Ulises, el h¨¦roe embustero
En el mundo heroico de duelos singulares y brutales choques, descrito por Homero en sus ¨¦picos poemas, tambi¨¦n hay espacio para movimientos m¨¢s oblicuos como la mentira y el enga?o.
La literatura occidental arranca con dos composiciones ?¡ªla Il¨ªada y la Odisea¡ª que abordan el mito griego por excelencia: el de la guerra de Troya. La ciudad que, tras una d¨¦cada de asedio por parte de una alianza de guerreros griegos, sucumbi¨® ante el enga?o del proverbial caballo de madera. En el mundo heroico de duelos singulares y de brutales choques cuerpo a cuerpo descrito por Homero, tambi¨¦n hay espacio para movimientos m¨¢s oblicuos, como la mentira (pseudos) y el enga?o (apate). Estos recursos abocan a la lethe, palabra que en principio significa ¡°olvido¡± pero que tambi¨¦n indica un fallo en la percepci¨®n de algo y forma parte del t¨¦rmino que los griegos usaban para ¡°verdad¡±: aletheia, es decir, la no-lethe o ausencia de cosas ocultas.
Es la falta de conciencia de que en el vientre del caballo de madera se encontraba un destacamento de feroces guerreros griegos lo que sell¨® el destino de la ciudad de Troya, y de este modo tal enga?o ¡ªuna acci¨®n desesperada llevada a cabo cuando todo esfuerzo b¨¦lico se hab¨ªa demostrado infructuoso¡ª pas¨® a ser celebrado como la m¨¢s colosal estratagema de la literatura. Pero mientras que en nuestra visi¨®n de los c¨®digos heroicos no es dif¨ªcil encajar la apate, resulta llamativo observar que en los poemas hom¨¦ricos sus personajes recurren decididamente al pseudos cuando es preciso.
Desde el comienzo de la Il¨ªada, tanto Zeus como Agamen¨®n, caudillo de las fuerzas griegas, no dudan en poner en marcha los resortes de la mentira: tras a?os de infructuoso combate, el h¨¦roe Aquiles se ha retirado de la contienda debido a una ofensa de Agamen¨®n, por lo que ruega a Zeus vengue la afrenta. Decidido a honrar al h¨¦roe, Zeus planea llevar al desastre al ej¨¦rcito griego y con este prop¨®sito env¨ªa a Agamen¨®n un sue?o en el que le empuja a entrar en combate: los dioses est¨¢n de su parte ¡ªmiente el dios¡ª y ¡°ha llegado el momento de tomar la ciudad de los troyanos¡±. Aunque la falacia de Zeus ha surtido el efecto deseado en la plana mayor de los griegos, con Aquiles ausente, la idea de lanzar un ataque se antoja suicida, por lo que Agamen¨®n recurre tambi¨¦n al embuste con la intenci¨®n de obtener una respuesta positiva por parte de sus combatientes: ¡°Zeus nos ordena la vuelta; vergonzoso ser¨¢ que los hombres venideros sepan que nuestro ej¨¦rcito se retir¨® sin siquiera vislumbrar el fin de Troya¡±. Sin embargo, el deseo de vuelta de los griegos arruina los planes de Agamen¨®n y s¨®lo la intervenci¨®n del astuto Ulises pone freno a la desbandada.
Frente al resto de h¨¦roes, definidos por sus virtudes guerreras y su capacidad de combate, Ulises es caracterizado por sus cualidades internas, destacando sobre todo su metis (¡°sagacidad¡± o ¡°inteligencia pr¨¢ctica¡±), motivo por el cual es el hombre indicado para todo tipo de misiones delicadas, como embajadas, labores de espionaje o emboscadas. As¨ª pues, con la derrota merodeando por el campamento griego, es a ¨¦l a quien encomiendan la tarea de traer a Aquiles de vuelta a la batalla. En presencia del col¨¦rico h¨¦roe, Ulises despliega con destreza una bater¨ªa de argumentos que, uno tras otro, se estrellan contra la voluntad inquebrantable del guerrero; entonces Ulises, que se reserva un ¨²ltimo as en la manga, recurre a la mentira: el pr¨ªncipe troyano H¨¦ctor, el m¨¢s fiero de sus enemigos, proclama orgullosamente que no existe griego capaz de igualarse a ¨¦l en el combate. La respuesta de Aquiles es tan franca como su determinaci¨®n de no volver al combate y como el desprecio que muestra hacia Ulises con estas palabras: ¡°Aquel que esconde una cosa en sus entra?as pero dice otra me resulta tan aborrecible como las puertas del Hades¡±. La mentira, la ocultaci¨®n y el enga?o no forman parte del c¨®digo del viejo h¨¦roe que Aquiles representa, pero lo cierto es que ser¨¢n esas cualidades las que acaben derribando las murallas de Troya, cuando Aquiles tan solo sea una sombra m¨¢s en el infierno que tanto aborrece.
La ambig¨¹edad y la sagacidad de las acciones aparecen amparadas bajo la sombra de dos magn¨ªficos dioses: Hermes y Atenea
La metis griega abarca aspectos tan contradictorios para nosotros como lo verdadero y lo falso, y es la vertiente enga?osa de su inteligencia la que hace que por los recovecos de la tradici¨®n m¨ªtica se haya proyectado una luz negativa sobre Ulises; una luz que a veces se complace en iluminar sus trampas y actitudes menos heroicas. Esa corriente contraria se plasm¨® principalmente en las obras de los autores tr¨¢gicos, como en las de S¨®focles Filoctetes (que gira en torno al arquero abandonado en una isla a causa de la fetidez provocada por la mordedura de una v¨ªbora) o ?yax (el h¨¦roe que se suicida al no soportar que no le concedan las armas del fallecido Aquiles), donde el personaje de Ulises aparece perfilado bajo las trazas de un villano.
Sin embargo, en la ¨¦pica hom¨¦rica la ambig¨¹edad y sagacidad de sus acciones aparecen amparadas bajo la sombra de dos magn¨ªficos dioses. Por un lado Hermes, el dios cuyas primeras palabras al nacer fueron: ¡°Padre Zeus, te ser¨¦ franco, ya que no s¨¦ mentir¡±; lo que era falso. Por otro, la inteligente diosa Atenea, quien celebra y declara compartir con Ulises sus recursos mentales cuando el h¨¦roe se presenta ante ¨¦l fingiendo ser otro: ¡°Embaucador y maestro de enga?os. ?Es que no puedes prescindir de las mentiras que te son tan queridas? Ambos sabemos muchas argucias. T¨² entre los humanos eres el mejor en ingenio y palabras, y yo entre los dioses tengo fama por mi astucia y mis ma?as¡±. Oportunamente, Ulises fing¨ªa ser cretense, lo que para los antiguos griegos era sin¨®nimo de embustero, tal y como ha quedado cristalizado en la c¨¦lebre paradoja l¨®gica del sabio cretense que afirmaba que todos los cretenses ment¨ªan.
Ulises comparte adem¨¢s con Hermes y Atenea ¡ªas¨ª lo ha se?alado Pietro Citati en su magn¨ªfico Ulises y la Odisea. El pensamiento iridiscente¡ª un reino al que cualquier otro h¨¦roe ¨¦pico es ajeno: el del artesanado. El artesano sopesa cada elemento, lo maneja y lo trabaja con t¨¦cnica cuidadosa con el prop¨®sito de fabricar algo que no existe en la naturaleza. Con la minuciosidad del artesano Ulises ha construido, por ejemplo, el lecho que permanece clavado a la tierra en su palacio o la balsa con la que ha surcado en solitario las olas de un mar enemigo, pero sobre todo ha fabricado las dos obras maestras que desaf¨ªan la aletheia: el caballo de Troya; y los fabulosos relatos de c¨ªclopes, sirenas y diosas solitarias que el rey de ?taca narra en los versos de la Odisea.
?scar Mart¨ªnez es profesor de griego en el IES Julio Caro Baroja de Fuenlabrada. Es traductor de Homero y autor de ¡®H¨¦roes que miran a los ojos de los dioses¡¯ (Edaf).
Babelia
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