Lamentable estreno pamplonica
Jes¨²s E. Colombo cort¨® dos orejas y sali¨® a hombros gracias a su entrega y a una voltereta
Lo mejor fue la imagen que presentaba la plaza de Pamplona -casi lleno en los tendidos- el d¨ªa previo al chupinazo, sin el infernal ruido de las charangas y, lo que es peor, sin merienda.
Y destac¨®, tambi¨¦n, la valent¨ªa y la entrega del novillero venezolano Jes¨²s E. Colombo, al que enga?aron entre todos sac¨¢ndolo sin m¨¦ritos a hombros por la puerta grande.
?Y lo peor? Uf! La lista es larga:
El Parralejo/Mar¨ªn, Colombo, To?ete
Novillos de El Parralejo, justos de presentaci¨®n, mansones, blandos, sosos y muy nobles.
Javier Mar¨ªn: media tendida (oreja); pinchazo, estocada atravesada y contraria _aviso_ cuatro descabellos _2? aviso_ y el novillo se echa (silencio).
Jes¨²s E. Colombo: su primer novillo fue apuntillado (silencio); estocada (dos orejas).
To?ete: tres pinchazos y estocada (silencio); cuatro pinchazos y estocada _aviso_ (silencio).
Plaza de Pamplona. Novillada de feria. 5 de julio. Casi lleno. Se guard¨® un minuto de silencio en memoria de Iv¨¢n Fandi?o.
- el ruedo era una playa, con la arena suelta, impracticable para el toreo.
- el p¨²blico, silencioso y aburrido durante las faenas, y verbenero y bullanguero a la hora de pedir trofeos inmerecidos.
- la presidencia, muy en su papel, pero sin criterio.
- los novillos, muy justos de presentaci¨®n para la llamada Feria del Toro, comod¨ªsimos de cara (sin pitones, vamos), mansones, muy blandos, muy sosos y nobil¨ªsimos. Artistas venidos a menos.
- y novilleros sin misterio¡
Los novillos y los novilleros no llegaron a entenderse; los primeros no sirvieron para el triunfo, pues si bien se les ca¨ªa la cara de buenos, derrocharon esa soser¨ªa que destaca sobre la codicia e impide la necesaria emoci¨®n; eran novillos para jugar con ellos, pero no para jugarse nada, y menos el futuro.
Y los j¨®venes toreros dejaron claro que carecen del misterio de la personalidad, de esa torer¨ªa que dicen todos que llevan dentro, de esa capacidad innata para levantar a la gente de sus asientos y hacerla sufrir y gozar.
Colombo corrobor¨® lo que ya demostr¨® en San Isidro, que no quiere pasar desapercibido, que le sobran valor y ganas, y derrocha una entrega encomiable. Capotea con celeridad, destaca por su dominio de las banderillas y baja el tono muleta en mano. Se le ve seguro, f¨¢cil y suficiente; tanto como falto de hondura y empaque.
Su primero, quiz¨¢ enfermo, se apag¨® tras el segundo tercio, se ech¨® en la arena y no volvi¨® a levantarse.
Ante el quinto, de mejores modales y algo m¨¢s de vida, inici¨® de rodillas la faena de muleta, y de tal guisa y de pie dibuj¨® algunos derechazos estimables. No consigui¨® estar a la altura del templado novillo -lo suyo son medios pases y no le sobra exquisitez-, pero una espectacular voltereta de la que sali¨® magullado y enarenado, precedi¨® a unas ajustadas y muy irregulares bernardinas y una efectiva estocada, y le concedieron las dos orejas en un santiam¨¦n.
Lo de Mar¨ªn, sin embargo, es preocupante. Toma la alternativa el d¨ªa 29 en Tudela, y lo ¨²nico que dijo es que est¨¢ muy verde. Dio muchos pases, pero no transmiti¨® nada y emocion¨® menos. A pesar de todo, sus paisanos navarros le regalaron una oreja en su primero, y dispuestos estaban a sacarlo a hombros si no escucha dos avisos ante el cuarto. Preocupante el futuro de este torero navarro.
Y To?ete (muy despegado y soso ante un primer novillo sin alma) se luci¨® en una buena tanda de naturales con el muy noble y artista sexto. Corri¨® bien la mano y traz¨® con maneras los muletazos, pero no remat¨® la obra. De hecho, todo qued¨® muy diluido y la impresi¨®n que dej¨® es que es un torero fr¨¢gil. Y algo m¨¢s: no sabe manejar el capote; y algo peor: no sabe manejar la espada.
Est¨¢ en las primeras lecciones del curso, es verdad, pero ha tenido la osad¨ªa de presentarse en Pamplona, y eso son palabras mayores.
Bueno, eso dice la creencia popular, porque la plaza navarra parece una port¨¢til, con un p¨²blico jaranero, una presidencia dadivosa, unos novillos (los de ayer) impropios de la primera categor¨ªa, y unos novilleros, al menos dos de ellos, sin razones para viajar a feria de tan te¨®rico prestigio.
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