Lutero te ordena pensar
Una muestra en el Ateneo de Madrid celebra los 500 a?os de la reforma protestante

La Reforma luterana no fue solo una denuncia contra las corrupciones, la avaricia y el paganismo que se hab¨ªan adue?ado del papado en Roma y extendido por toda la cristiandad. Provoc¨® sobre todo una revoluci¨®n en las estructuras sociales, la pol¨ªtica y la manera de entender desde entonces la teolog¨ªa, la filosof¨ªa, la educaci¨®n e incluso el arte. Tambi¨¦n oblig¨® a la Iglesia cat¨®lica a reformarse para sobrevivir y recuperar el prestigio perdido. ¡°La fecha de 1517 es clave en la historia de Europa y del mundo. No solo dio paso a una manera distinta de entender las religiones o la cultura, y tambi¨¦n otra manera de leer la Biblia. Dio paso, sobre todo, al imperativo atr¨¦vete a pensar¡±.
As¨ª opina ?ngel Mart¨ªnez Samperio, uno de los organizadores de la exposici¨®n que se abri¨® este martes para conmemorar los 500 a?os de la reforma Protestante en el Ateneo de Madrid, ligado desde su fundaci¨®n, hace 200 a?os, al protestantismo. El monje benedictino Mart¨ªn Lutero clav¨® el 31 de octubre de 1517 sus 95 tesis en la puerta de la iglesia del palacio de Wittenberg (Alemania).
El ateneo conmemora esa fecha con un debate sobre Lutero y con una exposici¨®n sobre su tiempo, incluidas varias vitrinas con primeras ediciones de algunos de los libros fundamentales del acontecimiento, entre otras la Biblia traducida al alem¨¢n por el propio monje, un hito en la historia del cristianismo. La efem¨¦rides se titula ¡®El pensamiento moderno y la pintura en relaci¨®n con la Reforma Protestante¡¯ y en la organizaci¨®n ha sido fundamental la Federaci¨®n de Entidades Evang¨¦licasEvang¨¦lica Espa?ola (FEREDE), representante ante el Estado de las iglesias protestantes. Cuenta con 4.000 congregaciones y un par de millones de fieles si se cuentan a los extranjeros residentes en Espa?a.
Mariano Bl¨¢zquez, secretario ejecutivo de la FEREDE, hizo el paneg¨ªrico del monje reformista, en una evoluci¨®n personal de monje perfecto (¡°El suyo fue un monjismo radical¡±), que empieza perdiendo la confianza en el papado por el esc¨¢ndalo de las indulgencia, y culmina en una manera nueva de ver al hombre y su relaci¨®n con Dios, la fe, la raz¨®n y las iglesias.
Fue la de Lutero una vida que conmueve: su lucha interior, la soledad, sus dudas y certezas, la rabia por una Iglesia corrompida. ¡°En todos sus a?os de formaci¨®n nunca le dieron a leer la Biblia¡±, subray¨® el historiador y fil¨®sofo Jos¨¦ Luis Villaca?as, catedr¨¢tico en la Universidad Complutense de Madrid. Lo que provoca Lutero es, en su opini¨®n, ¡°una revoluci¨®n mental¡±. Con la Reforma, el hombre y el mundo se miran desde fuera, desde el exterior. ¡°El hombre por naturaleza quiere que Dios no sea porque el hombre quiere ser Dios¡±, se?ala Villaca?as. Es la pulsi¨®n de omnipotencia que sumi¨® a la humanidad en un colapso evolutivo, en un callej¨®n sin salida, con un Dios incomprensible, que no pod¨ªa hablar al ser humano salvo con los castigos y que no ofrec¨ªa consuelo ni misericordia, ¡°las dos palabras m¨¢s repetidas por Lutero¡±.
En cambio, la modernidad que se inicia con la Reforma y el Renacimiento resit¨²a al ser humano, que deja de verse desde s¨ª mismo. Adem¨¢s, impidi¨® que la palabra de Dios fuera expropiada al ser humano con la ins¨®lita prohibici¨®n de leer la Biblia y los castigos que impon¨ªa Roma a quienes desobedec¨ªan. ¡°Lutero dio una nueva ¨¦tica a la sociedad¡±, concluy¨® Villaca?as. Tambi¨¦n provoc¨® una nueva est¨¦tica en el arte, como se encarg¨® de se?alar, con m¨²ltiples ejemplos en pantalla grande, el pintor Miguel ?ngel Oyarbide.
El presidente del Ateneo, C¨¦sar Navarro, abri¨® los actos rememorando la tradici¨®n reformista y cr¨ªtica de la instituci¨®n que preside y los desencuentros de esta con el pensamiento totalitario, en especial cuando el dictador Primo de Rivera mand¨® encarcelar a todos sus directivos, encabezados entonces por Gregorio Mara?¨®n.
Julianillo en la hoguera
El luteranismo tuvo en Espa?a seguidores muy relevantes desde el principio, a veces tachados tambi¨¦n de erasmistas, lo que produjo un cataclismo teol¨®gico y social, que la Inquisici¨®n trat¨® de frenar llevando a la hoguera a muchos de sus promotores y callando de miedo a quienes se salvaban de sus garras. "Vivimos en tiempos tan dif¨ªciles que es peligroso hablar o guardar silencio", dijo antes de huir el gran pedagogo Juan Luis Vives. El obispo Carlos L¨®pez Lozano, prelado en Espa?a de la Iglesia Evang¨¦lica Reformada, lo subray¨® anoche recordando a unos de aquellos m¨¢rtires, Juli¨¢n Fern¨¢ndez, famoso como Julianillo. Marcelino Men¨¦ndez Pelayo le dedica varias p¨¢ginas en su imponente Historia de los Heterodoxos, relatando con regocijo nada cristiano c¨®mo fue sometido a tortura y quemado vivo ante una multitud en Sevilla.
Escribe el pol¨ªgrafo santanderino: "No se habr¨ªa producido aquel incendio (la difusi¨®n del protestantismo en Espa?a) sin la ayuda de un singular personaje, el m¨¢s activo de todos los reformadores, hombre de clase y condici¨®n humilde, pero de una terquedad y fanatismo a toda prueba, de un valor personal que rayaba en temeridad y de una sutileza de ingenio y fecundidad de recursos que verdaderamente pasman y maravillan. Este tipo de contrabandista puesto al servicio de una causa religiosa no era sevillano, ni andaluz siquiera, sino castellano viejo, de tierra de Campos. Dicen que era arriero, pero parece m¨¢s probable que adopt¨® este oficio para introducir con m¨¢s seguridad sus g¨¦neros de il¨ªcito comercio. Llam¨¢base Juli¨¢n Hern¨¢ndez, y por la peque?ez de su estatura le apellidaron los espa?oles Julianillo, y los franceses, Juli¨¢n le Petit. Su cuerpo era tan macilento, que parec¨ªa constar s¨®lo de piel y huesos. Muri¨® como hab¨ªa vivido. Fue al suplicio con mordaza y ¨¦l mismo se coloc¨® los haces de le?a sobre la cabeza, en presencia de mucha gente grave y docta, e de innumerable vulgo".
Con la frivolidad de la que hizo gala tantas veces, Men¨¦ndez Pelayo, por lo dem¨¢s un sabio imponente, contribuy¨® a la persecuci¨®n del protestantismo en Espa?a, con sa?a tambi¨¦n durante el franquismo, que envi¨® a incontable evang¨¦licos al pelot¨®n de fusilamiento. Sus tesis sobre la Reforma chocaron sobremanera con el pensamiento mayoritario en la Europa de su tiempo y resultan a¨²n m¨¢s extravagantes ahora que est¨¢n siendo asumidas y alabadas hasta por el papa Francisco. ¡°El protestantismo no es en Espa?a m¨¢s que la religi¨®n de los curas que se casan, as¨ª como el islamismo es la religi¨®n de nuestros escapados de presidio en ?frica¡±, lleg¨® a escribir don Marcelino.
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