La orquesta con nombre de ¨¢rbol milenario
Vuelve la senegalesa Baobab diez a?os despu¨¦s de su ¨²ltimo disco
Desde Made in Dakar, hace diez a?os, que la Orquesta Baobab no daba se?ales de vida discogr¨¢fica. Sin disco aunque con presencia habitual en clubes nocturnos de Dakar como el Must o el Just 4 U. En 1970, unos m¨²sicos que se juntaban los s¨¢bados para tocar en el Baobab de la capital senegalesa, tomaron prestado el nombre de aquel local cuya decoraci¨®n simulaba el interior del ¨¢rbol milenario. Del baobab se dice que posee propiedades curativas y que es un s¨ªmbolo de resistencia. Y la orquesta sigue fiel a su estilo con el cantante y percusionista Balla Sidibe tirando del carro ahora que, por cansancio o defunci¨®n, faltan otros veteranos. El t¨ªtulo de su nuevo disco, Tribute to Ndiouga Dieng, rinde precisamente homenaje a uno de los cantantes fallecido en noviembre. La Baobab, que por primera vez integra una kora y un tromb¨®n, ha contado con Thione Seck, uno de sus primeros cantantes, y con Cheikh L?, siempre con sus trenzas enmara?adas y las ropas coloridas hechas con trozos de distintas telas.
Casi toda la culpa la tiene el ingl¨¦s Nick Gold, productor de Buena Vista Social Club. A principios de siglo, Gold, que ya hab¨ªa publicado antiguas grabaciones en cuatro pistas de la orquesta senegalesa en el disco Pirates choice, logr¨® reunir de nuevo a la disuelta Baobab. No fue f¨¢cil convencer a los m¨²sicos, tras casi tres lustros en el dique seco, para que se embarcaran en una gira europea: el guitarrista Barth¨¦l¨¦my Attisso, por ejemplo, ejerc¨ªa como abogado en Togo; el cantante Rudy Gomis dirig¨ªa una escuela de idiomas. Tanto manos como mentes estaban un poco anquilosadas. A¨²n as¨ª sali¨® un magn¨ªfico Specialist in All Styles, con material in¨¦dito, en el que particip¨® Ibrahim Ferrer.
Cuando Youssou N?Dour era un ni?o en la medina, la escena musical de Dakar, un basti¨®n de la colonizaci¨®n francesa, viv¨ªa a ritmo cubano. En clubes como el Miami Bar, el Sahel o el Kilimanjaro, caderas y pies se mov¨ªan con n¨²meros de los Matamoros o la Orquesta Arag¨®n. Discos de mambos, guajiras, rumbas y chachach¨¢s entraban por los puertos. Y se escuchaban arrebatadoras adaptaciones de El carretero, El manisero o Guantanamera en las que m¨¢s que entenderse se pod¨ªan intuir palabras en espa?ol: la m¨²sica bailable de Senegal estuvo claramente marcada por la de Cuba hasta los a?os setenta.
A finales de esa d¨¦cada, la Star Band comenz¨® a desarrollar a partir de los tambores sabar y tama el exitoso mbalax [se pronuncia embalaj] urbano, que har¨ªan tambi¨¦n suyo grupos como Etoile de Dakar (y Youssou N?Dour). La Orquesta Baobab, con su mezcla musical de Cuba y ?frica Occidental ya pasada de moda, lo vio claro: ¡°A las mujeres les gusta este tipo de baile y, all¨ª donde van ellas, les siguen los hombres¡±. La Baobab es un vestigio de tiempos postcoloniales e incipientes independencias en el continente africano. Hoy, en suburbios complicados de Dakar, como Gu¨¦diawaye o Pikine, los chicos andan con el hip hop. Aunque ellos probablemente lo ignoren, no hacen otra cosa que recuperar el tradicional tassou de sus antepasados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.