Va por usted, don Rafael
Metlikovez era la mitad de Accidents Polipo¨¨tics, un d¨²o doblemente irrepetible
Se nos ha ido Rafael Metlikovez, humorista radical, rocker sin guitarra, terapeuta sist¨¦mico, cronista del periquismo en EL PA?S y media naranja (o medio lim¨®n) de Accidents Polipo¨¨tics, d¨²o doblemente irrepetible, juglares que no buscaban la poes¨ªa, sino que la encontraban, como una trufa repentina. Sus espect¨¢culos eran tan memorables como sus t¨ªtulos: M¨¢s triste es robar (1997), Pim pam pum Lorca (1998), Soltero busca o el cuelgue de los h¨¢bitos (2001), Franco ha muerto o c¨®mo idiotizar a un pollo (2005), Fe, esperanza y chachach¨¢ (2007), Baby Bum (2013)...
En Accidents, Xavier Theros, antrop¨®logo y tambi¨¦n cronista en la edici¨®n catalana de este diario, cumpl¨ªa el papel de clown exuberante, falstaffiano. Metli era lunar, jardielesco, con destellos ramonianos. Juntos hac¨ªan pensar en unos hijos underground de Tip y Coll que escanciaban su gram¨¢tica parda en teatros, bares, garitos, universidades y festivales de media Espa?a, media Europa y media Sudam¨¦rica, siempre con su maleta antigua (y modern¨ªsima) de c¨®micos lenguaraces. Durante a?os, Metli despach¨® chorizos en la parada de sus padres, en el mercado de Canovelles. ¡°Trabajamos de otras cosas¡±, dec¨ªa, ¡°para poder hacer en el escenario lo que nos da la gana¡±. Pero todas las hac¨ªan muy en serio. Metli se defin¨ªa como ¡°un humorista malhumorado, pero ya se me va pasando¡±. A poco de conocerle le envi¨¦ un libro. ?l me respondi¨® con un correo en cuyo asunto flameaba una sola palabra: ¡°Horrores¡±. Contuve la respiraci¨®n. Dentro ampliaba: ¡°Me ha gustado horrores¡±. As¨ª eran su humor y su sentimentalidad: secos, laterales, inesperados. Una tarde, en un bar, me defini¨® la esencia de la infelicidad: ¡°Desear lo que ya tenemos¡±. Theros, quiz¨¢s en el mismo bar de s¨¢bado lluvioso, me regal¨® otra frase certera y enjundiosa: ¡°Todo el mundo parece normal hasta que le conoces¡±.
Nunca se acababa de saber d¨®nde empezaba uno y acababa el otro. En escena hablaban al un¨ªsono, con eco y en primera persona del plural, colocando las r¨¦plicas al mil¨ªmetro, divertid¨ªsimos y con un poso de melancol¨ªa, como en aquel Retrato que acababa a la manera de Gonz¨¢lez Tu?¨®n: ¡°Vivimos en el ¨²ltimo piso / de la ¨²ltima casa / de la calle aquella / donde nadie nos conoce y casi nadie nos necesita / y nos asustamos casi por cualquier noticia¡±.
Recuerdo incontables frases felices de sus espect¨¢culos, pero la que hoy me vuelve es este momento helado de Pim pam pum Lorca: ¡°Esta noche tenemos a la se?ora Muerte entre nosotros. Recib¨¢mosla con un fuerte silencio¡±. Theros, querido: cuando pare el turbi¨®n de l¨¢grimas, reg¨¢lanos un libro contando vuestros galopes. Porque fueron muchos y estupendos y porque nadie como t¨² para mantener vivo y riente a Metli en la memoria: Las aventuras de Theros & Metlikovez ser¨ªa un buen t¨ªtulo. Yo tengo la voz un tanto desafinada por el trastazo, as¨ª que mejor me callo y cedo la palabra, de madrugada y como responso, a Gato P¨¦rez en Garrot¨ªn del tr¨¢nsito: ¡°Pero la vida vivida / pudo m¨¢s que el dolor¡±. Ojal¨¢.
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