Los Taviani completan a Pasolini

Que el cr¨¢pula, p¨¦rfido y brillante Pier Paolo Pasolini se fijara en el cl¨¢sico de la literatura medieval Decamer¨®n para componer una pel¨ªcula entra dentro del m¨¢s natural de los encuentros art¨ªsticos y humanos. Un libro procaz, saludablemente sinverg¨¹enza y esencialmente libertario, y libertino, para un cineasta y poeta con semejantes esencialidades en su oficio y en su vida personal.

Que los ancianos hermanos Paolo y Vittorio Taviani, sabios del terru?o, ex¨¦getas del poder y sus maldades, de 85 y 87 a?os, respectivamente, y en principio lejos ya de las ansias de provocaci¨®n, se hayan fijado de nuevo en Boccaccio y su Decamer¨®n, escrito entre 1351 y 1353, conociendo adem¨¢s la cima cinematogr¨¢fica que se le supone a Pasolini, resulta bastante m¨¢s sorprendente. Y, sin embargo, Maravilloso Boccaccio, aun siendo menor respecto de la versi¨®n de Pasolini, El Decamer¨®n (1971), se configura como un notable complemento, como una visi¨®n paralela, menos ¨¢cida, m¨¢s serena, pero igualmente interesante.

Pasolini escogi¨® para su pel¨ªcula nueve de los 100 cuentos que componen el t¨®tem de Boccaccio. No por casualidad, algunos de los m¨¢s escatol¨®gicos, licenciosos, lascivos y sacr¨ªlegos. Y en su representaci¨®n, con abundante fornicio, se incluyeron incluso planos cerrados de penes erectos prestos para la batalla. Los Taviani, sin embargo, entre las cinco f¨¢bulas elegidas, se han quedado con las m¨¢s rom¨¢nticas y tr¨¢gicas, y solo con una de las m¨¢s insolentes, la de la abadesa del convento de monjas con los pantalones de su amante como velo. Eso s¨ª, comparar esta pieza con La historia de Masetto de Lamporecchio, incluida en la de Pasolini, tambi¨¦n sobre la sexualidad de las monjas, puede funcionar como paradigma de ambos estilos: una tiene un humor tenue, travieso pero casi ingenuo, y la otra es ferozmente viciosa.

Mientras Pasolini prefiri¨® la urgencia de la c¨¢mara en mano, la movilidad casi continua, los Taviani, utilizando como hilo conductor la narraci¨®n enmarcada del libro de Boccaccio, se apuntan en su puesta en escena a un pulcro academicismo, lo que quiz¨¢ le otorgue un aspecto m¨¢s a?ejo, acudiendo a una imagen de corte pict¨®rico, plena de colores, y enlazando as¨ª con la obra de pintores del renacimiento italiano como Masaccio, Giotto y Botticelli. Mientras, Pasolini, con su fiel Dante Ferreti como director art¨ªstico, se zambull¨® en la suciedad de la sociedad y en la deformidad de los cuerpos.

Los directores de las sensacionales Padre padrone, La noche de San Lorenzo y, en su ¨²ltima fase, de la magn¨ªfica C¨¦sar debe morir (2012), han compuesto un paseo por el amor y la muerte, presentes en la obra de Boccaccio. Pasolini, en cambio, se qued¨® con la lujuria.