Las dos versiones del para¨ªso de Providencia
La directora Viviana G¨®mez se estrena en el largometraje de ficci¨®n con 'Keyla', un retrato social de la isla colombiana
Colombia se extiende por el mar casi hasta la costa de Nicaragua. El territorio que se despega del continente se llama el archipi¨¦lago de San Andr¨¦s y Providencia, pero la mayor¨ªa de los colombianos se queda en la primera isla: la que les ofrece vacaciones todo incluido, es decir, alcohol, fiesta y mar azul. La otra, un territorio paradisiaco que se recorre en moto en apenas 20 minutos, es una desconocida. Viviana G¨®mez Echeverry (Cali, 1981) se ha estrenado en el cine con Keyla, un tesoro por encontrar, para contar la historia de una adolescente afro que pierde a su padre en el Caribe de siete colores que ba?a esta isla. De paso, quiere convencer a sus compatriotas para que se arriesguen y lleguen a Providencia. "Ojal¨¢ le gente se anime y voltee los ojos para all¨¢", dice.
El lugar que describe el primer largometraje de la cineasta y la primera pel¨ªcula de ficci¨®n rodada en Providencia tiene palmeras, arenas blancas, aguas cristalinas, casitas de colores y cangrejos negros que por las noches bajan de la frondosa monta?a hasta el mar en procesi¨®n. Es una isla de piratas, esclavos y herencia colonial inglesa y espa?ola. Est¨¢ habitada por los herederos de esta mezcla de culturas. Una mayor¨ªa de afrodescendientes que ni siquiera hablan espa?ol. Su lengua es el creole. Providencia es una postal, el fondo de pantalla perfecto, hasta que se empieza a escarbar.
La historia negra de Colombia aqu¨ª tiene un ¨²nico protagonista: el narcotr¨¢fico que ha llevado a las c¨¢rceles de Tampa, en Estados Unidos, a demasiados isle?os sin otra oportunidad laboral que subirse a una lancha y entregar sus vidas a las rutas de la droga. El machismo impera como sucede en el continente. Y esa atracci¨®n irremediable por el Caribe produce familias divididas. Las turistas blancas que se enamoran de las playas y los hombres acaban escapando del encierro y el aburrimiento. Esta otra versi¨®n de Providencia tambi¨¦n est¨¢ en Keyla. "No quer¨ªa ser irrespetuosa, ni dejar una mala imagen de la isla", explica Viviana G¨®mez, "pero al mismo tiempo no quer¨ªa hacer una postal, ten¨ªa que encontrar un equilibrio".
La protagonista, Keyla, ese es punto de encuentro entre el componente social y el para¨ªso. Una isle?a de 18 a?os, con la rebeld¨ªa de negarse a tener un novio de d¨ªa que por la noche se va con turistas. El car¨¢cter para confrontar a una de las mujeres de su padre, una espa?ola que desapareci¨® un d¨ªa embarazada y reaparece a?os despu¨¦s con un hermano al que nunca conoci¨®. Adem¨¢s, de la fortaleza de seguir buscando a su padre pescador desaparecido en el mar. Elsa Whitaker, su nombre real, comparte una historia similar con su ¨¢lter ego en el cine. "No es actriz profesional, como ella, la mayor¨ªa del elenco son actores naturales que fuimos encontrando durante unos talleres que hicimos en Providencia", relata la cineasta.
Viviana G¨®mez lleg¨® por primera vez a la isla en 2003 a rodar un documental sobre la reserva de la biosfera declarada por la Unesco en esta zona, con la tercera barrera de coral m¨¢s grande del mundo. Volvi¨® en varias ocasiones persiguiendo una historia. A trav¨¦s de unos talleres de actuaci¨®n y v¨ªdeo que organiz¨® en colaboraci¨®n con su socia y coproductora Raquel Imedio fue conociendo a sus actores y dando forma a su idea. "Elsa me enamor¨® porque era muy rebelde, una mujer empoderada". Con el casting hecho, busc¨® financiaci¨®n oficial, dinero a trav¨¦s de micromecenazgo y la ayuda de particulares como la donaci¨®n de Julien Laumond, un productor franc¨¦s.
En noviembre de 2016, pese a una fuerte tormenta tropical, los isle?os se presentaron a la premi¨¨re de la pel¨ªcula. "Llegaron mojados, pero llenaron el cine", cuenta. "Se re¨ªan, comentaban todo, me preguntaban cu¨¢ndo iba a hacer Keyla II, ...". La pantalla les devolvi¨® un retrato duro sin olvidar su cosmogon¨ªa: el idioma, la naturaleza, la pesca, las relaciones humanas y la m¨²sica que envuelve todo en Providencia. Con la ayuda de Elkin Robinson, un joven artista, precursor de la cultura musical de su isla fuera de sus fronteras, conformaron una banda sonora en la que se recogen los sonidos en la voz e instrumentos de distintos grupos locales.
"No creo que vaya a rodar Keyla II", reconoce, "pero seguro que volver¨¦ a Providencia, la fundaci¨®n sigue trabajando all¨ª".
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