Los intocables argentinos

Autocitarse est¨¢ feo, pero a veces no hay m¨¢s remedio. Hace poco m¨¢s de cinco a?os, cuando se estren¨® Intocable, que ya ven¨ªa de triunfar en Francia y apuntaba a lo mismo en Espa?a y el resto del mundo, escribimos estas l¨ªneas: "La parte buena del asunto es que Hollywood no podr¨¢ hacer una nueva versi¨®n de Intocable. Mentira, la har¨¢, pero ser¨¢ imposible hollywoodearla m¨¢s". Ya filmada, y en estado de posproducci¨®n, la versi¨®n estadounidense, protagonizada por Bryan Cranston y Kevin Hart, est¨¢ en camino para su estreno en 2018. Pero lo que quiz¨¢ no esper¨¢bamos era una versi¨®n argentina casi exacta en su relato: Inseparables, con la que Marcos Carnevale parece vengarse de lo ocurrido con Coraz¨®n de le¨®n, su buena idea convertida en desigual pel¨ªcula en 2013, a la que casi inmediatamente le salieron dos remakes: uno en Francia, Un hombre de altura, y otro en M¨¦xico, tambi¨¦n Coraz¨®n de le¨®n.

Antes el cine de Hollywood volv¨ªa a rodar pel¨ªculas poco vistas por all¨ª, para aprovecharse de su ¨¦xito y llevarlas al gran p¨²blico. Ahora todo el mundo copia a todo el mundo y cada vez con m¨¢s rapidez, ya sea legalmente, como aqu¨ª, o con adaptaciones m¨¢s o menos encubiertas ahorr¨¢ndose el pago de derechos.

Oda al p¨²blico medio ¨Dsimpat¨ªa un tanto forzada, drama sin explicitudes, leves apuntes sociales¨D, Intocable es quiz¨¢ el m¨¢s genuino representante del cine popular del nuevo milenio. Y Carnevale, consciente de su categor¨ªa de reloj preciso en ese terreno, ha decidido tocar muy poco. Inseparables se adapta bien a la sociedad argentina, y a su favor tiene un gran d¨²o de int¨¦rpretes. Fran?ois Cluzet, la sutileza, y Omar Sy, el desborde, estaban perfectos. ?scar Mart¨ªnez y Rodrigo de la Serna son iguales de buenos (o mejores a¨²n).

Sin embargo, tambi¨¦n tiene aspectos en contra: una m¨²sica funkie espantosa que no encaja ni en tono ni en tempo cinematogr¨¢fico, y unos juegos de montaje un tanto chabacanos en las transiciones. Lo dem¨¢s es (casi) todo igual. Los fan¨¢ticos de Intocable, ya saben. El resto, tambi¨¦n.