La ¨²ltima despedida de Leia
'El diario de la princesa', el libro en el que la fallecida Carrie Fisher habla de 'Star Wars' y su relaci¨®n con Harrison Ford, se edita p¨®stumo en Espa?a
De vez en cuando, unos padres le cuentan a una peque?a Leia Carrie de d¨®nde viene su nombre. Alguien les explica a los invitados de una boda que se quedan boquiabiertos por qu¨¦ los novios se han dicho ¡°Te amo¡± y ¡°Lo s¨¦¡± en lugar de los votos tradicionales. Una mujer mira con orgullo la firma tatuada en su trasero, mientras que otra piensa en cuando una princesa le anim¨® a intentar ser abogada. Y dos amigos rememoran esa vez en que estuvieron a punto de pegarse por una chica que ni conoc¨ªan. Todas estas historias comparten el mismo origen. Tiene hasta nombre y apellido: Carrie Fisher. Y son solo algunas de las vivencias que los fans le relataban a la actriz en los pocos segundos que pod¨ªan compartir en alguna convenci¨®n.
¡ª?Por qu¨¦?, le pregunt¨® Fisher al hombre que casi rompi¨® una amistad por ella.
¡ªPorque eras m¨ªa y yo quer¨ªa ser el que te amara. Incluso ayudarte. Gracias por mi infancia, contest¨® ¨¦l.
M¨¢s de 40 a?os despu¨¦s de La guerra de las galaxias la entrega de los seguidores a¨²n era capaz de sorprender, incluso a la propia Fisher. Por m¨¢s que actuara en The Blues Brothers o Cuando Harry encontr¨® a Sally y mostrara su talento como arregladora en la sombra de guiones o escritora, nunca dej¨® de ser Leia, la rebelde gal¨¢ctica.
As¨ª la segu¨ªan llamando por la calle. Y as¨ª lo relat¨® en El diario de la princesa, donde repasa el primer filme de la saga, su personaje m¨¢s ic¨®nico, su relaci¨®n con Harrison Ford y luces y sombras de la fama y de s¨ª misma. El libro, que incluye decenas de p¨¢ginas ¨ªntimas y poes¨ªas que la actriz anot¨® con 19 a?os, mientras filmaba el Episodio IV, se edit¨® en 2016 en EE UU. A Espa?a (Nova) llega sin embargo ahora, cuando la galaxia ya ha perdido a Leia. De ah¨ª que la obra provoque una nostalgia que se multiplica cuando Fisher escribe sobre su muerte o la de su madre, Debbie Reynolds, que finalmente fallecer¨ªa un d¨ªa despu¨¦s de su hija.
¡°Me gustaba ser la princesa Leia y que ella fuera yo. Con el tiempo nos fusionamos en una sola persona¡±, escribe Fisher en la introducci¨®n. A partir de ah¨ª, la int¨¦rprete despliega sus mejores armas a lo largo de 264 p¨¢ginas sin desperdicio. Est¨¢n su humor y su autoiron¨ªa, esa por la que bromeaba sobre sus adicciones a drogas y alcohol o su trastorno bipolar, y por la que Mark Hamill, el Luke Skywalker de la saga, escribi¨® en su despedida: ¡°Hacerla re¨ªr era un honor¡±. Fisher, por cierto, deja caer que pudo haber un romance entre Luke y Leia en la vida real, pero nunca se concret¨®. El libro contiene decenas de an¨¦cdotas m¨¢s de La guerra de las galaxias, como su primer casting, la elecci¨®n de su c¨¦lebre e improbable peinado o cuando asfixi¨® a Jabba, su momento favorito: ¡°Encontrad en vuestra mente el equivalente de matar a una gigantesca babosa espacial y celebradlo¡±.
¡®Carrison¡¯
Buena parte de El diario de la princesa se centra en un asunto: Carrison, como lo bautiza Fisher, o su romance con Harrison Ford durante el rodaje de La guerra de las galaxias. La actriz reconoce que es uno de los pocos secretos que hab¨ªa callado, porque Ford entonces estaba casado.
Todo empez¨® en el 32? cumplea?os de George Lucas. Medio equipo de Star Wars, seg¨²n Fisher, se volc¨® en emborracharla. Pero Ford la rescat¨® y acabaron en casa de ella. Inici¨® "un largu¨ªsimo episodio de una noche": es decir, tres meses de pasi¨®n y marihuana.
Fisher ten¨ªa 19 a?os y le amaba. ?l 33 y ¡°se dejaba amar¡±. Desde que le vio por primera vez, la actriz pens¨® que ser¨ªa ¡°una estrella¡± y que entre ellos no ocurrir¨ªa ¡°nada rom¨¢ntico¡±. De cierta forma, acert¨® en ambas.
El diario de la princesa ayuda a comprender, adem¨¢s, la letra peque?a de la leyenda: la atm¨®sfera en la que se rod¨®, el ¨¦xito inmediato y c¨®mo pill¨® desprevenida a una pandilla de j¨®venes actores. Tanto que un d¨ªa, al pasar en coche cerca de una sala, Fisher vio la cola que aguardaba para ver el filme y se asom¨® por el techo del veh¨ªculo: ¡°?Eh, act¨²o en esa peli! ?Soy la princesa!¡±. La actriz lleg¨® a contactar con un profesor de filosof¨ªa para aprender alguna que otra referencia que pudiera soltar en las entrevistas y estar a la altura de las citas que repet¨ªa Ford.
¡°Soy una persona con un gran deseo de ser popular¡±, reconoce en el libro Fisher. Aunque la princesa que no le ten¨ªa miedo a Darth Vader s¨ª tem¨ªa a otro enemigo: ella misma. ¡°Ojal¨¢ pudiera marcharme a alguna parte; el ¨²nico problema es que yo tambi¨¦n tendr¨ªa que ir¡±, escribi¨® en sus diarios Fisher. ¡°No quiero formar parte de mi vida¡±, a?ad¨ªa.
Pero no le qued¨® m¨¢s remedio. A cambio, esa existencia le dio de todo. Depresiones, psicof¨¢rmacos, una sobredosis casi fatal, demasiadas lap dances (como llama a la firma de aut¨®grafos por dinero, que compara con la prostituci¨®n); a la vez, le regal¨® un sill¨®n a la mesa de los mitos. ¡°La celebridad perpetua es sumamente rara, reservada para individuos como Muhammad Al¨ª¡±, defiende Fisher. Pero ella tambi¨¦n la logr¨®. Su matrimonio con Paul Simon acab¨® en divorcio. Su relaci¨®n con Bryan Lourd termin¨® cuando ¨¦l le anunci¨® que era homosexual. Sin embargo, hay millones de personas en el mundo que nunca dejar¨¢n de quererla. Te aman, Leia. Ella ya tendr¨ªa la respuesta: ¡°Lo s¨¦¡±.
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