Wilco y el valor de la patria conquistada
La banda estadounidense ofrece un concierto sobresaliente en el Mad Cool
Wilco llevan ya mucho tiempo siendo Wilco. Un valor seguro del pop-rock de nuestra ¨¦poca, pero, sobre todo, y lo m¨¢s dif¨ªcil, llevan ya mucho tiempo siendo la excelencia. En la tarde del s¨¢bado, en el escenario principal del Mad Cool, salieron sin mucho ruido, cuando todav¨ªa el sol hac¨ªa de las suyas en una ciudad pasada por agua. Con Jeff Tweedy, ataviado con su sombrero, presidiendo la banda, Wilco se arrancaron con Random Name Generator sin nada de pirotecnia, pero irreprochable estilo.
De primeras, su propuesta ya estaba lejos de los vitam¨ªnicos Foo Fighters o Green Day, que en d¨ªas anteriores pasaron por el mismo enorme escenario. Sus virtudes son otras, como bien han evangelizado desde que le dieran un vuelco incre¨ªble y glorioso a la escena indie norteamericana con el cambio de siglo. Folk-rock elegante, imprevisible, absorbente, con aire de himno. Una propuesta que lleva su marca, su sangre, como ese V¨ªa Chicago al que pusieron todas las marchas que se les antoj¨®, del medio tiempo folkie a la memorable locura instrumental con la bater¨ªa en plena cilindrada, las guitarras desatadas y el ¨®rgano rugiendo. Bajando y subiendo, subiendo y bajando. La canci¨®n cog¨ªa los prismas que Tweedy y los suyos quer¨ªan.
Esa es la gran haza?a de Wilco, surgidos de la fant¨¢stica escena del country alternativo norteamericano de los noventa. Darle la vuelta a todos los conceptos, desde su fascinaci¨®n por igual por los Beatles, Gram Parsons, Bob Dylan o Woody Guthrie, cuyo esp¨ªritu errante y rom¨¢ntico vol¨® con California Stars, perteneciente al homenaje en forma de disco que hicieron con Billy Bragg.
Las canciones de Wilco son patrimonio irrenunciable del folk-rock norteamericano. Son una patria sonora en s¨ª mismas, m¨¢s ahora que todo es tan vol¨¢til y pocas cosas perduran con identidad en nuestra memoria. Con una precisi¨®n sonora de un reloj suizo, aunque con el volumen algo bajo, I Am Trying to Break Your Heart, Art of Almost, Impossible Germany, Jesus etc. o Hummingbird constataron ante el entregado p¨²blico madrile?o la conquista de Wilco. La conquista de ser un ente independiente, con un lenguaje propio, con unas ambiciones alcanzadas, con una influencia reconocible en la m¨²sica popular de los ¨²ltimos 15 a?os, con el deseo intacto de querer seguir siendo relevantes e inimitables. Y sino que se lo digan a la interpretaci¨®n de Spiders. Nada nuevo para todo aquel que ha seguido a este grupo en este siglo, cierto. Pero la verdad no deja de ser verdad por conocida. Wilco son Wilco y seguiremos celebr¨¢ndolo.
Babelia
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