Pintora, mujer, insurrecta
Un acercamiento cinematogr¨¢fico donde lo pict¨®rico adquiere valor pero lo esencial es la revoluci¨®n humana
PAULA
Direcci¨®n: Christian Schwochow.
Int¨¦rpretes: Carla Juri, Albrecht Abraham Schuch, Roxane Duran, Joel Basman.
G¨¦nero: drama. Alemania, 2016.
Duraci¨®n: 123 minutos.
"Debes comprenderla. Tiene que ser complicado ser inteligente y ser mujer". Incluso cuando se estaba intentando defender a un ser humano del sexo femenino, a una artista, por sus ansias de libertad, se la estaba insultando. A ella y, por extensi¨®n, a todas las dem¨¢s: a las que pretend¨ªan ser independientes y a las que estaban a gusto dentro de su a?ejo convencionalismo. As¨ª era el mundo en el paso del siglo XIX al XX, y no en un entorno social abonado para lo reaccionario, sino en un contexto cultural que pretend¨ªa marcar un sello de autor, el de la colonia de artistas de Worpswede, en Alemania, a cuyo ambiente dedic¨® un libro el poeta Rainer Maria Rilke, y del que, paradojas de la vida, su integrante m¨¢s reputado con el paso del tiempo ser¨ªa precisamente esa mujer: Paula Modershon-Becker, apellido compuesto, mandan los c¨¢nones, tomado del marido, Otto Modershon, tambi¨¦n pintor, y la ¨²nica con la inteligencia suficiente para querer salirse de los academicismos pict¨®ricos de sus retr¨®grados compa?eros.
Como tantas otras mujeres sepultadas durante demasiados a?os por una sociedad que les imped¨ªa ejercer su arte, Modershon-Becker es la protagonista de la pel¨ªcula alemana Paula, interesante acercamiento cinematogr¨¢fico donde lo pict¨®rico adquiere un gran valor, pero donde lo esencial, m¨¢s que la revoluci¨®n art¨ªstica, que no acab¨® de llegar, es la revoluci¨®n humana. Christian Schwochow, su director, articula una mirada donde dominan los silencios y las explosiones de libertad, en un relato con no demasiado texto que pretende ser, y en buena parte lo consigue, art¨ªsticamente bello y estar dotado de conciencia social.
Con un apocado y trist¨®n Rilke, en un papel secundario, y con Auguste Rodin y Camille Claudel fuera de foco en la pantalla, pero presentes en sus conductas, Paula parece una pel¨ªcula obligatoria para cualquier interesado en el arte. Por tema y por estilo. Los encuadres de Schwochow siempre tienen un gusto pict¨®rico, y la fotograf¨ªa es magn¨ªfica, tanto en los exteriores campestres como en los interiores de la bohemia de Par¨ªs, olor a absenta, sexo y atrevimiento. Pero, aun as¨ª, es en lo social donde acaba despuntando, con esa presencia de la necesidad sexual, furiosa y a la vez sensata, en un mundo en el que el marido pod¨ªa llegar a encerrar en un manicomio a su esposa por razones de "histeria femenina".
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