Un coloso musical llamado Stevie Wonder
Apenas un pu?ado de artistas de la m¨²sica popular pueden igualar su fabuloso cancionero
A estas alturas de siglo XXI, se dice poco: Stevie Wonder es un gigante musical. Uno de esos artistas imponentes por el legado de su obra, a la altura de muy pocos. Pero, por extra?o que parezca, no goza de ese reconocimiento en vida al nivel de otros iconos, algunos de ellos menos relevantes para la historia de la m¨²sica popular. La lista ser¨ªa extensa: apenas un pu?ado de artistas pueden igualar su fabuloso cancionero. Conviene, por tanto, no esperar a que muera para que se le reconozca, al menos en este blog, su lugar entre los m¨¢s grandes.
Wonder fue un ni?o prodigio. Ciego de nacimiento, el m¨²sico concibi¨® desde el primer momento la m¨²sica como un elemento catalizador de sensaciones. Tal vez por eso desarroll¨® una extraordinaria capacidad para captar un amplio espectro sonoro, donde conviv¨ªan con igual gracia g¨¦neros como el soul, el g¨®spel, el R&B y el pop, impregnados de un refulgente sentido del ritmo. A mediados de los sesenta despunt¨® con fuerza con su particular interpretaci¨®n jazz¨ªstica, vibrante en su ropaje rhythm and blues. Cualquiera de esos primeros ¨¢lbumes de aquel chaval contienen destacadas dosis de R&B cl¨¢sico con ¨ªmpetu juvenil. De alguna forma, el joven Wonder era el disc¨ªpulo m¨¢s aventajado de Ray Charles, otro gigante nunca lo suficientemente valorado en el pante¨®n de colosos musicales. De hecho, le dedic¨® un disco, Tribute to Uncle Ray. Las se?as de identidad de Wonder eran su ritmo delicioso y su esp¨ªritu entusiasta que, bajo el amparo de Motown, le hac¨ªan arrimar su soul al universo del pop. Algo digno de elogio, con obras tan embriagadoras como Down to Earth.
Solo por esos primeros a?os Stevie Wonder merecer¨ªa ser nombrado como un artista m¨¢s que interesante de la edad dorada de la m¨²sica popular norteamericana, pero solo fueron la carta de presentaci¨®n. Vaya si lo fueron. El ni?o prodigio del soul iba a hacer una revoluci¨®n tranquila en la m¨²sica negra. Dotado de un extraordinario instinto y con un talento envidiable, Wonder ir¨ªa disco a disco abriendo una fascinante senda sonora. M¨²sica colorida con su irrepetible sello de calidad. Todo lo que grababa era oro y todo sonaba a Stevie Wonder, el pianista ciego, el compositor profundamente sentimental, el mago mel¨®dico.
La d¨¦cada de los setenta fue gloriosa. Desde que public¨® Signed, Sealed and Delivered en 1970 hasta Hotter than July en 1980. Casi un ¨¢lbum por a?o y a cual m¨¢s fascinante. Son los siguientes: Signed, Sealed & Delivered (1970), Where I'm Coming From (1971), Music of My Mind (1972), Talking Book (1972), Innervisions (1973), Fulfillingness' First Finale (1974), Songs in the Key of Life (1976), Stevie Wonder's Journey Through The Secret Life of Plants (1979), Hotter than July (1980). Aunque, a decir verdad, podr¨ªamos remontarnos hasta For Once on My Life, publicado en 1968 y un disco delicioso. Es la senda de un tit¨¢n. Es un recorrido discogr¨¢fico apasionante, repleto de sofisticaci¨®n sonora, en el que Wonder demuestra ser un experto arreglista, desarrollando nuevas t¨¦cnicas y sonidos que combinan el pop, el jazz, los elementos africanos, el funk e incluso la herencia cl¨¢sica del Tin Pan Alley. Su voz el¨¢stica se convierte en un poderoso ¨ªmpetu vital cuando se lanza al jolgorio instrumental en canciones, ya cl¨¢sicas, como Superstition, Signed, Sealed & Delivered o Sir Duke, todas con su estilo plet¨®rico y colorista, pero tambi¨¦n alcanza un inigualable timbre rom¨¢ntico en baladas que tambi¨¦n llevan su sello como Think of Me as Your Soldier, You are the Sunshine of my Life o He¡¯s Misstra Know it All.
Escuchar al Stevie Wonder de los setenta es como comer un enorme helado de todos los sabores. Fresa, chocolate, lim¨®n, vainilla, nata, menta¡ Pocas cosas m¨¢s sabrosas para los o¨ªdos. Haced la prueba: dedicad un d¨ªa a escuchar todos esos discos uno detr¨¢s de otro y el viaje es alucinante. Pero hay algo m¨¢s: creer¨¦is m¨¢s en la humanidad. Las canciones de Wonder son tan espirituales y reconfortantes, cargadas de ese optimismo irrepetible salido de los detalles instrumentales y su fina voz, que es imposible no sentir la necesidad de vivir.
Por discograf¨ªa y evoluci¨®n, podr¨ªa ser el mejor artista de la poblada y trepidante d¨¦cada de los setenta, o al menos estar¨ªa al mismo nivel de David Bowie y por encima de iconos como Bruce Springsteen, Tom Waits, John Lennon o Lou Reed. Y podr¨ªa ser el mejor m¨²sico del R&B-soul de la historia ante otros gigantes como Marvin Gaye o Prince. Ese es su territorio, el de la grandeza.
M¨¢s all¨¢ de su imagen actual de buen rollista adorable, que lleva lustros con ella, Stevie Wonder es un aut¨¦ntico coloso.
Babelia
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