Gravedad sin imposturas
Uno de los grandes subtextos de la pel¨ªcula es la construcci¨®n de un gran muro, dentro de un filme de impecable factura
LA GUERRA DEL PLANETA DE LOS SIMIOS
Direcci¨®n: Matt Reeves.
Int¨¦rpretes: Andy Serkis, Woody Harrelson, Karin Konoval, Steve Zahn.
G¨¦nero: b¨¦lico. EE UU, 2017.
Duraci¨®n: 140 minutos.
A pesar del triunfo, este mismo a?o, de Kong: La isla calavera, superproducci¨®n ligera, aguerrida y efervescente, de soberbia orientaci¨®n del ritmo y refrescante sentido del humor autopar¨®dico, la ¨²ltima d¨¦cada del cine mundial ha quedado marcada por los blockbusters sombr¨ªos con enormes, seguramente demasiadas, ansias de trascendencia, donde la grandilocuencia no s¨®lo asomaba la pezu?a sino que adem¨¢s acababa, en sobrados casos, por resquebrajar el producto con su zarpa metida a destiempo.
El control entre lo que se est¨¢ contando y c¨®mo se est¨¢ contando no pocas veces resulta clave en tiempos de impostura dram¨¢tica y angustia juvenil, y justo por eso es tan admirable lo que ha conseguido Matt Reeves con La guerra del planeta de los simios, tercera entrega del excelente renacimiento de la saga original de los a?os sesenta y setenta, intensa pel¨ªcula b¨¦lica (no de acci¨®n, a¨²n menos de aventuras, aunque tenga ciertos elementos de ambos g¨¦neros), que se impone desde la gravedad sin caer en la pomposidad. Hay ¨¦nfasis, y mucho, pero, salvo algunos destellos en los que la constante m¨²sica de Michael Giacchino goza de desmesurada presencia, guiando al espectador de la mano hacia una emoci¨®n un tanto cargante, la pel¨ªcula de Reeves es un prodigio de la t¨¦cnica y una notable narraci¨®n de guerra.
Novedoso en el tono (ni es John McTiernan ni George Lucas, por un extremo; y a¨²n menos Christopher Nolan, por el otro), el relato ser¨ªa impensable sin el espectacular avance tecnol¨®gico de la motion capture, las im¨¢genes generadas digitalmente a partir del movimiento y la extraordinaria expresividad de sus int¨¦rpretes. Porque aqu¨ª, al ya experimentado Andy Serkis se une la memorable actuaci¨®n de Steve Zahn, con un personaje que es un ca?¨®n: un maravilloso n¨¢ufrago cl¨¢sico, heredero del Ben Gunn de La isla del tesoro y del Viernes de Robinson Crusoe.
Y el hecho de que uno de los grandes subtextos de la pel¨ªcula, escondido tras la salvaje actitud de los seres humanos, sea la construcci¨®n de un gran muro, acaba por modular una pel¨ªcula de impecable factura, arriesgada gama dram¨¢tica, teniendo en cuenta sus ambiciones comerciales, e incuestionable mensaje pol¨ªtico.
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