Roa Bastos, contra las nuevas dictaduras
La hija del escritor paraguayo, del que se cumple su centenario, presenta la edici¨®n conmemorativa de 'Yo, el Supremo'
Habr¨ªa cumplido 100 a?os, seguir¨ªa respirando en este 2017 en que celebrar¨ªa su siglo. Solo as¨ª Augusto Roa Bastos (Asunci¨®n, 1917-2005) podr¨ªa decir que ha pasado m¨¢s tiempo en casa que en el exilio, ese exilio ¡ª47 a?os¡ª que tantas veces repiti¨® que le hizo escritor. Claudic¨® antes, le falt¨® poco, pero con motivo de su centenario se ha publicado una edici¨®n especial de su obra magna Yo, el Supremo. Mirta Roa, su ¨²nica hija, dice que en ese libro de 1974 su padre, premio Cervantes y hostigador de totalitarismos, sigue hablando al ahora, contra las dictaduras de siempre y contra otras nuevas: ¡°Las de los medios de comunicaci¨®n, las de quienes juegan con la vida de la gente comerciando con medicinas o con semillas¡±.
Paraguay, que durante la tiran¨ªa del general Alfredo Stroessner le retir¨® a Roa la nacionalidad, lo aclama en su centenario: el palad¨ªn de las letras da su nombre a la m¨¢xima condecoraci¨®n que su Gobierno entrega, que por mano de su embajador, Antonio Rivas, otorg¨® ayer, jueves, a Casa Am¨¦rica de Espa?a por los esfuerzos con que promociona su figura. Como si se cumpliera el pron¨®stico que le augur¨® Alejo Carpentier tras leer su novela m¨¢s trascendente: ¡°Despu¨¦s del Quijote, Yo, el Supremo¡±. Roa sosten¨ªa que solo la literatura le sirvi¨® para mantener el v¨ªnculo con su pa¨ªs y de ¨¦l dice el poeta Rafael Soler que fue la voz de los pueblos ¨¢grafos, y que su po¨¦tica y sus usos del lenguaje, tambi¨¦n en castellano, estuvieron marcados por el guaran¨ª. ¡°Su obra es Paraguay y es, a la vez, universal¡±.
Yo, el Supremo comienza con la imagen de un pasqu¨ªn, un mensaje en el que el dictador protagonista se sentencia, se condena, despu¨¦s de muerto. Y acaba con la versi¨®n espejada y distorsionada de ese mismo hecho: esta vez, en vez de decretar su propia decapitaci¨®n firma la de su particular Sancho Panza, la de Pati?o. No transcurren los acontecimientos finalmente tal como desea el tirano pero el autor, Roa Bastos, como dice la especialista en su obra Evangelina Soltero, no deja caminar al lector recto por las p¨¢ginas de su novela. Desconcierta, rompe con lo can¨®nico; agrega notas al pie en las que contin¨²a la parte hist¨®rica (us¨® hasta 20.000 legajos para documentarse sobre el dictador paraguayo de finales del XIX Jos¨¦ Gaspar Rodr¨ªguez de Francia), junta voces tras un punto y seguido sin advertir que ha cambiado el interlocutor. ¡°Yo, el Supremo es como un pa?o perfecto fruncido con retacer¨ªa, y es a la vez el vestido que mejor le ha sentado jam¨¢s a Paraguay¡±, dijo Soltero.
¡°No soy pol¨ªtico, no milito en ninguna causa. Soy un narrador de ficciones comprometido a muerte solo con su obra¡±. Su hija Mirta record¨® esta cita para a?adir a continuaci¨®n c¨®mo su padre cre¨ªa fervientemente que desde la letra se ganaban batallas a la adversidad, y que esa obra, que era su juramento de sangre, se pon¨ªa siempre del lado de los d¨¦biles. Tambi¨¦n de la naturaleza ¡ªera un ecologista convencido¡ª. Una de las frases que con id¨¦ntica formulaci¨®n m¨¢s veces aparece en sus libros est¨¢ en realidad hurtada a Baltasar Graci¨¢n, aunque no por ello es menos v¨¢lida como testamento de su visi¨®n: ¡°Solo mir¨¢ndolas del rev¨¦s se ven bien las cosas de este mundo¡±.
Babelia
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