Masako Togawa, precursora del feminismo criminal japon¨¦s
Sexta entrega dedicada a descubrir la novela negra japonesa
Seguro que tras cinco entregas, m¨¢s de un seguidor de esta secci¨®n (supongo que alguno habr¨¢) se estar¨¢ preguntando si no hay literatura japonesa de g¨¦nero¡femenino.
La hay.
Y la hubo.
Aunque se hizo esperar m¨¢s que en Occidente.
Desde que la ficci¨®n detectivesca desembarc¨® en Jap¨®n a finales del siglo XIX siempre cont¨® con numerosas seguidoras. Y es que, gracias a la imposici¨®n de la educaci¨®n primaria durante el gobierno Meiji, a partir de la d¨¦cada de 1870 las mujeres tuvieron acceso a la cultura.
Para dar respuesta a su sed literaria,? aparecieron incluso g¨¦neros creados expresamente pensando en sus supuestos gustos e intereses, como la llamada ficci¨®n familiar (katei shosetsu) y la literatura para chicas, (shojo shosetsu). Obras con protagonistas femeninas que representaban el ideal de ryosai kenbo (buena esposa, madre sabia) con el que las autoridades pretend¨ªan preservar la moralidad de la mujer japonesa y sus roles tradicionales.
Tal vez por eso, muchas lectoras niponas rompieron con las convenciones de g¨¦nero aficion¨¢ndose al que nos ocupa. Y pese a su supuesta inmoralidad, cuando tuvieron hijos, les inculcaron su pasi¨®n por el crimen literario. Con el paso del tiempo, algunos de esos ni?os se dedicaron a la escritura, como Edogawa Ranpo, que si no fuera por las lecturas compartidas con su madre, probablemente jam¨¢s se habr¨ªa convertido en el padre del misterio literario japon¨¦s.
Pese a la indudable relevancia del papel de las mujeres en la popularizaci¨®n del g¨¦nero a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando naci¨® la ficci¨®n detectivesca nipona en las revistas de los a?os 20 y los 30 del pasado siglo muy pocas lo cultivaron.
Y no por discriminaci¨®n, que conste.
Como los editores de las revistas sab¨ªan que los relatos de misterio ten¨ªan mucho ¨¦xito entre las lectoras (estudiantes, sobre todo), algunos como el luego archiconocido novelista Seishi Yokomizo trataron de reclutar autoras para su publicaci¨®n en un intento por hacerse con el mercado femenino y repetir el ¨¦xito de damas del misterio occidental como Agatha Christie o Dorothy L. Sayers.
La mayor¨ªa de las contadas escritoras de misterio del per¨ªodo de entreguerras fueron mujeres pr¨®ximas al mundo editorial como la novelista Hirabayashi Taiko (1905-1972), m¨¢s conocida por sus obras de literatura proletaria, o la traductora Matsumoto Keiko (1891-1976), responsable de la traslaci¨®n al japon¨¦s de muchos de los textos de Agatha Christie.
En cualquier caso, estas colaboraciones se redujeron a apenas un pu?ado de relatos sin grandes diferencias respecto a los publicados por sus colegas, por lo que la presencia de autoras en los or¨ªgenes de la literatura de misterio japonesa fue m¨¢s que nada testimonial.
La P.D James japonesa
De hecho, no ser¨¢ hasta despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial cuando irrumpan con fuerza en la novela criminal. Una de las pioneras y m¨¢s conocidas (y la ¨²nica de su generaci¨®n en ser traducida por estos pagos) fue Masako Togawa (1933-2016), una polifac¨¦tica feminista.
Hu¨¦rfana de padre desde temprana edad, Togawa debut¨® muy pronto como cantante y regent¨® el Blue room, uno de los clubes m¨¢s conocidos de Tokio, durante d¨¦cadas. Pero no solo eso. Adem¨¢s, fue compositora, guionista, profesora de canto, actriz, soci¨®loga y, por supuesto, novelista.
La llamada P. D. James japonesa public¨® m¨¢s de treinta obras de g¨¦nero, con gran acogida entre la cr¨ªtica y el p¨²blico, tres de las cu¨¢les fueron traducidas por Ediciones B en los 90 y que hoy en d¨ªa solo se pueden encontrar en librer¨ªas de segunda mano.
Se trata de historias at¨®picas y corales, con personajes at¨ªpicos y psicol¨®gicamente complejos (especialmente los femeninos). Thrillers llenos de giros y finales imprevisibles de estilo inusitadamente experimental, como demuestra su ¨®pera prima: La llave maestra (1962).
?Qu¨¦ tienen en com¨²n un travesti atropellado, un beb¨¦ enterrado dentro de una maleta, un viol¨ªn desaparecido en los a?os 30 y el secuestro del hijo de un militar americano? Un bloque de apartamentos.
Para ser m¨¢s exactos, un bloque de 150 apartamentos para mujeres solteras en el Tokio de los a?os 50. Pero cuando desaparezca la llave maestra que abre todas las puertas, estos y otros secretos que hab¨ªan permanecido ocultos durante a?os saldr¨¢n a la luz.
As¨ª es la laber¨ªntica trama de este prodigioso rompecabezas criminal, donde se alternan multitud de historias, voces y momentos para crear y recrear de forma magistralmente polif¨®nica la vida de un grupo de mujeres japonesas durante la postguerra. Una joyita que, no obstante, requiere de gran concentraci¨®n para un lector occidental ya que, a los numerosos saltos temporales se le unen un buen pu?ado de nombres f¨¢cilmente confundibles que, sin embargo, no restan un ¨¢pice de inter¨¦s para todo aquel que quiera leer una novela diferente. El libro, que Togawa situ¨® en el lugar donde residi¨® durante su juventud, supuso su debut por la puerta grande, alz¨¢ndose con el prestigioso premio Edogawa Rampo.
Mucho m¨¢s accesible en todos los sentidos resulta Lady killer (1963), que arranca con una escena demoledora como pocas: el suicidio de una joven telefonista embarazada...
Embarazada de Hichiro Honda, un depredador sexual que lleva un Diario del cazador donde detalla todas sus conquistas. Pero cuando sus amantes empiezan a aparecer estranguladas y todas las evidencias lo se?alen, hasta el conquistador dudar¨¢ de su inocencia.
Una novela de venganza absorbente a caballo entre el suspense y el noir, de ritmo ¨¢gil y sorprendente desenlace en la que Masako Togawa retrata con crudeza los claroscuros de la sociedad japonesa de su tiempo, consiguiendo dotar de vida con unas pocas pinceladas a una galer¨ªa de personajes de muy diversa condici¨®n social (particularmente mujeres). Una feroz y salvaje cr¨ªtica al mito de Don Juan nominada al premio Naoki, bestseller internacional adaptado con gran ¨¦xito al cine y a la televisi¨®n.
La ¨²ltima obra traducida de Masako Togawa, Un beso de fuego (1985) es la menos conocida y, a mi juicio, la menos recomendable.
De esta forma, vemos como las novelas de Masako Togawa rompen dr¨¢sticamente con la tradici¨®n del pa¨ªs del Sol Muriente. Sus tramas, personajes y estructuras van mucho m¨¢s all¨¢ del enigma cl¨¢sico, que subyace incluso a la escuela social de Matsumoto.
Adem¨¢s, est¨¢ considerada un hito del feminismo en Jap¨®n, y su obra tuvo gran influencia sobre las escritoras del boom de los 90.
Por todo esto y mucho m¨¢s, los editores espa?oles deber¨ªan apresurarse a rescatar a Masako Togawa del olvido y, si te gusta el negro sin importar el g¨¦nero de su autor, no deber¨ªa faltar en tu colecci¨®n.
Sergio Vera Valencia es coordinador de las Casas Ahorcadas.
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