La mirada guanche que une a Dom¨ªnguez, Chirino y Millares
Los tres artistas canarios protagonizan la primera exposici¨®n temporal del Castillo de la Luz, comisariada por el director del Cervantes
Eran adolescentes cuando se conocieron Mart¨ªn Chirino (Las Palmas de Gran Canaria, 1925) y Manolo Millares, que naci¨® en su misma ciudad un a?o despu¨¦s que ¨¦l y muri¨® en Madrid en 1972). Estaban en la hermosa playa de Las Canteras y pasaban horas jugando al clavo. De la exhibici¨®n de pericia para insertar el hierro en la arena, pasaron poco a poco a hablar los monumentales enfados habituales de P¨¦rez Gald¨®s con los canarios, del peso de la cultura guanche, del opresivo y deslumbrante paisaje de las islas canarias. Todos ellos son temas que armaron la obra de Chirino y Millares con el surrealismo parisino del tinerfe?o ?scar Dom¨ªnguez como referente. La obra de los tres creadores canarios, los m¨¢s importantes del siglo XX, conforma la exposici¨®n Una mirada insular que se puede ver hasta el 1 de octubre en el Castillo de La Luz, sede de la Fundaci¨®n de Arte y Pensamiento Mart¨ªn Chirino inaugurada hace dos a?os.
Distribuida en tres plantas de la vieja fortaleza, la exposici¨®n muestra cincuenta obras procedentes de colecciones privadas y p¨²blicas, entre ellas la emblem¨¢tica Cueva de guanches, (1935) prestada por el Reina Sof¨ªa y en la que el artista evoca su tierra natal. Juan Manuel Bonet, historiador cr¨ªtico y actual director del Instituto Cervantes explica que esta exposici¨®n entronca con la celebrada en el Centro Atl¨¢ntico de Arte Moderno en 1989 con Mart¨ªn Chirino como director. ¡°En aquella ocasi¨®n narramos el viaje realizado por los surrealistas, con Bret¨®n a la cabeza, hacia Am¨¦rica. En esta ocasi¨®n nos hemos centrado en las islas canarias. Puede decirse que este proyecto naci¨® ya entonces y de manera m¨¢s firme hace dos a?os, al inaugurarse la fundaci¨®n¡±.
Bonet ha querido desentra?ar los elementos comunes que vinculan la obra de los tres artistas canarios: los guanches, las islas y la literatura. ¡°Millares y Chirino saben de Dom¨ªnguez y conocen su obra, pero no se llegan a conocer personalmente. Comparten su inter¨¦s por las ra¨ªces prehisp¨¢nicas, opinan que el sustrato primitivo de las islas sigue vivo hasta el punto de ser una parte esencial del arte moderno canario¡±, explica Bonet en la sala que da paso al recorrido expositivo y en la que se muestran tres obras representativas de cada uno de los artistas elegidos. De Dom¨ªnguez se expone la famosa Drago, una representaci¨®n on¨ªrica del ¨¢rbol que es uno de los s¨ªmbolos de Canarias. Sobre la copa hay un le¨®n y a los pies una mujer desnuda que se contorsiona sobre un piano. A la vista de esta obra, Bret¨®n bautiz¨® a Dom¨ªnguez como Le dragonnier en su Diccionario Surrealista. ¡°Ese mismo ¨¢rbol fascin¨® a Humboldt y de paso a toda la modernidad del siglo XX¡±, explica el comisario. La pieza elegida de Millares es tambi¨¦n un homenaje al naturalista y explorador alem¨¢n, como navegante por el Orinoco. De Mart¨ªn Chirino se exhibe una escultura que representa la celebraci¨®n del viento apoyado en las espirales del arte prehisp¨¢nico de las Islas.
La primera sala est¨¢ ocupada con obras de Dom¨ªnguez. Bonet recuerda que el artista se instal¨® en Par¨ªs a principios del siglo XX para trabajar en el negocio familiar de la exportaci¨®n de pl¨¢tanos. Despu¨¦s desvi¨® su actividad hacia la publicidad y finalmente se sum¨® a los surrealistas y, sobre todo, a Dal¨ª. ¡°Al volver a las islas se centra en la naturaleza y en la historia primitiva, al igual que otros muchos creadores que deciden mirar desde Europa hacia ?frica o Am¨¦rica. Ese inter¨¦s por el pasado y por la lejan¨ªa tambi¨¦n se comparte en la Espa?a de la posguerra con La Escuela de Altamira, cuyos integrantes consideraban la cueva como ejemplo del arte absoluto¡±, a?ade Bonet. La sala incluye ejemplares de Gaceta de Arte con textos escritos por Agust¨ªn Espinoza, un retrato de C¨¦sar Manrique y varias fotograf¨ªas realizadas por el pintor y cr¨ªtico Eduardo Westerdahl.
Millares y Chirino, los ni?os de la playa de Las Canteras, como tambi¨¦n les llama Bonet, ocupan los dos ¨²ltimos espacios del recorrido. Mart¨ªn Chirino, con sus 92 a?os reci¨¦n cumplidos considera que con esta primera exposici¨®n temporal, los objetivos de la fundaci¨®n que lleva su nombre est¨¢n perfectamente cumplidos. Ahora, opina que lo importante es que se produzcan debates y reflexiones que mantengan viva la obra y que la enriquezcan.
Cuando se le pregunta sobre si seguir¨¢ esculpiendo sus archifamosas espirales, el artista responde que ¨¦l no las esculpe. Ni ahora ni nunca. ¡°No las hago. Pienso y escribo en espiral. Yo soy un fabulador que escribe y ellas brotan desde dentro de m¨ª. Son formas que cuentan la historia de mi pueblo canario y que me acompa?an en mi viaje a ?taca. Recuerdo que cuando fui a visitar las cuevas de los guanches estaban llenas de espirales que ten¨ªan que ver con las constelaciones y con el drama de la vida. Los guanches no quer¨ªan relaciones con los espa?oles, prefer¨ªan girar hacia dentro de ellos mismos. Yo casi estoy en esa actitud, vivo como un ermita?o y a mi edad me permito el lujo de decir lo que quiero¡±.
?
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.