Desastre y recuperaci¨®n del ¡®Caballito¡¯ de Carlos IV en Ciudad de M¨¦xico
La estatua ecuestre decimon¨®nica vuelve a la vida tras una calamitosa restauraci¨®n de 2013 que devor¨® la mitad de la cubierta original
Durante a?os, la estatua ecuestre de Carlos IV en Ciudad de M¨¦xico sud¨® chorros naranjas y verdes fluorescentes. Una desastrosa restauraci¨®n en 2013 devor¨® hasta el 45% de la capa de ¨®leo con que el arquitecto espa?ol Manuel Tols¨¢ hab¨ªa cubierto en 1803 la imponente pieza de bronce de casi seis toneladas. El proverbial humor mexicano, que ya hab¨ªa rebautizado la pieza como El Caballito para dejar a su pen¨²ltimo Borb¨®n a la sombra, le puso un nuevo nombre: El desollado. Este mi¨¦rcoles, tras casi un a?o de trabajo, ha vuelto a recuperar su tono verde oliva militar.
¡°Tener cabalgando de nuevo a nuestro Caballito nos llena de orgullo a todos los mexicanos¡±, dijo la Secretaria de Cultura, Mar¨ªa Cristina Garc¨ªa Cepeda, tras levantar la lona que durante 10 meses ha cubierto la estatua, frente al Museo Nacional de Arte, en el coraz¨®n hist¨®rico de la capital.
El origen del desastre fue un ba?o de ¨¢cido n¨ªtrico que disolvi¨® los elementos menos estables de la aleaci¨®n de bronce, esta?o y el zinc, provocando una extravagante coloraci¨®n naranja y verde. El responsable ¨²ltimo de la calamidad fue una empresa subcontratada por el Gobierno de la capital, Marina Restauraci¨®n. Tras desvelarse un proceso de contrataci¨®n y supervisi¨®n p¨²blica plagado de irregularidades, el desprop¨®sito se sald¨® con una sanci¨®n que prohib¨ªa a la empresa volver a prestar servicios de este tipo en 10 a?os. Los da?os afectaron a casi la mitad de la obra y provocaron la mofa popular.
El nuevo equipo de restauradores, liderado por el Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia (INAH) e integrado por arquitectos, historiadores, soci¨®logos y qu¨ªmicos metal¨²rgicos, descubri¨® durante su intervenci¨®n que sobre la aleaci¨®n de bronce hab¨ªa tambi¨¦n una capa oleosa de color oliva-parduzco. ¡°Esta capa original fue protegida mediante resinas que son reversibles y respetan los criterios de conservaci¨®n. Despu¨¦s se le aplic¨® un recubrimiento de poliuretano acr¨ªlico, que recupera el color y protege a la escultura de los agentes del intemperismo¡±, se?al¨® Liliana Giorguli, directora de la Coordinaci¨®n Nacional de Conservaci¨®n del Patrimonio Cultural.
La superficie escult¨®rica aun conserva m¨¢s del 30% de esa capa pict¨®rica original, y el nuevo rescate ha cuidado los distintos matices verdes ¡°en zonas c¨®ncavas y convexas, a fin de acentuar las volumetr¨ªas¡± del monumento. Esta segunda intervenci¨®n, financiada con fondos federales y estatales, ha costado 7,5 millones de pesos.
En un gir¨® de optimismo, la directora del proyecto aludi¨® a la calamitosa primera restauraci¨®n como ¡°un hecho desafortunado que hemos convertido en una oportunidad¡±. El segundo rescate incluy¨® la limpieza de ¡°capas de cera, chapapote y resinas acumulados durante los a?os¡±. El pedestal tambi¨¦n ha sido objeto de la restauraci¨®n: manchas de humedad, grafitis y chorretones de cobre y hierro que se hab¨ªan derramado durante los primeros trabajos de 2013.
El monumento fue ideado originalmente para coronar la plaza principal de la capital, el Z¨®calo, durante la ¨²ltima etapa virreinal. La declaraci¨®n de Independencia liquid¨® el recuerdo del emperador, que fue resguardado durante a?os en la Universidad Pontificia de M¨¦xico. En 1852 lo trasladaron a una de las glorietas del reci¨¦n inaugurado Paseo de la Reforma. Desde 1979, un Carlos IV con una inquietante mueca sonriente y el caballo Tambor ¨Cinspirado en un equino de carne y hueso del estado de Puebla¨C est¨¢n colocados a un costado del Palacio de Bellas Artes y frente al Museo Nacional de Arte, en el epicentro hist¨®rico y cultural de la ciudad.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.