Tom¨¢s B¨¢rbulo: ¡°Escribir ficci¨®n es como viajar¡±
El periodista de EL PA?S se estrena como autor de ficci¨®n con ¡®La asamblea de los muertos¡¯, ¡®thriller¡¯ ambientado en la Espa?a de la crisis
El d¨ªa que cay¨® en Madrid el Robin Hood de Vallecas, Tom¨¢s B¨¢rbulo (Coru?a, 1958), reportero de EL PA?S desde 1993, emprendi¨® el camino de vuelta que le llev¨® hace a?os de la literatura al periodismo. Era septiembre de 2013, ten¨ªa un nuevo desempe?o como editor en la secci¨®n de Nacional y andaba d¨¢ndole vueltas a la idea de escribir una novela cuando dio en el peri¨®dico con una noticia que le result¨® inspiradora. Carlos Iglesias, butronero de 30 a?os, hijo de un maestro atracador, hab¨ªa sido detenido. Su figura era tan poderosa y su historia tan fascinante que supo que ten¨ªa ante s¨ª el germen de su primera novela.
Ambientada en la Espa?a de la crisis y el norte de ?frica, La asamblea de los muertos ¡ªprimer t¨ªtulo del sello ? de narrativa espa?ola de Salamandra¡ª es un thriller coral sobre cuatro delincuentes de poca monta que viajan con sus parejas a Marrakech para desvalijar un banco durante una feria de orfebrer¨ªa. Al mando de la operaci¨®n est¨¢ un joyero franc¨¦s, que les promete dos millones de euros y les pone en manos de un gu¨ªa-traductor y experto en descerrajar cajas fuertes apodado el Saharaui. Camale¨®nico y equ¨ªvoco, este personaje central de la novela, que se anuncia ya como parte de una saga, les acompa?ar¨¢ en una aventura de dimensi¨®n insospechada que supura actualidad en el relato ¡ªlos desahucios, la independencia de Catalu?a, el Estado Isl¨¢mico...¡ª y periodismo en el estilo. ¡°He procurado mantener una estricta dieta de adjetivos en todo el libro¡±, dice el autor. ¡°Descripciones, las justas; di¨¢logos, lo m¨¢s escuetos y precisos posibles. Y nada de narrador omnisciente. Es el lector quien tiene que sacar las conclusiones¡±.
"He procurado mantener una dieta de adjetivos.? Descripciones, las justas; di¨¢logos, escuetos y precisos. Y nada de narrador omnisciente"
Hijo de un militar y de una cubana que desembarc¨® en Galicia ya de adolescente, el periodista ha centrado parte de su novela en el norte de ?frica que tan bien conoce. En Sidi Ifni vivi¨® feliz de los ocho a los doce a?os entre trigales, v¨ªboras y alacranes hasta que la antigua colonia espa?ola fue entregada a Marruecos en 1969 y su padre pidi¨® ser destinado a El Aai¨²n, capital del S¨¢hara Occidental, donde al joven B¨¢rbulo, entonces peleado con el mundo, le entr¨® la fiebre por la literatura. A falta de una casa con libros con los que distraer su malestar, frecuentaba la biblioteca del casino militar, le¨ªa y escrib¨ªa textos que le valieron alg¨²n que otro premio literario. ¡°Siempre digo que voy cerrando los sitios porque de all¨ª tuvimos que salir tarifando por la Marcha Verde en 1975¡±.
A B¨¢rbulo le cost¨® adaptarse a Madrid. No era solo cuesti¨®n de distancias o de cultura. Era cuesti¨®n, sobre todo, dice, ¡°de ignorancia¡±. ¡°Hab¨ªa vivido siempre en sociedades militares. No ten¨ªa ni idea de nada. ?No sab¨ªa lo que era el partido comunista!¡±. Se matricul¨® en periodismo confiado, inocente ¨¦l, en que en esta carrera ense?an a escribir. A ¨¦l no le fue mal. Enseguida encontr¨® su camino. Estuvo en la redacci¨®n fundacional de Expansi¨®n y La Gaceta de los negocios, pas¨® por el Sol, fue subdirector de Claro... y ya en EL PA?S se especializ¨® en el Magreb y durante unos a?os llev¨® la cartera de inmigraci¨®n. En 2002 public¨® La historia prohibida del S¨¢hara espa?ol (Destino), que ahora reedita Pen¨ªnsula. Pero la ficci¨®n se le resist¨ªa. ¡°Una cosa es escribir una cosa r¨¢pida y breve y otra una novela, que es como un marat¨®n y necesita otro aliento. Periodismo y literatura son diferentes y chocan¡±, dice. El d¨ªa que cerr¨® su etapa de redactor e inici¨® la de editor se sinti¨® con fuerzas para probarse. Acumul¨® vacaciones y d¨ªas libres hasta que finaliz¨® La asamblea de los muertos. Envi¨® el manuscrito a cuatro editoriales y a los quince d¨ªas ten¨ªa tres ofertas sobre la mesa y una sensaci¨®n impagable. ¡°Escribir ficci¨®n es como viajar. Cada d¨ªa, cuando termino siento como si hubiera vivido todo lo que he escrito¡±, confiesa. Al periodista pegado a los hechos se le ha abierto un nuevo horizonte. Se lo se?al¨® el Robin Hood de Vallecas.
Babelia
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