¡°En M¨¦xico el mito est¨¢ vivo¡±
Norma Mu?oz Ledo, autora de ¡®Bestiario de seres fant¨¢sticos mexicanos¡¯ y ¡®Supernaturalia¡¯, analiza la simbolog¨ªa de las leyendas en el pa¨ªs norteamericano
Los tres seres son antrop¨®fagos, o al menos eso cuentan las leyendas. El se?or Escolopendra, con forma de ciempi¨¦s y varias cabezas, le plantear¨¢ tres acertijos que deber¨¢ resolver para evitar que acabe con usted; al indestructible ?ek le encanta la carne humana y tiene una clara preferencia por la de mujer; y al Junchoo, cuyos pies est¨¢n colocados hacia atr¨¢s ¨Cpor lo que nunca se sabe si viene o va¨C, solo se le puede ahuyentar si consigue re¨ªrse a carcajadas delante de ¨¦l. Son tres de las decenas de personajes que pueblan la mitolog¨ªa mexicana y los que, de inmediato, se aparecen en la mente de la investigadora, escritora y pedagoga Norma Mu?oz Ledo (Ciudad de M¨¦xico, 1967) cuando recuerda la violencia que sacude hoy amplias zonas de su pa¨ªs. "Pienso en las peores y en las m¨¢s desalmadas criaturas", critica en una cafeter¨ªa de la capital.
La autora ha publicado Bestiario de seres fant¨¢sticos mexicanos (2016), coeditado por la Secretar¨ªa (Ministerio) de Cultura y el Fondo de Cultura Econ¨®mica, una introducci¨®n para los m¨¢s peque?os sobre los monstruos de la naci¨®n basada en Supernaturalia (2012), un colosal estudio mitol¨®gico realizado por ella misma, a trav¨¦s de la tradici¨®n oral de M¨¦xico. La violencia es la simbolog¨ªa que predomina entre las criaturas. "Y algo previo a esa violencia: la inmensa mayor¨ªa de los seres son muy hostiles".
La mitolog¨ªa tambi¨¦n est¨¢ ah¨ª para explicar, en cierto modo, las decenas de miles de desapariciones, los miles de feminicidios o, en otro orden de cosas, la sensaci¨®n de sentirse observado en la selva yucateca. La autora mexicana no tiene ning¨²n problema en creer que existen las decenas de seres que ha conseguido describir en las casi 300 p¨¢ginas de Supernaturalia, al tiempo que reconoce que estos representan los "miedos y anhelos" de la sociedad. "La mitolog¨ªa es el patrimonio de un pueblo", opina la escritora, a quien si algo le ha quedado claro despu¨¦s de estos trabajos, dice, es que "en M¨¦xico el mito est¨¢ vivo".
Pelirroja y con pecas se dice una apasionada de las criaturas fant¨¢sticas desde peque?a. Gracias a la labor del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), que recopil¨® en la d¨¦cada de los a?os 90, con el apoyo del Banco Mundial, un gran n¨²mero de testimonios orales de los lugares m¨¢s rec¨®nditos del pa¨ªs, Mu?oz Ledo pudo recuperar la mitolog¨ªa mexicana, que tan olvidada le parec¨ªa. "Estuve varios meses yendo a Conafe a leer el archivo", cuenta, "era como un gamusino buscando piedritas de oro, porque hab¨ªa todo tipo de historias: desde las recetas de la abuela, hasta c¨®mo hab¨ªa llegado el agua y la luz a un poblado, o historias de los narcos locales. Y de pronto aparec¨ªan estas historias del encuentro con seres fant¨¢sticos".
Adem¨¢s de las m¨¢s sangrientos, predominan figuras que representan a la muerte, tan particularmente tratada en M¨¦xico, y al diablo, que termina siendo enga?ado -"de una forma o de otra, no se cumple el contrato"-. Tambi¨¦n existe toda una gama de mujeres "tentadoras", que se r¨ªen de los hombres o acaban con ellos. Muy pocos monstruos son buenos. Entre ellos, est¨¢ el cholito de la suerte, quien dar¨¢ dinero a la ni?a que lo encuentre, siempre y cuando no lo toque, o la v¨ªbora del dinero... "Por lo menos dan regalos, ?no?", apunta sonriente Mu?oz Ledo.
La llorona, una representaci¨®n de la mujer latina
Dos son las leyendas que giran en torno a la llorona, una de las criaturas fant¨¢sticas m¨¢s conocidas en Am¨¦rica Latina. Por un lado, se dice de este fantasma que fue una mujer ind¨ªgena, que se enamor¨® de un espa?ol, quien a su vez acab¨® cas¨¢ndose con una espa?ola, por lo que ella acaba matando a sus hijos y suicid¨¢ndose. Desde entonces su ¨¢nima se aparece por las noches y llora a sus hijos. La otra confabulaci¨®n es que se trata de la diosa azteca Cihuac¨®atl (en la lengua n¨¢huatl, cihuatl es mujer y coatl, serpiente). La diosa azteca se dedicaba a realizar vaticinios cada cierto tiempo, y en el ¨²ltimo que hizo previ¨® que perder¨ªa a todos sus hijos: los mexicas. Curiosamente, el lugar donde se adoraba a esta diosa era el cerro de Tepeyac, que es donde siglos despu¨¦s apareci¨® la virgen de Guadalupe.
"Creo que es una representaci¨®n de la mujer latina hasta cierto momento de la historia y, en algunos casos, actual todav¨ªa: la de la mujer abnegada, que es capaz de borrarse a s¨ª misma con la figura masculina", analiza Mu?oz Ledo. Recuerda, de alguna forma, a la descripci¨®n de Octavio Paz, en El laberinto de la soledad (1950), "la mujer [mexicana] encarna la voluntad de la vida, que es por esencia impersonal, y en este hecho radica su imposibilidad de tener una vida personal".
La crudeza de las leyendas mayas
En un territorio tan vasto, la geograf¨ªa tambi¨¦n influye en los seres fant¨¢sticos que la habitan. La mitolog¨ªa maya es exhuberante y los seres son particularmente malignos, como el se?or Escolopendra o la bruja Nuuk, que se come a los ni?os. En la regi¨®n comprendida por Yucat¨¢n, Campeche y Quintana Roo, las aves tienen un rol principal y es llevarse el alma de los ni?os. Unas tienen bellos plumajes, otras son espantosas, y cada una est¨¢ especializada en una edad: el vuelo del Dtundtuncan har¨¢ que los reci¨¦n nacidos se olviden de respirar, mientras que el del Tatacm¨® podr¨ªa acabar con la vida de los ni?os entre tres y seis a?os, si estos no tienen pintada una cruz azul en el pecho.
En El Baj¨ªo, regi¨®n occidental que aglutina ¨¢reas de los Estados de Aguascalientes, Guanajuato, Quer¨¦taro y Jalisco, predominan las leyendas de tesoros y fantasmas. "Resulta que es una zona minera desde la ¨¦poca de la colonizaci¨®n", apunta Mu?oz Ledo. "En el norte hay menos tradici¨®n fant¨¢stica y la que hay me resulta una mitolog¨ªa dulce comparada con la maya", a?ade. En Sonora, un burro se alarga cada vez que un ni?o se sube y de esta manera caben dos m¨¢s, hasta la cifra exacta de 26 infantes. Tambi¨¦n se pueden encontrar gigantes amigos de los cet¨¢ceos.
"Me duele que la memoria se pierda", subraya Mu?oz Ledo. El ¨¦xito de la pel¨ªcula Frozen o la desaparici¨®n de la materia de Cantos y juegos, que exist¨ªa cuando iba a la escuela, son para ella signos de una p¨¦rdida de identidad. "Los seres de la mitolog¨ªa celta son los que m¨¢s se conocen y ver a las ni?as disfrazadas de hadas y de trolls, es chistoso; pero tambi¨¦n creo que hay que acordarse de lo que hay aqu¨ª. Ahora los ni?os de preescolar se saben mejor las canciones de Disney que las tradicionales".
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