El Cristo de Salvador Dal¨ª que hered¨® la repudiada hija de Gala, a subasta
La escultura pas¨® a manos de C¨¦cile ?luard tras el fallecimiento del pintor en 1989
La producci¨®n art¨ªstica de Salvador Dal¨ª (Figueres, 1904) es prol¨ªfica: cientos de cuadros desde su etapa de juventud hasta poco antes de morir en 1989. Pero tambi¨¦n realiz¨® un buen n¨²mero de esculturas de diferentes tama?os y materiales. Dal¨ª creaba sus producciones en cera que luego se fund¨ªan en metal, sobre todo en bronce, y se acababan patinando o pintando. En 1966 cre¨® Cristo Hiperc¨²bico en el que la figura de Jesucristo lleva sobre el hombro una de las famosas cruces que tanto le gustaban al artista resultado de proyectar las seis caras de un cubo regular en las distintas direcciones y que hab¨ªa pintado en obras tan conocidas como El Cristo Hiperc¨²bico de 1954 que se conserva en el Metropolitan de Nueva York. De esta peque?a obra, de 44 cent¨ªmetros de alto, se cre¨® una edici¨®n limitada de seis copias que firm¨® y fech¨® el artista, por lo que estar¨ªamos dentro de lo que establece la Fundaci¨®n Gala Salvador Dal¨ª, que gestiona el legado del pintor, ante una obra original, ya que se realiz¨® en vida del artista y se crearon 12 ejemplares como m¨¢ximo.
Pero la escultura que ha salido a subasta Setdart (en Internet, hasta el 17 de mayo, por un valor entre 50.000 y 60.000 euros) tiene un valor a?adido que la hace ¨²nica. Forma parte del legado que hered¨® C¨¦lice ?luard de su madre Gala tras fallecer esta en 1982, aunque solo pudo disponer de ¨¦l tras el fallecimiento de Dal¨ª, siete a?os m¨¢s tarde, despu¨¦s de llegar a un acuerdo entre los abogados de ambos.
Todo lo relacionado con Dal¨ª es complejo. Su vida personal tambi¨¦n. Es sabido la mala relaci¨®n que tuvo con su padre; que lo expuls¨® en 1929 de casa, tras desheredarlo, y con su hermana, que dej¨® de hablarle a finales de los a?os cincuenta, pese a que viv¨ªan en Cadaqu¨¦s, a un centenar de metros, el uno del otro. Pero eso no es nada comparado con la historia de su compa?era Gala: en 1929 viaj¨® con su marido, el poeta Paul ?luard y su hija C¨¦cile de 11 a?os, a Cadaqu¨¦s. Al poco tiempo renunci¨® a su marido y su hija para quedarse con Dal¨ª para siempre. Gala no quiso volver a ver a su hija nunca m¨¢s. Incluso en 1982, moribunda, se neg¨® a recibirla y despedirse de ella. Antes la hab¨ªa repudiado p¨²blicamente y por escrito.
Pero tras su muerte, C¨¦cile reclam¨® la herencia de su madre; los objetos de su padre que Gala hab¨ªa conservado y, sobre todo, la llamada ¡°colecci¨®n Gala¡± formada por 75 obras que la musa escog¨ªa de la producci¨®n del artista a lo largo de una vida juntos, entre ellas El gran masturbador o El enigma de Hitler; unas obras que estaban almacenadas en Ginebra y que el Estado espa?ol estaba negociando recuperar y que estaban aseguradas en m¨¢s de 15 millones de euros de entonces.
Al final, en octubre de 1982, se consigui¨® un pacto entre ella y el gobierno espa?ol y el pintor por el que se le entregaba solo dos obras De Chirico, un dibujo a tinta de Picasso y dos ¨®leos de Dal¨ª, entre ellos el famoso retrato de su padre ?luard que se vendi¨® en subasta en 2011 por 16 millones de euros, r¨¦cord de ventas del pintor. Tambi¨¦n 2,3 millones de d¨®lares y 50 millones de las antiguas pesetas en efectivo. Parte de la herencia se entreg¨® en esa fecha y el resto se hizo efectivo tras fallecer el pintor, cosa que ocurri¨® en 1989. En esta segunda fase C¨¦cile recibi¨® muebles, un centenar de libros y la escultura del Cristo hiperc¨²bico que ahora se subasta.
C¨¦cile falleci¨® el pasado mes de agosto a los 98 a?os de edad. La Fundaci¨®n Gala Salvador Dal¨ª asegura que est¨¢ trabajando en la catalogaci¨®n de la obra escult¨®rica del artista y que no puede hacer una expertizaci¨®n de esta pieza. Seg¨²n la casa de subasta, la escultura que ahora se vende ya no estaba en manos de la hija de Gala, sino que pertenece a una segunda persona, por lo que se sobreentiende que en alg¨²n momento se deshizo de ella.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.