Luisa Valenzuela: ¡°Argentina es una naci¨®n de poetas y can¨ªbales¡±
La escritora argentina reivindica la imaginaci¨®n, la educaci¨®n y el humor para enfrentar ¡°a un sistema econ¨®mico que nos est¨¢ devorando¡±

Solo tres mujeres han inaugurado la Feria del Libro de Buenos Aires, la m¨¢s concurrida de Am¨¦rica Latina. La ¨²ltima fue la escritora Luisa Valenzuela (Buenos Aires, 1938), en la apertura de la 43 edici¨®n. En su discurso advirti¨® que vivimos en "la era de la posverdad", tiempos "de un ubicuo Moloch, ese monstruo b¨ªblico con panza de fuego que traga a los nuevos desamparados y los multiplica: trabajadores desplazados, estudiantes, docentes, investigadores, inmigrantes, hasta mujeres". D¨ªas m¨¢s tarde, entrevistada en su casa, Valenzuela vuelve a criticar el rumbo de Argentina y el mundo -"me perturba que somos v¨ªctimas de un sistema econ¨®mico que nos va a devorar, que nos est¨¢ devorando"-, pero a su vez se muestra esperanzada por la respuesta de la sociedad. "Tengo fe en los argentinos porque los veo reaccionar. Hubo muchas manifestaciones y el Gobierno ha tenido que dar marcha atr¨¢s muchas veces", dice la autora de El Ma?ana y Cambio de armas.
"El apetito de los argentinos por la cultura y la educaci¨®n est¨¢, pero hay que saciarlo"
Hija de la escritora Luisa Mercedes Levinson, Valenzuela vivi¨® en un ambiente literario desde su infancia. "(Jorge Luis) Borges ven¨ªa mucho (a casa), de hecho escribi¨® un cuento en colaboraci¨®n con mi madre, La hermana de Elo¨ªsa. Y tambi¨¦n (Ernesto) Sabato y muchos exiliados espa?oles, como Arturo Cuadrado y Lorenzo Varela", recuerda sobre aquellos a?os. "Para m¨ª era una Buenos Aires muy excitante y divertida, pero no tanto por lo literario sino por el grupo de amigos que ten¨ªa y los recorridos por los bajos fondos que hac¨ªamos todas las noches", aclara.
A los 19 a?os, vio publicado su primer cuento, "Ese canto", en la prestigiosa revista Ficci¨®n, pero asegura que no exist¨ªa el mismo inter¨¦s por los escritores j¨®venes como ahora: "Esa Buenos Aires tan literaria no le prestaba tanta atenci¨®n a los j¨®venes como esta Buenos Aires menos literaria de hoy. La juventud no era a¨²n una moneda de cambio. Al contrario, te miraban con desconfianza". Aunque admite que cada vez lee menos literatura, Valenzuela sigue de cerca a las nuevas generaciones y celebra la multiplicaci¨®n de las peque?as editoriales como contrapartida a la concentraci¨®n de las grandes.
"La Feria est¨¢ muy linda. El apetito de los argentinos por la cultura y la educaci¨®n est¨¢, pero hay que saciarlo, darles posibilidades de tener acceso a los libros sin inversiones feroces, sin tener que usar el presupuesto familiar para poder educarse", observa.
Entre los nuevos autores, aplaude el auge de mujeres. "Me gusta la valent¨ªa de muchas escritoras, su actitud decidida. No est¨¢n escribiendo sobre las ¨¦lites sino sobre los marginados, est¨¢n creando empat¨ªa", afirma y pone como ejemplo a Mariana Komiseroff, a la que conoci¨® la semana pasada. Cree que es pronto para saber si la mayor visibilizaci¨®n de las autoras argentinas se mantendr¨¢ en el tiempo e ir¨¢ acompa?ada de un reconocimiento del que carecen otras m¨¢s veteranas. "A algunas las van rescatando, como Sara Gallardo, Silvina Ocampo, pero est¨¢n tambi¨¦n Elvira Orph¨¦e, Mar¨ªa Granata, Beatriz Guido, Estela Canto, que son escritoras muy importantes, de ruptura", reivindica.
"Siempre me molest¨® de los argentinos nuestra necesidad de gratificaci¨®n inmediata"
La casa de Valenzuela tiene reminiscencias mexicanas y los tres loros de su jard¨ªn llevan a pensar en Frida Kahlo. M¨¦xico fue una de las ciudades en la que esta escritora n¨®made pas¨® largas temporadas. Tambi¨¦n vivi¨® en Par¨ªs, en Nueva York y en Barcelona. "Mi lugar ideal en el mundo es donde est¨¢s con las m¨¢scaras porque entonces est¨¢s en todas partes", dice la autora de Cuidado con el tigre y Cola de lagartija en la enorme sala donde escribe, con las paredes repletas de libros y m¨¢scaras tra¨ªdas de todo el mundo.
Pero incluso lejos de su tierra natal, su escritura se nutre siempre de la savia de Argentina, ese pa¨ªs al que describe como "rico en variedad y sorpresas, no siempre positivas". "Una cosa que siempre me molest¨® de los argentinos es nuestra necesidad de gratificaci¨®n inmediata, por eso se tragan cualquier cosa, agarran las promesas porque piensan que va a ser as¨ª", critica Valenzuela. Recuerda que en 1986 escribi¨® un art¨ªculo en el New York Times en el que describ¨ªa a Argentina como "una naci¨®n de poetas y can¨ªbales" ya desde sus inicios, desde la expedici¨®n en la que participaron Juan D¨ªaz de Solis y el poeta Mart¨ªn del Barco Centenera en 1516. "Del Barco Centenera es el poeta que dio nombre al pa¨ªs, escribi¨® La Argentina llena de tritones y nereidas, mientras a Sol¨ªs se lo comen los indios en el R¨ªo de la Plata. Ah¨ª seguimos, canibaliz¨¢ndonos los unos a los otros y poetizando al mismo tiempo", describe.
"Un pa¨ªs eternamente nuevo"
Se enoja al pensar que "nos estamos dejando de nuevo canibalizar" y critica decisiones del macrismo como la reducci¨®n de presupuesto en programas culturales y educativos y el r¨¢pido endeudamiento del pa¨ªs, adem¨¢s del fallo "inadmisible" de la Corte Suprema que redujo la condena de un represor de la dictadura. "?Por qu¨¦ les molesta algo que fue aplaudido en todo el mundo? ?Por qu¨¦ este empecinamiento en reventar todo lo anterior? ?Qu¨¦ es eso argentino que no puedes construir sobre lo ya construido y tienes que romper todo y construir de nuevo?", se pregunta en voz alta. "Eso es tambi¨¦n Argentina, un pa¨ªs nuevo, eternamente nuevo y no lo digo para bien".
Para combatir a los poderes econ¨®micos, la presidenta del Centro PEN Argentina propone tres armas: imaginaci¨®n, educaci¨®n y humor. Disfruta con esta ¨²ltima, como se hace evidente a lo largo de toda la charla, en la que Valenzuela no para de bromear. "Para m¨ª el humor es imprescindible", confiesa. "Sin humor negro, grotesco, ?c¨®mo enfrent¨¢s algunas situaciones?, ?c¨®mo escrib¨ªs sobre las torturas? De golpe yo hac¨ªa un peque?o chiste ah¨ª, pero era necesario, era el alivio c¨®mico para poder seguir adelante", detalla sobre la redacci¨®n de sus obras. El humor le sirve tambi¨¦n "para desconcertar a los poderosos", dice, al rememorar la conferencia que dio ante banqueros en Punta del Este a los que arroj¨® bolsas de papel picado en representaci¨®n del dinero.
Por fuera de la ficci¨®n, reclama devolver el prestigio perdido a la figura del intelectual, a aquel que pueda "plantear un problema y mirarlo desde distintos ¨¢ngulos, no dar soluciones". "Se nos perdi¨® (Carlos) Fuentes, ah¨ª hab¨ªa un intelectual de ese tama?o", lamenta.
Valenzuela califica como "dif¨ªciles" sus novelas y cree que ese es uno de los motivos por los que no es una autora masiva. "Tambi¨¦n porque soy inc¨®moda, me gusta moverle el piso al lector, generarle dudas, reflexi¨®n, cuestionamiento. Por eso me interesa la literatura que genera eso. Yo no soy fan¨¢tica de Cien a?os de soledad, a m¨ª me gusta El oto?o del patriarca", afirma, en referencia a las obras de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. Augura que esa literatura inc¨®moda seguir¨¢ siendo necesaria: "Yo escribo para entender, para ver un poco m¨¢s claro. No pod¨¦s hacer grandes cambios, pero pod¨¦s ayudar a que el otro tome conciencia".
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