Llevar al cine una obra maestra
?Por qu¨¦ hacer una pel¨ªcula de 'Zama'? Lucrecia Martel explica su "excursi¨®n irreversible a un territorio nuevo" con el texto de Antonio Di Benedetto
S¨®lo en un estado de euforia mal llevada, puede alguien decidir hacer una pel¨ªcula basada en una obra maestra. Tantas veces escuch¨¦ que s¨®lo de las novelas mediocres pueden salir buenas pel¨ªculas, y ?decid¨ª hacer Zama? ?Por qu¨¦ si nadie me lo propuso? ?Por qu¨¦ si voy a tener que compartir con los herederos los derechos autorales, que siempre han sido un modesto y necesario ingreso para mi sustento? ?Por qu¨¦ no pude dejar de leerla cuando fonde¨¢bamos entre nubes de mosquitos en noches imp¨²dicamente calientes? ?Por qu¨¦ al d¨ªa siguiente, enero de 2010, ten¨ªa certeza de que har¨ªa una pel¨ªcula? ?Qu¨¦ tiene Zama?
Lo que llamamos obras maestras de la literatura, y en esto no es necesario un consenso universal como sucede con Zama, son obras que logran urdir entre sus letras un veneno muy particu?lar, que enferma, enloquece, y finalmente transforma humanos en animales mejores. Y no es algo que pueda explicarse describiendo los hechos de los que tratan, ni sus personajes. Es algo que sucede en la escritura. En el orden de las palabras. En la elecci¨®n de las palabras. No soy experta en literatura, ni siquiera una gran lectora de ficci¨®n, pero la particular forma de usar el lenguaje que tiene Di Benedetto en Zama permite ver algo que nunca hab¨ªamos visto. Una regi¨®n del planeta que s¨®lo se ilumina al pasar por esas letras. Un mundo levemente extra?o, donde a veces los hechos se duplican sin parecerse. Eso, hay en Zama duplicaciones, cosas que parecen volver a suceder, y, sin embargo, son distintas.
Di Benedetto se sit¨²a en el pasado sin que esto tenga demasiada relevancia, salvo el gesto de situarse en el pasado, y en ese procedimiento, no s¨¦ exactamente c¨®mo, anula el tiempo y nos devuelve el pasado. Algo que es adorable en todas las culturas, pero que, en Latinoam¨¦rica, es una expedici¨®n necesaria. El pasado no parece nuestro. Entre el enorme pudor que nos dan las masacres sobre las que se construy¨® nuestro continente, y la pobreza de instituciones con las que decidimos gobernar esta enorme isla, mirando por un catalejo que nunca nos tuvo a nosotros mismos en la mira.
Entonces, ?por qu¨¦ hacer una pel¨ªcula de Zama? Porque pocas veces en la vida se puede emprender una excursi¨®n irreversible y exquisita entre sonidos e im¨¢genes a un territorio decididamente nuevo.
Lucrecia Martel es directora de cine argentina.
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