Sale a subasta por 570.000 euros el anillo que Picasso hizo para Dora Maar
La joya fue dise?ada por el pintor malague?o para reconciliarse con su amada
El anillo que el pintor Pablo Picasso (M¨¢laga, 1881-Mougins, Francia, 1973) dise?¨® y confeccion¨® para apaciguar un enfado con su entonces amada, la tambi¨¦n pintora y fot¨®grafa francesa Dora Maar (Par¨ªs 1907- 1997), se subastar¨¢ este pr¨®ximo 21 de junio en Londres por un precio estimado de 570.000 euros, informa la agencia Efe.
En un paseo por el Puente Nuevo de Par¨ªs, el artista hab¨ªa reprochado a su musa haberle convencido para vender una obra suya a cambio de un anillo de rub¨ª, a lo que Maar respondi¨® quit¨¢ndose el anillo y lanz¨¢ndolo impulsivamente al agua del r¨ªo Sena.
Picasso, sinti¨¦ndose culpable, dise?¨® y elabor¨® con sus propias manos una joya de repuesto con un retrato personal de Maar, que ella conserv¨® hasta su muerte en 1997 y que se subastar¨¢ por primera vez el 21 de junio en la casa londinense de Sotheby's.
Dora Maar, hija de un arquitecto croata que hizo fortuna en Argentina, fue pintora y fot¨®grafa, y form¨® parte de los c¨ªrculos m¨¢s vanguardistas del Par¨ªs de los a?os 20 y 30, frecuentando las mesas de los caf¨¦s a los que eran asiduos los artistas de la ¨¦poca.
Entr¨® en la vida de Picasso en 1936, le sirvi¨® de inspiraci¨®n y modelo en sus obras y realiz¨® una serie de fotograf¨ªas del pintor en su taller mientras trabajaba en su monumental obra maestra, el Guernica.
Ambos tuvieron una relaci¨®n apasionada y tormentosa hasta que, en 1943, ¨¦l la abandon¨® por Fran?oise Gilot, 20 a?os m¨¢s joven que ella y con 40 a?os menos que ¨¦l. Dora inici¨® entonces un descenso a los infiernos, recalando en hospitales psiqui¨¢tricos, hasta abrazar la religi¨®n cat¨®lica.
Sus ¨²ltimos a?os de vida los pas¨® en absoluta reclusi¨®n. Ferviente cat¨®lica, solo trataba con su confesor, su asistenta, su vecina y un par de amigos. Poco a poco hab¨ªa ido abandonando su rica vida social dentro del c¨ªrculo art¨ªstico e intelectual parisino. En la soledad y el silencio de su piso de la 6, rue de Savoie, que solo abandonaba para trasladarse a su casa de M¨¦nerbes ¡ªun regalo del artista¡ª alimentaba el mito de su enigma.
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