¡®S¨¦ qui¨¦n eres¡¯ y el escalofr¨ªo final
Los ¨²ltimos minutos de la serie han sido poes¨ªa. Con esa m¨²sica ¨¦pica, esos paisajes, ese encadenado de im¨¢genes. Este art¨ªculo incluye 'spoilers'
"Esto no va de qui¨¦nes queremos ser, sino de qui¨¦nes somos".
Los ¨²ltimos minutos de S¨¦ qui¨¦n eres son poes¨ªa. Con esa m¨²sica ¨¦pica, esos paisajes, ese encadenado de im¨¢genes. Y, como ocurre en la vida, los malos ganan.
La serie de Telecinco plante¨® un juego a los espectadores. De su mano, hemos ido resolviendo acertijos, conociendo personajes, adentr¨¢ndonos en sus silencios, en sus palabras, en sus acciones, en sus secretos. Un juego que empez¨® con una gran pregunta y termin¨® contestando otra. Y que comenz¨® con los personajes en un punto y concluye con ellos en otro muy diferente. Quien entrara en ese juego, se lo habr¨¢ pasado muy bien.
Ha sido una partida reposada, tranquila, un oasis en un mundo de supervivientes y grandes hermanos, de gritos. S¨¦ qui¨¦n eres exig¨ªa pensar y tener voluntad de entrar en el juego y participar activamente en ¨¦l. Terminar cada episodio con un pu?ado de preguntas que invitaban a otras tantas suposiciones. A quienes han llegado hasta el final, el tablero de ajedrez les ha regalado un jaque mate inesperado y valiente que ha dado la victoria a las fichas negras. Negras negr¨ªsimas.
Pero aunque el final ha sido brillante, antes vinieron momentos de demasiadas vueltas en este juego. La serie arranc¨® con buen pulso y unos interrogantes que planteaban el misterio del thriller que es. Pasado el ecuador las preguntas de qu¨¦ hab¨ªa pasado con Ana Saura y si la amnesia de Juan El¨ªas era real o fingida ten¨ªan respuesta, lo que obligaba a virar hacia otra pregunta: ?qui¨¦n ha intentado asesinar a Alicia? En algunos momentos pareci¨® que la historia se estiraba demasiado y que se daba vueltas sobre lo mismo sin avanzar. Pero de vez en cuando, un pasito adelante, y as¨ª hasta un largo cap¨ªtulo final que, curiosamente, no se hizo tan largo.
El ¨²ltimo cap¨ªtulo guardaba giros varios y una conclusi¨®n que, por suerte, no ha gustado a todos. Seguramente, tampoco lo pretend¨ªa. No ganan los buenos. No se hace justicia. Juan El¨ªas no pagar¨¢ por lo que ha hecho. Ana Saura se pasa al lado oscuro. Pol y Alicia tendr¨¢n que vivir cargando en su conciencia con todo lo que saben. Y, sin embargo, la vida para ellos sigue en una barbacoa con la familia m¨¢s disfuncional que uno se pueda imaginar. Todo apariencias. Todo mentiras. Como la vida misma.
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