localizados en el Medio Oeste de Estados Unidos, poderoso, m¨ªtico, profundo y real. El segundo narra un hecho no especialmente conocido: la masacre de las bananeras, ocurrida en Colombia en 1928, un crimen perpetrado por el propio gobierno colombiano. ¡°No nos circunscribimos a ninguna corriente, zona geogr¨¢fica o ¨¦poca particular. Puede haber un libro de un autor estadounidense del siglo XX y que el siguiente sea un colombiano del XXI.¡±, afirma B¨¢rbara, para despu¨¦s se?alar que lo importante es que ambos comparten ¡°cierta experimentaci¨®n en el estilo, un gran nivel literario y unos mensajes muy definidos¡±. Otra de las cosas que comparten son los Paisajes Sonoros. Todos los libros de La Navaja Suiza que se recomiendan en la web tienen su particular paisaje, uno que se desarrolla a trav¨¦s del sonido. Dentro de la web pueden escucharse, por tanto, fragmentos de los libros le¨ªdos e interpretados por estupendas voces.
¡°Nuestro anhelo es que la literatura no muera¡±, afirma Agust¨ªn. Le pregunto entonces si cree que la literatura est¨¢ en peligro de extinci¨®n: ¡°Yo dir¨ªa que lo que est¨¢ en peligro son unas determinadas formas de leer y una forma de literatura que necesita tranquilidad, sosiego; que necesita que el lector se siente, comprenda los textos y abunde en ellos. A veces, la buena literatura necesita un poso que no encaja con la lectura de metro, sino de sof¨¢¡±. Entre esos libros, Agust¨ªn destaca uno que le ha impresionado en el ¨²ltimo tiempo. Se trata de las 1.100 p¨¢ginas que componen La familia real, una obra de William T. Wollmann (editorial P¨¢lido Fuego), una novela ¨¦pica y social ambientada en el San Francisco de la d¨¦cada de 1990. Otro de esos libros ser¨ªa Nog, de Rudolph Wurlitzer (editorial Underwood), ¡°un libro que tiene mucho de Beckett y que, pese a ser corto, necesita ser le¨ªdo sentado en el sof¨¢ con un caf¨¦ o un t¨¦ en la mano, dedic¨¢ndole tiempo¡±.
En los pr¨®ximos meses publicar¨¢n dos libros m¨¢s: Asesinato, de la poeta francesa Danielle Collobert, que aqu¨ª escribe prosa, y Autogol, un texto de Ricardo Silva que utiliza como excusa el autogol de Andr¨¦s Escobar ¡ªque supuso su asesinato en el mundial de 1994 a manos de narcotraficantes¡ª para hablar de la Colombia de esa ¨¦poca. Con tanta ilusi¨®n y pasi¨®n, me parece innecesario preguntarle si creen en los libros. Finalmente, lo hago: ¡°Nos hacemos lectores porque tenemos la necesidad, como seres sociales, de que nos cuenten historias¡±. Y es entonces cuando recuerdo las palabras del libro m¨¢s vendido y le¨ªdo de la historia: "En el principio era el Verbo¡±.
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