Forma pura en pura forma

Sobre la fachada de un rascacielos neoyorquino se proyecta la clim¨¢tica persecuci¨®n de El moderno Sherlock Holmes (1924), cuando la c¨¢mara desciende bruscamente para centrarse en la persecuci¨®n real que se desarrolla a pie de calle. As¨ª empieza John Wick. Pacto de sangre, haciendo expl¨ªcito un referente en el que quiz¨¢ no cayeron quienes apreciaron la singularidad de ese primer John Wick (2014) que cay¨® como una inesperada tormenta de energ¨ªa sobre el reiterativo paisaje del blockbuster de acci¨®n. Al mismo tiempo, a trav¨¦s de ese movimiento de c¨¢mara, la pel¨ªcula se reivindica como forma pura, como lo hizo en su d¨ªa ese Mad Max: furia en la carretera, que se distanci¨® de la contempor¨¢nea tendencia a la gravedad y la hipertrofia narrativa del moderno cine espect¨¢culo apostando por la autosuficiencia del estilo para levantar su discurso.

Doble postmortem de Brandon Lee en el rodaje de El cuervo (1994) y ¨¢lter ego de Keanu Reeves para las escenas de riesgo de la trilog¨ªa Matrix, Chad Stahelski, de profesi¨®n especialista, debut¨® como director con John Wick (2014), pel¨ªcula que no lleg¨® a las salas espa?olas, pero que, poco a poco, fue adquiriendo cierta aureola de sorpresa an¨®mala en su g¨¦nero. A Stahelski y a su guionista Derek Kolstad les bastaba con una premisa nimia para proponer todo un mundo: un asesino de ¨¦lite retirado se venga, de manera implacable y unidireccional, de quienes le robaron el coche y mataron al perro que le regal¨® su difunta novia. Stahelski y Kolstad demostraban ser conscientes de que en el cine de acci¨®n todo fatuo psicologismo y toda frase subordinada no es m¨¢s que sobrepeso: sin remansos, la pel¨ªcula era una sucesi¨®n de coreogr¨¢ficas secuencias de acci¨®n, sostenidas sobre lac¨®nicos di¨¢logos y una ¨¢spera representaci¨®n de la violencia, que describ¨ªa un extra?o submundo de funcionamiento r¨ªgidamente codificado.

John Wick: Pacto de sangre ahonda en el desprecio a toda voluntad realista y refuerza un cierto esp¨ªritu slapstick en el sustrato c¨®mico de muchas situaciones ¨Cel tiroteo en la fuente del Lincoln Center, la pausa en el bar del hotel, el cl¨ªmax en la exposici¨®n de arte contempor¨¢neo-, sin olvidarse de a?adir nuevos trazos a la descripci¨®n de su universo criminal al margen. En su desenlace, la pel¨ªcula llega a tantear registros paranoicos, sugiriendo una visi¨®n del mundo como representaci¨®n que quiz¨¢ sea el punto de partida de su anunciada tercera entrega.