D¨ªas grandes para el libro
Los editores echan el resto en una de las temporadas en que m¨¢s libros se venden en menos tiempo
1. Historiadores
En el abigarrado y no siempre funcional calendario del sector, se inicia esta semana su ¨²ltima fase estacional, una de las dos temporadas ¡ªla otra es Navidad¡ª en la que m¨¢s libros se venden en menos tiempo. Primero vienen Sant Jordi y el D¨ªa del Libro, adem¨¢s de su octava de clones m¨¢s o menos improvisados y eficaces, como esa casi rid¨ªcula (a tenor de los resultados obtenidos en las ¨²ltimas convocatorias) ¡°noche de los libros¡± con que la Comunidad de Madrid pretende justificar su mala conciencia cultural y su exiguo apoyo a los actos de los libreros, que son los aut¨¦nticos h¨¦roes de la jornada. Y, despu¨¦s, llegar¨¢ el momento de las grandes ferias, comenzando por la del Retiro de Madrid, que vienen a clausurar ¡ªaunque solo sea simb¨®licamente¡ª el curso editorial. Este a?o las perspectivas y el ¨¢nimo con que los profesionales los enfrentan son claramente esperanzadores: los libreros se quejan menos y, a juzgar por la cantidad de t¨ªtulos recientes que buscan su lugar en las mesas de novedades, los editores est¨¢n echando el resto con vistas al cierre del ejercicio. Entre lo m¨¢s interesante que me ha llegado en los ¨²ltimos d¨ªas ¡ªaunque, propiamente, no se trata de una ¡°novedad¡±¡ª destaco Un drama hist¨®rico incomparable; Espa?a 1808-1939, que es como la editorial Urgoiti, utilizando una frase de su autor, ha titulado la excelente reedici¨®n cr¨ªtica de la parte contempor¨¢nea de la Historia de Espa?a del socialista Antonio Ramos Oliveira. De la edici¨®n y contextualizaci¨®n de ese libro legendario, publicado en M¨¦xico en 1952 y vendido clandestinamente en Espa?a durante la fase ¡°tecnocr¨¢tica¡± de la dictadura, se ha ocupado ¡ªy muy bien¡ª Walther L. Bernecker en un extenso pr¨®logo biobibliogr¨¢fico. El libro del que fue, al menos para un par de generaciones espa?olas con poco acceso a las visiones historiogr¨¢ficas cr¨ªticas, uno de los m¨¢s inspiradores historiadores en el campo de la izquierda (Tu?¨®n de Lara, entre otros muchos, reconoci¨® desde su santuario de Pau su deuda con Antonio Ramos) sigue ley¨¦ndose con provecho, aunque, m¨¢s que por su valor ¡°cient¨ªfico¡± ¡ª?hoy puesto en cuesti¨®n en muchos aspectos por los trabajos de excelentes historiadores espa?oles¡ª, por su concepto impl¨ªcito de la historia como elemento cultural y educativo. Esa es sin duda la raz¨®n por la que la obra magna de Antonio Ramos ha sido incluida en las exigentes colecciones historiogr¨¢ficas de Urgoiti, una editorial empe?ada en difundir, contextualiz¨¢ndolo y renov¨¢ndolo en ediciones muy cuidadas, el patrimonio cultural legado por los historiadores anteriores, y en cuyo cat¨¢logo Ramos Oliveira convivir¨¢ ahora con, entre otros, Maluquer de Motes, Danvila y Collado, Felipe Ruiz Mart¨ªn, Joan Regl¨¤, Tom¨¢s y Valiente, Santiago Montero, Fern¨¢ndez Almagro, Bosch Gimpera o el maestro de maestros contempor¨¢neos Jaume Vicens Vives. Una serie imprescindible para saber c¨®mo ¡ªy, sobre todo, desde d¨®nde¡ª se ha escrito la historia en este pa¨ªs.
2. Odiando
Ahora se les llama delitos de odio, pero las agresiones y la violencia inspiradas por prejuicios y antipat¨ªas contra el otro, ya sea por motivos sexuales, de g¨¦nero, de etnia, religiosos, nacionalistas o por pertenencia a grupos que se perciben como antag¨®nicos o peligrosos (incluyendo la creciente exacerbaci¨®n de las fobias y filias deportivas), han estado presentes desde nuestros m¨¢s remotos or¨ªgenes. Las redes sociales han facilitado la extensi¨®n y difusi¨®n del odio, adem¨¢s de ofrecer una nueva caracterizaci¨®n del delincuente individual, de sus m¨¦todos y de sus apoyos, as¨ª como una nueva perspectiva sobre la creciente polarizaci¨®n de las actitudes ciudadanas en las democracias cansadas de nuestras sociedades m¨¢s o menos satisfechas. Por supuesto, la tipificaci¨®n del ¡°delito de odio¡± no es sencilla: en el r¨ªo revuelto jur¨ªdico y social caben tambi¨¦n aberraciones y actitudes chantajistas e intimidatorias para quienes, cr¨ªticos o no, ejercen su derecho a la libertad de expresi¨®n. Contra el odio (Taurus), de Carolin Emcke, examina con lucidez la p¨¦rdida de nuestra capacidad autocr¨ªtica y la cada vez m¨¢s preocupante intolerancia hacia lo diferente o lo que se considera amenazante, al tiempo que propugna el m¨¢s amplio debate y discusi¨®n p¨²blica para aceptar lo que se encuentra en la base de toda democracia: la igualdad de los diferentes. Por su parte, Pol¨ªticas del odio (Tecnos), un oportuno reader dirigido por Fernando del Rey y Manuel ?lvarez Tard¨ªo, re¨²ne sugerentes art¨ªculos de distintos historiadores acerca de la violencia en las democracias de entreguerras, cuando el embrutecimiento de la pol¨ªtica y el descr¨¦dito del parlamentarismo (lo de ahora no es cosa nueva) abri¨® paso a una radicalizaci¨®n de los comportamientos pol¨ªticos que llev¨® a grandes sectores de la juventud a adoptar, en aras de utop¨ªas finalistas, posiciones suicidas de enfrentamiento civil.
3. P¨¢niker
Regreso de unas vacaciones japonesas en las que parte de la gracia consist¨ªa en la incomparable (y exasperante) libertad que da andar perdido en una lengua para m¨ª impenetrable, y en el alejamiento de la prensa espa?ola, una cura fundamental, de vez en cuando, para mi adicci¨®n enfermiza a los peri¨®dicos. Pero todo tiene consecuencias: cuando llego me entero del fallecimiento de Salvador P¨¢niker, uno de los m¨¢s penetrantes e inteligentes diaristas contempor¨¢neos. Elijo adrede el calificativo: en sus 90 a?os de vida P¨¢niker ha sido muchas cosas: fil¨®sofo, periodista (el primer libro suyo que le¨ª fue Conversaciones en Catalu?a, que encontr¨¦ en la biblioteca de mi t¨ªo Federico), editor (Kair¨®s), ensayista, pensador religioso. Pero todo ello y el resto de sus actividades se condensa en ese extraordinario peque?o monumento literario que son sus dietarios. Me consuela, al abrir los paquetes de las editoriales, encontrarme con Adi¨®s a casi todo (Random House) ¡ªvaya t¨ªtulo oportuno¡ª, el ¨²ltimo de sus diarios, y que trata de lo que vivi¨®, hizo, pens¨® y sufri¨® (y goz¨®) P¨¢niker entre 2005 y 2010. Solo he le¨ªdo las primeras 100 p¨¢ginas. Pero me basta para recomend¨¢rselo.
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