Memoria o ficci¨®n
La Sala Beckett luce nueva sede en Barcelona: un edificio de inicios del XX rehabilitado por Flores & Prats con elementos de varias ¨¦pocas
El pasado mes de noviembre, la Sala Beckett ¡ªun espacio teatral y centro de formaci¨®n de autores fundado por Jos¨¦ Sanchis Sinisterra en 1989¡ª estren¨® ubicaci¨®n en la antigua sede de la cooperativa obrera Pau i Justicia, construida a principios del siglo?XX?en el barrio barcelon¨¦s de Poblenou. Su rehabilitaci¨®n ha sido llevada a cabo por el estudio Flores?&?Prats, dirigido por Ricardo Flores (Buenos Aires, 1965) y Eva Prats (Barcelona, 1965). Como primera acci¨®n, los arquitectos realizaron un exhaustivo inventario de los elementos decorativos y arquitect¨®nicos del edificio para su reutilizaci¨®n; suelos hidr¨¢ulicos, barandillas, puertas o rosetones han cambiado de uso o ubicaci¨®n en un ejercicio que combina memoria y ficci¨®n, y en el que elementos de diferentes ¨¦pocas se mezclan sin jerarqu¨ªa alguna.
La planta baja alberga el vest¨ªbulo de entrada, un caf¨¦ y la sala principal (de 200 localidades), mientras que en la primera se ubican?las salas de ensayo, aulas, oficinas y otra peque?a sala.?Un lucernario y un par de huecos abiertos en el primer piso permiten que la luz ba?e las nuevas escaleras que atraviesan un tabique original. Dos fantasmas habitan el lugar: Josep Maria Jujol y Enric Miralles, en cuyo estudio trabajaron ambos arquitectos antes de fundar el suyo en 1998. Del primero, Flores & Prats han aprendido el sabor por los detalles del teatro Metropol, en Tarragona, y del segundo, la creaci¨®n de espacios fluidos a base de redibujar obsesivamente el plano del proyecto.
Al recorrer el interior del edificio uno no puede evitar recordar un pasaje de las?Meditaciones?de Lucrecio en el que el fil¨®sofo y poeta latino nos advierte que?el vino de Falerno no es m¨¢s que jugo de uvas, y que una t¨²nica de bordes p¨²rpura, simplemente el pelo de una oveja empapada en la sangre de un molusco. Del mismo modo,?Flores & Prats nos invitan a observar los elementos del antiguo edificio por sus cualidades materiales, convencidos de que con el paso del tiempo solo queda esa condici¨®n que los arrastra hacia el presente.?Como resultado, exhiben una actitud ambivalente hacia el edificio que va desde el respeto absoluto por los rastros que los sucesivos usos han dejado en ¨¦l hasta la introducci¨®n de?nuevos ingredientes, como el gran banco de terciopelo rojo del vest¨ªbulo, que ejerce un fuerte contraste?con la antigua construcci¨®n. La ¨²nica estancia que escapa de este centrifugado temporal es la sala principal, un espacio vers¨¢til y neutro que, sin embargo, sirve de marco para otra clase de adaptaciones y reinterpretaciones. Como dir¨ªa Lucrecio, un lugar para que el texto dram¨¢tico se convierta en cuerpo, el verbo en acci¨®n y los di¨¢logos en apenas soplos de aire exhalados por los actores.
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