Viejas enemistades
Bette Davis y Joan Crawford se aborrec¨ªan con tal furia que su odio trascendi¨® y la prensa se encarg¨® de divulgar esa enemistad con fines publicitarios. En aquellos a?os del Hollywood dorado, la vida de las estrellas, sus vicios y man¨ªas, importaban tanto a la gente que acababan siendo tan populares las propias protagonistas como quienes escrib¨ªan sobre ellas. Hedda Hopper, por ejemplo, reina del cotilleo y enemiga ac¨¦rrima de Bette Davis, era capaz de levantar mitos y hundir prestigios con gran facilidad, fuera con verdades o con mentiras, lo mismo daba.
Este es uno de los aspectos desvelados en la excelente mini serie de 8 capitulos Feud: Bette and Joanque est¨¢ emitiendo HBO y que va m¨¢s all¨¢ de la rivalidad entre Davis y Crawford y las circunstancias que rodearon el rodaje de ?Qu¨¦ fue de Baby Jane?, la pel¨ªcula que las uni¨® en la pantalla y que se convirti¨® en un inesperado ¨¦xito hasta el punto de hacer escuela. Feud habla de Hollywood, estrellas y glamour, pero tambi¨¦n de estupidez y maldad. Y de egos y vanidad, por supuesto. De la condici¨®n humana, en definitiva. Y lo hace con el morbo de que todo lo que cuenta es veros¨ªmil y con el buen humor que proporciona la complicidad mit¨®mana. ?C¨®mo no admirar el buen hacer de Susan Sarandon que rinde devoto homenaje a Bette Davis reproduciendo con cari?o sus m¨¢s familiares tics? ?O no sonre¨ªr ante la maldad de Joan Crawford que consigui¨® eclipsar a su oponente rob¨¢ndole el protagonismo de los Oscar, aun sin obtener ella ninguno? Jessica Lange compone una Crawford mediocre y despiadada aunque con matices que tambi¨¦n la hacen entra?able. Basta recordarla en la soledad de su habitaci¨®n frente al Oscar, que no le pertenece.
Porque la serie habla tambi¨¦n de soledades, comenzando con las de sus dos protagonistas, mujeres de edad avanzada a las que Hollywood ya no desea, o la del director Aldrich, humillado por un productor d¨¦spota e ignorante, o la de Hedda Hopper que sabe ha hecho da?o a mucha gente destruyendo sus carrera, aunque ella se considere a s¨ª misma ¡°un baluarte contra la obscenidad que se cierne sobre nuestra cultura¡±. O la soledad de una joven ayudante que sue?a con dirigir su propia pel¨ªcula pero no puede lograrlo por su condici¨®n de mujer ¨C¡°el cine es cosa de hombres, se necesita vigor, liderazgo, responsabilidad econ¨®mica, la mujer debe dedicarse a tareas m¨¢s femeninas¡±, le dicen-¡
Como puede deducirse Feud: Bette y Joan no es en absoluto una serie exclusivamente para cin¨¦filos.
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