La fascinaci¨®n del dolor

Polonia, 1990. Cuatro historias, cuatro mujeres. La ingenuidad de la que un d¨ªa fue miss en el barrio y cree que su tiempo de belleza a¨²n le puede llevar al triunfo vital; la demencial manipulaci¨®n de una profesora de religi¨®n con alma de esp¨ªa y ¨¢vida de amor; la necesidad de pareja de una directora de escuela altiva y desolada; los vaivenes sentimentales de una esposa perdida en la unidad familiar.

El panorama que presenta Tomasz Wasilewski en Estados Unidos del amor, su tercer largometraje, ganador del premio al mejor guion en el Festival de Berl¨ªn, es atroz. En lo pol¨ªtico y en lo social. Pisos celda en descampados, sin calles. Aridez, aflicci¨®n. Y lo relata con una complejidad narrativa que le hace ir de una a otra historia alej¨¢ndose de la cronolog¨ªa habitual, conformando un puzle homog¨¦neo y finalmente exacto sobre la soledad, el desamparo y las distintas formas de entender la vida y el mundo que nos ha tocado vivir. Con el sexo (?o era el amor?) como esencia, y una explicitud de cuerpos, no necesariamente j¨®venes ni bellos, que nunca enga?a.

Partiendo de postulados de Michael Haneke y de Ulrich Seidl, Wasilewski utiliza una fotograf¨ªa levemente quemada que convierte en a¨²n m¨¢s gris las vidas de sus criaturas, a un paso del peligroso tremendismo. Pero tambi¨¦n despliega una expresividad art¨ªstica asentada en el estudio del encuadre, que lleva a sus im¨¢genes, en formato panor¨¢mico, a una tristeza tan complicada de asimilar como, en el fondo, fascinante. La fascinaci¨®n que a veces posee el dolor.