Rostrop¨®vich, el m¨²sico total
El violonchelista ruso se mantiene, en el 90? aniversario de su nacimiento, como un gigante de la interpretaci¨®n
Apurando al m¨¢ximo, la historia del violonchelo del siglo XX puede resumirse en tan solo dos nombres: Pablo Casals y Mstislav Rostrop¨®vich, cuyo padre hab¨ªa sido a su vez disc¨ªpulo del violonchelista catal¨¢n, por lo que uno y otro forman dos mitades de un mismo c¨ªrculo. Ambos compartieron asimismo profundas convicciones democr¨¢ticas, incompatibles con la falta de libertad que se viv¨ªa en sus pa¨ªses, y que denunciaron sin descanso: Casals fue un s¨ªmbolo internacional del antifranquismo y muri¨® en Puerto Rico, tras un largu¨ªsimo exilio, en 1973; Rostrop¨®vich vivi¨® en un permanente tira y afloja con las autoridades sovi¨¦ticas que estall¨® con la defensa a ultranza de su amigo Ale?xandr ?Solzhenitsin, al que dio cobijo en su casa, y con la carta abierta que envi¨® a Pravda en 1970 denunciando la intolerable represi¨®n que padec¨ªan intelectuales y artistas.
Cuatro a?os despu¨¦s, como Joseph Brodsky y Mija¨ªl Ba?rishnikov, abandonar¨ªa el pa¨ªs, al que regres¨® tras el desmoronamiento del r¨¦gimen comunista. Slava, como todos lo llamaban, muri¨® en Mosc¨² en 2007, tan solo cuatro d¨ªas despu¨¦s de Bor¨ªs Yeltsin, a quien se hab¨ªa apresurado a apoyar con denuedo en 1991 frente a los insurgentes involucionistas.
El repertorio actual para violonchelo resulta tambi¨¦n impensable sin uno y otro. Casals desenterr¨® las Suites de Bach y situ¨® varios conciertos cl¨¢sicos y rom¨¢nticos a la altura de los escritos para viol¨ªn y piano. Rostrop¨®vich sirvi¨® de acicate e inspiraci¨®n para que infinidad de compositores ¡ªde Shostak¨®vich a Britten, de Prok¨®fiev a Messiaen, de Dutilleux a Lutoslawski, de Pende?recki a Gubaid¨²lina¡ª compusieran nuevas obras para su instrumento. Estren¨® m¨¢s de un centenar, revolucionando para siempre el estatus del violonchelo, que represent¨® en su pa¨ªs con el mismo genio y la misma firmeza con que David Oistrakh se erigi¨® en ep¨ªtome del viol¨ªn y Sviatoslav Richter del piano.
Rostrop¨®vich sirvi¨® de acicate e inspiraci¨®n para que infinidad de compositores crearan nuevas obras para su instrumento
Los tres grabaron en plena Guerra Fr¨ªa el Triple concierto de Beethoven con Herbert von Karajan y la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, todo un golpe de efecto en su d¨ªa. Y ese es uno de los 40 discos ahora reeditados por Warner Classics en una caja publicada ayer que recuerda muchos de los logros del sovi¨¦tico. Gran parte de estas grabaciones son justamente legendarias, como sus versiones cimeras del Concierto de ?Dvor¨¢k con Giulini, del Doble concierto de Brahms con Oistrakh y Szell, del Don Quijote de Strauss con Karajan o del Concierto de Lutoslawski bajo la direcci¨®n del compositor. Aunque es infinitamente m¨¢s lo que invita a conocer, o rememorar, esta colecci¨®n, completada con grabaciones infrecuentes realizadas en Mosc¨², siempre en directo, con obras de sus amigos (el primero, siempre, Shostak¨®vich, al que idolatraba), al lado de sus amigos (?Bernstein, Ozawa; su mujer, Galina) y ejerciendo siempre de padre espiritual y nexo de uni¨®n con las generaciones m¨¢s j¨®venes (Mutter, ?Bashmet, Kremer).
Elizabeth Wilson, su disc¨ªpula y bi¨®grafa, firma un espl¨¦ndido art¨ªculo en el lujoso libro que incluye la caja, maravillosamente ilustrado y pr¨®digo en informaci¨®n sobre los logros infinitos de este int¨¦rprete irrepetible, cantado por Louis Aragon en uno de sus discos. Y el buen aficionado har¨¢ bien en completar estas joyas con las grabaciones publicadas por otros sellos: muy especialmente, sus hist¨®ricas interpretaciones con Benjamin Britten y su notable discograf¨ªa como excelente director y pianista. Slava fue un m¨²sico total.
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