¡®Pura magia¡¯, sin emoci¨®n pero con un jurado atinado
Los jueces, lo mejor de un programa en manos de titubeantes talentos
Result¨® muy precipitado y sorprendente que el concurso de talentos Pura magia, que ayer estrenaba TVE, empezara con una expulsi¨®n. Si no quer¨ªan que hubiera 13 concursantes, por aquello del gato negro, con seleccionar 12 o 14 se habr¨ªa resuelto. Pero contemplar a una tropa poco conocida de magos j¨®venes expulsando al mago m¨¢s abuelo sin otra pista sobre sus motivos que la edad del elegido fue una mala manera de empezar. Eso s¨ª, a los pocos minutos de programa ya hab¨ªa alguien llorando, escena inevitable del g¨¦nero pero que se adelant¨® excesivamente porque el espectador no ten¨ªa suficientes datos para comprender aquellas l¨¢grimas.
Pura magia, como concurso de talentos con academia, ese primer d¨ªa, ofreci¨® dos grandes debilidades. En la academia no ocurri¨® nada que mereciera la pena verse y la parafernalia de plat¨® evidencia un presupuesto m¨¢s ajustado que el de sus cong¨¦neres y competidores. A pesar de ser en diferido, hubo alguna dejadez en el montaje, en la narrativa del evento, que transcurri¨® sin llegar a comunicar emoci¨®n.
Todo se bas¨® en la sucesiva actuaci¨®n de los concursantes lo que dej¨® el programa en manos de doce debutantes con sus titubeos, sus errores teatrales, de ritmo. Unos defectos l¨®gicos en unos artistas que llegan al programa sin tenerlo todo aprendido, para eso hay una academia (absolutamente opaca este martes), pero que penaliza lo que de espect¨¢culo tiene Pura magia. Lo mejor, de lejos, los comentarios del jurado. Pura magia, particularmente Anthony Blake, demuestra que se puede ser riguroso sin necesidad de insultar o humillar. A pesar de no poder entrar en cuestiones t¨¦cnicas sobre el truco ¡ªun andamiaje que no debe absorber la atenci¨®n del buen espectador, que acude a dejarse enga?ar, c¨®mplice del mago¡ª, el jurado prodig¨® comentarios sensatos, atinados. Sorprendi¨® que todav¨ªa tuvieran que dar consejos elementales que son del primer cap¨ªtulo de la did¨¢ctica de la magia. Por ejemplo, que el mago no debe nunca decir lo que realmente va a hacer. Por cierto, el jurado tiene intervenciones muy pertinentes, pero se le dedican demasiados planos mientras el mago o la maga act¨²a, lo que da una sensaci¨®n de entrometimiento e interrupci¨®n. En cualquier caso, esperemos que los concursantes aprendan r¨¢pido porque ellos y su magia ¡ªno los lloriqueos en el backstage¡ª han de ser la buena apuesta del programa.
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