Gu¨ªa m¨¢s culinaria que vital

"Si la bella y joven Alma Reville no hubiese aceptado aquel contrato vitalicio sin opciones que le ofrec¨ª para que se convirtiese en la se?ora de Alfred Hitchcock hace ya 53 a?os, puede que el se?or Alfred Hitchcock estuviese aqu¨ª esta noche, s¨ª, aunque no sentado en esta mesa, sino como el m¨¢s lento de todos los camareros. As¨ª pues, comparto mi premio con ella, al igual que he hecho con mi vida entera", dijo el director de V¨¦rtigo, en su discurso de aceptaci¨®n del galard¨®n a toda una vida del American Film Institute, en 1979.

Alma, que entonces ten¨ªa 80 a?os, y hab¨ªa sido su mano derecha profesional y sost¨¦n vital, nunca sali¨® de la sombra del maestro. Eleanor Coppola, esposa de Francis Ford, enorme retratista del tormento cinematogr¨¢fico de su marido durante el rodaje de Apocalypse now, documentalista espor¨¢dica y esposa a tiempo completo, ha decidido debutar en la ficci¨®n cinematogr¨¢fica a los 81. Y adem¨¢s, con una pel¨ªcula evidentemente autobiogr¨¢fica, con numerosos paralelismos con sus propias vidas, la suya y la de Francis, en la que ha volcado puntuales interioridades y lamentos, pero en la que acaban despuntado los detalles m¨¢s superficiales por encima de los trascendentes. Par¨ªs puede esperar es una comedia dram¨¢tica ligera que, en el fondo, ha preferido ser gastron¨®mica y tur¨ªstica en lugar de existencial y social. Era una opci¨®n, y es la suya, pero nunca la m¨¢s interesante.

Partiendo de aquel gran documental sobre el infierno de jugar a retratar Vietnam para convertirse en Vietnam, Corazones en tinieblas (1991), conformado por Eleanor a partir de documentos filmados en el rodaje de Apocalypse now, y tambi¨¦n de los primeros minutos de Par¨ªs puede esperar, donde los ¨¢lter ego de ambos c¨®nyuges interact¨²an en el Festival de Cannes, no es dif¨ªcil deducir su papel en la vida del director de El padrino. Otro sost¨¦n inigualable y casi invisible, como Alma Reville, siempre en el lugar justo, seg¨²n el arquetipo social, sin pedir nada a cambio. Y todo lo que tiene que ver con esto en la pel¨ªcula es bien interesante, a pesar de que la puesta en escena de Eleanor sea entre convencional y tosca, y se haya hecho acompa?ar de una espantosa banda sonora de Laura Karpman.

Par¨ªs puede esperar es una pel¨ªcula de carretera de trayecto f¨ªsico evidente, incluso algo reiterativo, y trayecto moral bastante m¨¢s dudoso, en la que una esposa fiel y un amigo de su esposo, playboy al viejo estilo (cl¨¢sico, dir¨¢n algunos espectadores; caduco, decadente y pat¨¦tico, dir¨¢n otros), recorren el camino entre la Costa Azul y Par¨ªs en medio de una sobredosis de turismo gastron¨®mico. Y ese es el problema: que a Eleanor se le ha ido la mano con la gu¨ªa de viajes culinaria, en lugar de ahondar en las entra?as de un personaje al que, a pesar de todo, y como siempre, pone calor, clase y talento Diane Lane.