La guerra en el ADN

Un di¨¢logo autista entre una parte de Occidente, rentista de un expolio sin caducidad, y otra de Oriente Pr¨®ximo, diezmada para controlar sus recursos. Miguel del Arco ha escrito una comedia entrada en harina de actualidad, en la que a la ¨®ptica de quienes cortan el bacalao contrapone la del pobre bicho en salaz¨®n.

En Refugio, la familia de un pol¨ªtico cuyo bolsillo ha engrosado en el ejercicio de su cargo, acoge a un refugiado ¨¢rabe en estado de shock:?el Mediterr¨¢neo se trag¨® a su mujer e hijos. Del Arco crea un pu?ado de arquetipos (el representante p¨²blico corrupto, su esposa, en crisis existencial; el reto?o terrible de ambos, la hija contestataria, la suegra enojosa, todos ellos frente a una versi¨®n culta del buen salvaje: Kaspar Hauser, adoptado por la manada de lobos) y los pone en una situaci¨®n cuya irrealidad subrayan sucesivas rupturas del espaciotiempo y de la l¨®gica esc¨¦nica. Se trata aqu¨ª de simbolizar el abismo entre extractores y empobrecidos, entre causas y efectos.

La obra oscila entre el costumbrismo con el que Del Arco aborda las discusiones familiares y el onirismo con el cual representa el mundo de Farid que, a pesar de su ensimismamiento, parece estar m¨¢s en la m¨¦dula de las cosas que su moralmente mezquina familia de acogida.

No acaban de estar bien resueltos conceptualmente estos saltos con pirueta entre el lenguaje realista y el aleg¨®rico, salvados por la fulgurante puesta en escena, que pivota en torno a una habitaci¨®n c¨²bica cuya pared de cristal marca la linde entre estar a resguardo y a la intemperie. Dentro del eficaz reparto, sobresale el Farid abisal de Ra¨²l Prieto.?