El primer ¡®talk-show¡¯ que se emite en 190 pa¨ªses al mismo tiempo

El d¨ªa que Trump gan¨®, Chelsea Handler sali¨® a presentar su programa sin tratar de enga?ar al espectador con un ¡°todo va bien¡±. No era capaz de contener las l¨¢grimas. Durante meses, la humorista de lengua viperina hab¨ªa hecho campa?a por Clinton, y, junto al resto de c¨®micos, se hab¨ªa burlado repetidamente de las posibilidades de Trump. Incluso hab¨ªa asegurado que, si el republicano ganaba, se mudar¨ªa a su chalet de Mallorca. Pero la realidad le dio una bofetada. Mientras entrevistaba a la senadora Barbara Boxer, la impotencia se apropiaba de ella.

Aquel episodio se convirti¨® en su div¨¢n para superar la resaca y afrontar la depresi¨®n. Casi sin buscarlo, la realidad con la que hab¨ªa impregnado al primer programa de entrevistas de Netflix le hab¨ªa hecho, tras 40 episodios, alcanzar su voz m¨¢s personal. El humor era secundario. Llegar¨ªa solo.

Chelsea es casi un talk-show deconstruido, un experimento moderno y global que se emite en 190 pa¨ªses. Un d¨ªa, Eddie Izzard explica el Brexit; otro, Handler pasea por M¨¦xico con Diego Luna para beber mezcal y comprender la tauromaquia, y la semana pasada viajaba a Par¨ªs para comprender a Le Pen.

Aqu¨ª Chelsea puede decir 'no' a las aburridas entrevistas a famosos que le hab¨ªan hecho abandonar el formato. Ahora solo invita a personajes por quienes sienta curiosidad. Esa libertad le hace afrontar diversos temas con calma y profundidad. En un programa celebra una cena sobre feminismo y en otro cita a Shannen Doherty y su onc¨®logo para hablar sobre c¨¢ncer durante 20 minutos. Nada de Melrose Place. Esas ganas por comprender lo desconocido le lleva tambi¨¦n a alucinar frente a las c¨¢maras puesta de Ayahuasca, hacer apolog¨ªa del alcohol o hablar de una maternidad a la que se opone.

Solo su presentadora define Chelsea, para lo bueno y lo malo. Handler no es para cualquier paladar: es contestataria, protagonista y un tanto prepotente. Es una mujer con car¨¢cter hecha a s¨ª misma. Pero, sobre todo, cuenta con dos cualidades que le hacen la perfecta anfitriona: su sinceridad y su curiosidad. Echando mano de ellas transforma este formato a veces encorsetado cada semana.