Un pu?etazo contra una amistad de a?os
La f¨¦rrea relaci¨®n entre los dos escritores y sus familias se rompi¨® en 1976 por un conflicto personal que Vargas Llosa prefiere dejar para el estudio de los historiadores
Dos amigos, dos colegas, dos talentos¡ Y un golpe que tumb¨® todo aquello. Mario Vargas Llosa y Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez se conocieron en los a?os sesenta y fueron vecinos de la Barcelona de entonces. Forjaron lazos familiares y literarios. Con Carmen Balcells, su agente com¨²n, amiga, madrina¡ catapultaron a la generaci¨®n de literatura en espa?ol m¨¢s brillante del siglo XX. Aquella que brot¨® en un territorio propio, el de La Mancha que defini¨® Carlos Fuentes con ayuda de Cervantes, y un mont¨®n de cofrades de todos los pa¨ªses que conforman Am¨¦rica Latina.
El jueves, Vargas Llosa record¨® esa amistad en San Lorenzo de El Escorial. Una alianza hecha a?icos por un incidente que hizo temblar el boom literario y abri¨® una sima entre los dos ejes m¨¢s importantes del movimiento. Ocurri¨® en M¨¦xico D. F. Mario andaba en el vest¨ªbulo del Palacio de Bellas Artes cuando Garc¨ªa M¨¢rquez se acerc¨® a saludarlo. Tras una mera explicaci¨®n a la que despu¨¦s no ha seguido m¨¢s que un silencio de cuatro d¨¦cadas, el escritor colombiano recibi¨® un pu?etazo en la cara. Tan s¨®lo le dijo: ¡°?Esto, por lo que le hiciste a Patricia en Barcelona!¡±. Hubo testigos, revuelo y aspavientos aquel 12 de febrero de 1976.
Ambos acudieron al estreno de Supervivientes de los Andes, la famosa pel¨ªcula que recreaba el accidente de avi¨®n de un equipo de rugby y los episodios de canibalismo para poder sobrevivir hasta que fueron rescatados. El mandoble de Vargas Llosa romp¨ªa una f¨¦rrea amistad de tiempo, exilios, alianzas personales y veladas de fuertes dosis literarias. Abr¨ªa dos frentes entre el peruano y el colombiano, que con los a?os recibieron cada uno su premio Nobel. Enfrent¨® a sus familias y ruboriz¨® a los amigos comunes. A partir de entonces, nada ser¨ªa igual¡ ?Qu¨¦ hab¨ªa pasado?
Mario viv¨ªa una de sus crisis de pareja con su mujer de entonces, Patricia Llosa. Ella encontr¨® amigo y confidente en Gabo y Mercedes Barcha, la mujer de este. Hubo, quiz¨¢s, malos entendidos que llevaron a los celos. Y de ah¨ª, la posible y deseada reconciliaci¨®n entr¨® en barrena. Y la mala relaci¨®n se fue enquistando entre posiciones pol¨ªticas en las ant¨ªpodas y una alimentada rivalidad.
Muchos buscaron el abrazo de la paz. ¡°Sobre todo su agente, que era mucho m¨¢s que eso. Carmen Balcells, se hab¨ªa convertido para los dos en una especie de madre com¨²n, la mam¨¢ grande, la llamaban. Y lo pas¨® muy mal. Es que aquello fue un divorcio en toda regla. Con amigos que se ponen de un lado y otro de la pareja¡±, comenta ?ngel Esteban, autor junto a Ana Gallego del libro De Gabo a Mario (Espasa). ¡°Quien mejor ha contado el episodio¡±, comenta Esteban, es Xavi Ay¨¦n en Aquellos a?os del boom (RBA). Nadie ha refutado esa versi¨®n que ofrece todo lujo de detalles¡±. Ay¨¦n describe la escena. Tambi¨¦n los proleg¨®menos y sus consecuencias en dicho volumen, de m¨¢s de 800 p¨¢ginas que recibi¨® en 2013 el Premio Gaziel de biograf¨ªa. En el cap¨ªtulo Historia de un fraticidio, ya avisa lo que Vargas Llosa contesta cuando le preguntan qu¨¦ pas¨®: ¡°Bueno, eso vamos a dej¨¢rselo a los historiadores¡±. Es la misma respuesta que el escritor le ha dado a Esteban y a otros tantos. ¡°Jam¨¢s, ni ¨¦l, ni Garc¨ªa M¨¢rquez volvieron a hablar del asunto. Lo que no s¨¦ es si estuvieron despu¨¦s en contacto o no¡±.
Respeto por la obra
P¨²blicamente, lo m¨¢s parecido a una reconciliaci¨®n, fue lo que ocurri¨® al aparecer la edici¨®n definitiva de Cien a?os de soledad por parte de la Real Academia Espa?ola. Ah¨ª, Vargas Llosa dio permiso para que se publicara en el pr¨®logo Cien a?os de soledad, realidad total, novela total. Ya antes hab¨ªa escrito sobre su amigo en Historia de un deicidio.¡°No s¨¦ si es que lo presionaron, pero aquello se interpret¨® como un gesto de acercamiento¡±, agrega ?ngel Esteban.
Las coincidencias persisten. Un nuevo gesto fue la charla que con la participaci¨®n de la c¨¢tedra Vargas Llosa tuvo lugar el jueves en San Lorenzo de El Escorial. ¡°Con los a?os, creo que Mario va sintiendo la necesidad cerrar heridas¡±, afirma Esteban. Otro curso sobre Garc¨ªa M¨¢rquez se ha celebrado esta semana tambi¨¦n en la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid. Las teor¨ªas se afianzan, los testimonios y los testigos han ayudado a reconstruir aquella crucial relaci¨®n. Entre ellos pervivi¨® un respeto profundo por la obra com¨²n pero ante el conflicto, a¨²n Vargas Llosa guarda silencio.
Del revuelo que se form¨® tras el altercado en M¨¦xico, queda una an¨¦cdota. La escritora y amiga de ambos, Elena Poniatowska, al ver a Gabo en el suelo, se asust¨® pero qued¨® impresionada por el remango de Mercedes Barcha. ¡°Elenita, hay que ser pr¨¢cticos¡±. Y se march¨® a por algo fr¨ªo para quitarle la hinchaz¨®n. Cruz¨® al restaurante de enfrente, el Hamburger Heaven, para aliviarle el ojo y la mejilla izquierda a causa del KO. En vez de hielo, se present¨® con una chuleta fresca y se lo aplic¨® en la cara. ¡°Luego¡±, le cont¨® Poniatowska a Ay¨¦n, ¡°se lo llevaron en un volchito¡±, es decir, un Volkswagen. Y en ese rumbo incierto del escarabajo se perdi¨® un trozo de la amistad que hab¨ªa forjado el boom para siempre.
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