¡°El machismo persiste en orquestas de todo el mundo¡±
La int¨¦rprete que Karajan meti¨® con 23 a?os en la Filarm¨®nica de Berl¨ªn pese a la oposici¨®n frontal de los m¨²sicos, act¨²a en Madrid
El tiempo ha dado de sobra la raz¨®n a Herbert von Karajan con respecto a Sabine Mayer. Por algo el maestro se la jug¨® por ella. Corr¨ªa el a?o 1983 y quiso romper un tab¨². ¡°Lo que aprend¨ª a su lado, me ha servido para toda mi carrera. Fue el m¨²sico m¨¢s grande que he conocido en mi vida¡±, asegura hoy la int¨¦rprete alemana.
No le faltan motivos. La entonces jovenc¨ªsima clarinetista, con s¨®lo 23 a?os, despuntaba como un prodigio y el director se empe?¨® en meterla dentro de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn. De sus 120 miembros, 119 eran hombres con la ¨²nica excepci¨®n de la violinista Madeleine Caruzzo.
La mayor¨ªa de los m¨²sicos se opusieron frontalmente a la entrada de Meyer¡ Pero por su inexperiencia, dec¨ªan. O por miop¨ªa, podemos pensar hoy sin miedo a equivocarnos. El caso es que se abri¨® una crisis que a punto estuvo de hacer salir al l¨ªder. Fue una brecha m¨¢s que profunda. Tampoco es que Karajan representara el colmo de la modernidad. M¨¢s bien ha pasado a la historia, aparte de por su incre¨ªbles y visionarias dotes art¨ªsticas, como un paradigma de autoritarismo egoman¨ªaco. Y hab¨ªa algo contra lo que de ninguna manera transig¨ªa: no poner barreras al talento.
¡°Lo que aprend¨ª al lado de Karajan, me ha servido para toda mi carrera. Fue el m¨²sico m¨¢s grande que he conocido en mi vida¡±
Los m¨²sicos se enrocaron. Les amenaz¨® con no grabar los siguientes discos previstos y hacerles perder unos 27 millones de marcos de entonces (8,6 millones de euros). Gan¨® el pulso y con ello el del comienzo de una batalla por la igualdad y la apuesta por la juventud en una orquesta que comenzaba a parecer un geri¨¢trico eminentemente alem¨¢n.
Hoy, a sus 58 a?os, Sabine Meyer es una de las solistas m¨¢s reconocidas en todo el mundo. Ha colaborado con cerca de 300 orquestas desde entonces y se r¨ªe un poco de aquello. Act¨²a este lunes en Madrid ¨CAuditorio Nacional, junto a la orquesta sinf¨®nica Camera Musicae, con Tom¨¢s Grau como director y con el concierto para clarinete de Mozart KV 622- y ha preferido dejar atr¨¢s aquel episodio en concreto: ¡°Han pasado tantos a?os, que temo haberlo olvidado¡±, dice.
No porque le parezca algo superado. Si no porque le resulta m¨¢s urgente hablar de un presente en el que el machismo perdura: ¡°Ese cambio de mentalidad no se ha producido. Lo que me ocurri¨®, ese machismo, persiste en muchas orquestas y contra muchas mujeres en varias partes del mundo a?o tras a?o¡±, asegura. ¡°Como para tantas mujeres, algunos episodios de mi carrera han sido m¨¢s complicados para nosotras que para cualquier hombre. S¨®lo espero que el ejemplo de aquello anime a muchas a luchar y atreverse en consecuencia¡±.
Pero es Mozart, de nuevo, quien la trae de vuelta a Madrid despu¨¦s de que hayan pasado 18 a?os desde su ¨²ltima visita como solista. No como miembro de una orquesta o grupo de c¨¢mara. Tampoco como turista: ¡°Vengo a menudo a Espa?a. Adoro este pa¨ªs¡±. Mayer mantiene que hay que saber disfrutar de la vida para tocar el clarinete. ¡°Me encanta regresar para tocar este concierto de Mozart. Es sencillamente la mejor pieza para mi instrumento que se ha escrito nunca. Una obra maestra enriquecedora y excitante. Por m¨¢s que la toques, nunca suena igual¡±.
Lo escribi¨® para su amigo Anton Stadler, el mejor clarinetista de la ¨¦poca. Stadler busc¨® que se adaptara a la perfecci¨®n a un instrumento que acababa de dise?ar junto a Theodor Lotz. ¡°Ambos crearon el clarinete basset, que ten¨ªa cuatro tonos m¨¢s que el normal de entonces¡±. Es el instrumento que utiliza hoy Meyer y el que se fue imponiendo con toda normalidad por los siglos de los siglos. Algo que a¨²n le queda a la igualdad de la mujer en un mundo ¨Cel de las orquestas- donde perduran inc¨®modas barreras.
Babelia
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