¡°A los Stranglers todav¨ªa se nos considera peligrosos¡±
La banda brit¨¢nica toca el 15 de mayo en la iniciativa 'Una noche en la Movida', que re¨²ne a Echo & The Bunnymen, Immaculate Fools, Nacha Pop y Pistones
¡®¡¯?Act¨²an Radio Futura?¡¯¡¯, me interroga v¨ªa telef¨®nica Jean-Jacques Burnel (Londres, 1952) acerca del festival madrile?o Una noche en la Movida en el que act¨²an los Stranglers, junto a Echo & The Bunnymen, Immaculate Fools, Nacha Pop y Pistones. Pues va a ser que no, respondo. Resulta que conoce a Santiago Auser¨®n de una visita espa?ola en los ochenta; estuvo en su casa y este le acompa?¨® a comprar una guitarra. Contra la imagen pugnaz y arrogante que proyecta el bajista, hoy se muestra campechano. Al abortarse una primera llamada, se disculpa en la segunda: ¡®¡¯Estaba cagando¡¡¯¡¯.
Bastante punk. Sin embargo, la inclusi¨®n de los Estranguladores de Guildford en aquella escena que hoy parece el A?o Cero del rock es tan parad¨®jica como una carrera que toc¨® fondo en varias ocasiones, pero goza actualmente de buena salud sobre los escenarios. Formados en 1974, los Stranglers contaban con un bater¨ªa ya en la treintena, Jet Black, que regentaba una furgoneta de venta de helados. Otro anacronismo, su teclista Dave Greenfield aportaba texturas psicod¨¦licas al material compuesto por Burnel, educado en la guitarra cl¨¢sica, y el guitarrista y cantante Hugh Cornwell. Este nivel de profesionalidad ¡ªy las citas a Mishima, Trostsky, Nostradamus y ?Sancho Panza!¡ª hizo que teloneasen a Ramones y Patti Smith en sus primeras giras brit¨¢nicas.
¡®¡¯Empezamos con la ¨²nica idea de hacer m¨²sica¡¯¡¯, explica Burnel. ¡®¡¯Y en nuestros temas se integraban otras influencias. Al principio no encaj¨¢bamos, pero ven¨ªan a vernos a los peque?os pubs donde toc¨¢bamos los futuros miembros de Sex Pistols o The Clash. Dec¨ªan odiar toda la m¨²sica anterior, pura hipocres¨ªa. Nuestras referencias eran The Doors, The Who, y no ve¨ªamos raz¨®n para rechazarlas. En nuestra cosmovisi¨®n cab¨ªan cosas muy distintas. ?ramos una unidad compacta, si uno le¨ªa sobre un asunto al terminar el libro lo compart¨ªa con los dem¨¢s. Esto ampliaba nuestros intereses culturales y, musicalmente, lo mismo. Confund¨ªamos a periodistas y discogr¨¢ficas¡¯¡¯.
Burnel se gu¨ªa todav¨ªa, o eso dice, por las cinco pasiones que desarroll¨® siendo adolescente, sus cinco ¡®¡¯m¡¯¡¯: motocicletas, artes marciales, m¨²sica, marihuana y masturbaci¨®n. Karateka ya en su s¨¦ptimo cintur¨®n dan, asiente al propon¨¦rsele que esa disciplina debi¨® ser ben¨¦fica para un bajista. ¡®¡¯He visto a muchos m¨²sicos indisciplinados que ca¨ªan f¨¢cilmente en distracciones perniciosas y se perd¨ªan, una l¨¢stima¡¯¡¯, confirma.
¡®¡¯Ten¨ªamos que defendernos¡¯¡¯, aduce cuando se recuerda la violencia en sus actuaciones. ¡®¡¯Algunas de las bandas punk quer¨ªan ir de duras, pero cuando plantabas cara sal¨ªan corriendo. Nosotros nunca hu¨ªamos. Soy hijo de inmigrantes franceses y desde peque?o, en Notting Hill, se mofaban de m¨ª. Es una vieja historia la de los brit¨¢nicos con los franceses. Pero era buen estudiante y pude ir a una buena escuela donde impart¨ªan clases de boxeo. Si hab¨ªa un problema se zanjaba a pu?etazos. Aprend¨ª que ganando peleas me dejaban en paz¡¯¡¯.
Tras el cuarteto de ¨¢lbumes iniciales, que evolucionaron desde el punk ilustrado de Rattus Norvegicus (1977) hasta el falso g¨®tico de The Raven (1979), la banda abraz¨® sensibilidades pop en La Folie (1981) y su mayor ¨¦xito, Golden brown, una opi¨¢cea golosina. ¡®¡¯Fue una decisi¨®n colectiva, est¨²pida en muchos aspectos¡¯¡¯, desvela. ¡®¡¯Decidimos que tomar¨ªamos hero¨ªna durante un a?o, a ver qu¨¦ pasaba, pero naturalmente no funciona as¨ª. Mentalmente nos limitaba y nuestro mundo mengu¨®; cuando te enredas con ese veneno todo lo que te importa es conseguir m¨¢s. Produjimos algunas canciones interesantes pero no fue una buena ¨¦poca: Hugh acab¨® en prisi¨®n. Dave y Jet fueron m¨¢s listos, solo tomaron unos d¨ªas. No fue f¨¢cil dejarlo, pero si quieres, puedes. Nos salv¨® que no usamos agujas, y la fuerza de voluntad¡¯¡¯.
Con la salida de Hugh Cornwell del grupo en 1990, los Stranglers afrontan un oscuro interregno que finalizar¨¢ con la entrada de sangre fresca en la formaci¨®n y un tard¨ªo reconocimiento como ¨ªconos del rock brit¨¢nico. Quedan pendientes los parabienes culturales y el documental retrospectivo. ¡®¡¯Todav¨ªa se nos considera peligrosos¡¯¡¯, ironiza Burnel. ¡®¡¯Pero fuimos la primera banda de rock en ser invitada a los Proms, en el Albert Hall, hace cuatro a?os. As¨ª que hay sectores del establishment que nos aceptan. Ocurre que aquellos a quienes hace a?os ofendimos han muerto o se han jubilado. Somos los ¨²ltimos en pie¡¯¡¯.
Han pasado cinco a?os desde su ¨²ltimo ¨¢lbum, Giants. Andan componiendo nueva m¨²sica sin prisas, pues la demanda de conciertos se ha multiplicado por diez en la ¨²ltima d¨¦cada. ¡®¡¯Si eres m¨²sico quieres tocar para la gente¡¯¡¯, se defiende Burnel. ¡®¡¯Intentamos realizar todas las actuaciones posibles, porque para eso vives, es tu ox¨ªgeno¡¯¡¯. No quer¨ªan h¨¦roes, como cantaban en uno de sus imperecederos himnos, pero han acabado si¨¦ndolo. O eso afirma la taquilla.
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