La ¡®space¡¯ picaresca
James Gunn no sucumbe a la verborrea trascendente del tebeo, pero s¨ª integra en su segunda pel¨ªcula buena parte del potencial de las historietas para el delirio imaginativo
GUARDIANES DE LA GALAXIA, VOL.2
Direcci¨®n: James Gunn.
Int¨¦rpretes: Chris Pratt, Zoe Salda?a, Kurt Russell, Sylvester Stallone.
G¨¦nero: ciencia-ficci¨®n. Estados Unidos, 2017
Duraci¨®n: 137 minutos.
Todo lector que se haya acercado a ese universo sabe que, en una historieta de Guardianes de la Galaxia ¨Co de alguno de sus miembros en solitario-, cualquier cosa puede suceder. Por ejemplo, como ocurr¨ªa en Una cuesti¨®n de necesidad, aventura de Starlord escrita por Chris Claremont y dibujada por Carmine Infantino, que una nave espacial capaz de transmutarse en mujer rememore en mon¨®logo interior, a lo largo de cuatro p¨¢ginas, su pasado como supernova traumatizada por el exterminio c¨®smico de los cuerpos celestes que la rodeaban. Por fortuna, el cineasta James Gunn no sucumbe a la verborrea trascendente de ese trabajo, pero s¨ª integra en su segunda pel¨ªcula de la saga buena parte del potencial de las historietas para el delirio imaginativo: un planeta con la cara de Kurt Russell es un tipo de aliciente que uno no suele encontrarse en una pel¨ªcula Marvel al uso.
A la hora de definir una identidad propia capaz de diferenciarse de los imaginarios m¨¢s o menos cercanos de la ciencia-ficci¨®n humanista de Star Trek y de la ¨¦pica de Star Wars, Gunn ha tomado la liberadora decisi¨®n de recorrer la distancia que separa a la space opera de una suerte de space picaresca, en la que este trabajo se sumerge de manera incluso m¨¢s concienzuda que en su primera entrega: es un peque?o hurto del Mapache Cohete lo que desencadena uno de los conflictos principales del relato. El cineasta, no obstante, contrapesa sus ganas de juego anclando la extremada est¨¦tica discolis¨¦rgica de la propuesta -?un cruce entre Steve Ditko y una portada de Meco?- con conflictos humanos quiz¨¢ demasiado descifrables: se le podr¨ªa reprochar a la pel¨ªcula no ser demasiado alien¨ªgena en su empe?o de reducir sus lances a reconocibles y algo t¨®picos conflictos paternofiliales o a tensiones fraternales.
Que la primera gran secuencia de acci¨®n de Guardianes de la Galaxia 2 suceda, borrosa, a fondo de plano mientras Beb¨¦ Groot desarrolla un baile bufo en primer t¨¦rmino solo es uno de los muchos gestos significativos de una pel¨ªcula que tiene hasta un inconsciente psicoanalizable: en su sustrato ¨Cy en su dise?o de producci¨®n- parece librarse un pulso entre una cultura popular pura e ingenua ¨Clos mixtapes, David Hasselhoff- y su depredaci¨®n por parte de una alta cultura impostada ¨CJeff Koons, Gunther Von Hagens, referentes est¨¦ticos del villano-. De momento, James Gunn parece ser el ¨²nico autor capaz de habilitar un territorio expresivo propio en el seno de Marvel Studios.
Babelia
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