Venecia, el color renacentista de la ciudad m¨¢s bella
El Museo Thyssen hace una exploraci¨®n sensual de la revoluci¨®n art¨ªstica del Veneto a trav¨¦s de 89 obras
En la frontera del 1500, Venecia estaba al borde del aislamiento pol¨ªtico y econ¨®mico. La ca¨ªda de Constantinopla a manos de los turcos y el cambio de las rutas europeas de comercio despu¨¦s del descubrimiento de Am¨¦rica en 1492, entre otros factores, hab¨ªan trastocado el poderoso papel que ostentaba la ciudad. Pero como tantas veces en la historia, los malos tiempos pol¨ªticos fueron un est¨ªmulo para la creaci¨®n art¨ªstica. Los venecianos buscaron lo que ahora se llamar¨ªa una marca propia y decidieron convencer a todos de que su ciudad era la m¨¢s bella del mundo y su calle principal (el Gran Canal) la m¨¢s deslumbrante. Los pintores y arquitectos, apoyados por los mecenas, recurrieron como nunca antes a poner luz, color y sensualidad sobre modelos bell¨ªsimos, hombres y mujeres, inspirados en la cultura cl¨¢sica. Bajo el t¨ªtulo de El Renacimiento en Venecia. Triunfo de la belleza y destrucci¨®n de la pintura, el Museo Thyssen muestra hasta el 24 de septiembre la que ser¨¢ su gran exposici¨®n de verano con 89 obras prestadas por grandes colecciones internacionales, gran parte de ellas nunca expuestas en Espa?a. Fernando Checa, comisario de la exposici¨®n, asegura que la suma de esta muestra junto a la formidable colecci¨®n de la escuela veneciana del Prado convertir¨¢ a Madrid por unos meses en el mayor escaparate de pintura veneciana del mundo.
A modo de introducci¨®n, Checa ha instalado una vista de Venecia realizada por Jacopo de Barbari en 1500. Era la primera vez que la ciudad se representaba a vista de p¨¢jaro de manera realista. La xilograf¨ªa est¨¢ acompa?ada de tres retratos de magistrados venecianos, representantes del cosmopolitismo y el lujo, firmados por Gentile Bellini, Tintoretto y Veron¨¦s, tres de los grandes artistas que ilustran este periodo glorioso del arte veneciano.
Empieza as¨ª un recorrido en el que las obras est¨¢n dispuestas para disfrutarse con el placer de la pura mirada. El comisario explica que ha tardado cuatro a?os en reunir las obras que se exhiben y que no falta nada esencial para ilustrar el periodo. Ha conseguido pinturas, esculturas y libros de museos como la Galleria dell ?Accademia de Venecia, el Museo Nacional del Prado de Madrid, la Fondazione Accademia Carrara de B¨¦rgamo, el Palazzo Pitti de Florencia, el Kunsthistorisches Museum de Viena, la Galeria degli Uffizi de Florencia, la Biblioteca Nacional de Espa?a, el Mus¨¦e du Louvre de Par¨ªs o la National Gallery de Londres. Y todo ello unido a una decena de piezas maestras propiedad del Thyssen de este per¨ªodo, como El Paraiso (hacia 1588) de Tintoretto y Joven caballero en un paisaje (hacia 1505) de Vittore Carpaccio.
El ideal de belleza encarnado por hombres j¨®venes melanc¨®licos, elegantemente vestidos, pintados por Veron¨¦s, Giorgione, Lorenzo Lotto o Giovanni Cariani, dan paso a una galer¨ªa de hermosas mujeres retratadas por Palma el Viejo, Giovanni Cariani, Sebastiano del Pombo y Tiziano, del que se exponen tres versiones de la Magdalena Penitente. Proceden del Ermitage de San Petersburgo, del Museo di Capodimonte de N¨¢poles y de una colecci¨®n particular de Barcelona. ¡°En ese af¨¢n de vender belleza¡±, explica el comisario, ¡°los artistas se fijan en el canon del mundo cl¨¢sico. Son retratos ideales que no corresponden a ninguna mujer en concreto aunque entre ellas pueda haber nobles o prostitutas como inspiradoras de la obra¡±.
La exposici¨®n avanza por obras que dan idea del brillo del poder reflejado en las armaduras de los soldados y los impresionantes interiores de los edificios. El retrato de Francesco Maria della Rovere, pintado por Tiziano hacia 1536 es una de las piezas m¨¢s notables de este apartado.
La belleza ideal alcanza su apogeo en el apartado destinado a la naturaleza y al paisaje. ¡°Las escenas campestres tienen aqu¨ª una inspiraci¨®n literaria. En la propia ciudad de Venecia no hay campos¡±, recuerda el comisario, ¡°por mucho que veamos reba?os de ovejas o prados de cultivo¡±. Advierte tambi¨¦n el experto que las famosas vistas de Canaletto o Guardi tampoco tienen que ver con la realidad. ¡°Son hechas para ser contempladas por gente que no vive en Venecia, para lo que ahora llamar¨ªamos turistas¡±.
?Cu¨¢l ser¨ªa a juicio del comisario la gran joya de la exposici¨®n?. ¡°Dir¨ªa que todas las obras¡± responde sonriente el exdirector de El Prado. ¡°Forzado a escoger se?alar¨ªa El rapto de Europa (1573) de Paolo Veron¨¦s, una obra cargada de mitolog¨ªa y belleza, prestada por el palacio Ducal, de donde ha salido en escasas ocasiones¡±.
Rubens, Bacon, Rothko
Una de las caracter¨ªsticas del Cincuecento veneciano es la esencia del dibujo en beneficio del color. La ¨²ltima sala, sirve de reflexi¨®n sobre si esa t¨¦cnica llevaba en s¨ª el germen de su autodestrucci¨®n. Hay obras en las que se ve como el violento claroscuro o los ¡°crueles borrones¡± alcanzaron un protagonismo total, hasta el punto de discutirse hasta el d¨ªa de hoy si, en el caso de Tiziano, se trata de obras terminadas o no, comenta Guillermo Solana, director art¨ªstico del Thyssen. Para ¨¦l, lo que no alberga duda es que esas manchas de color pesaron en toda la modernidad posterior. La m¨¢s inmediata, como Rubens, Rembrandt, Vel¨¢zquez, Goya, El Greco, quien aprendi¨® a pintar en Venecia. Pero la influencia se extiende a los expresionistas abstractos, Rothko, Bacon y Freud entre otros muchos.
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