Sali¨® el toro exigente, encastado (y complicado) de Ana Romero
Curro D¨ªaz, David Mora y Borja Jim¨¦nez pasearon una oreja cada uno
Sea brava o mansa, encastada o no, la ganader¨ªa de Ana Romero es diferente; quiz¨¢, por eso, no figura en la lista de los hierros preferidos por los que mandan. No les hace falta a estos toros grandes perchas para ganarse el respeto, porque les sobra poder¨ªo, fiereza y casta de la buena y de la otra para captar la atenci¨®n de la plaza. Son toros no aptos para el aburrimiento; toros para tener los sentidos alertas y no perder detalle de sus movimientos. Toros dificultosos listos, ¨¢speros, complicados y muy exigentes. Toros, en definitiva, para la emoci¨®n.
Claro que todo tiene sus ventajas e inconvenientes. Los toros de Ana Romero ponen en aprietos a los toreros, los obligan a un esfuerzo extraordinario, tienen un plus de peligrosidad, y no son f¨¢ciles para el toreo moderno.
Los que salieron en Azpeitia hicieron honor a la feria del toro de esta localidad guipuzcoana de 15.000 habitantes (ya es un milagro que en una ciudad tan peque?a se celebren tres corridas de post¨ªn). Serios todos ellos, con las dificultades propias de la casta y con diferentes comportamientos en la lidia.
El primero, por ejemplo, apret¨® y derrib¨® al caballo en la primera vara y empuj¨® con fijeza en el segundo encuentro. Persigui¨® en banderillas al buen rehiletero Juan Carlos Garc¨ªa, y lleg¨® a la muleta con un recorrido muy corto, reserv¨®n, remiso a embestir y con un deslucido cabeceo.
Romero/D¨ªaz, Mora, Jim¨¦nez
Toros de Ana Romero, bien presentados, encastados y ¨¢speros; bravos en el caballo primero, segundo y sexto.
Curro D¨ªaz: tres pinchazos y estocada (silencio); estocada tendida y un descabello (oreja).
David Mora: estocada trasera (oreja); bajonazo (ovaci¨®n).
Borja Jim¨¦nez: media baja (oreja), pinchazo y media (ovaci¨®n).
Plaza de Azpeitia. Segunda corrida de feria. 30 de julio. Tres cuartos de entrada.
El segundo, un se?or de bigotes de cinco a?os de edad, pas¨® con buena nota el examen del piquero, permiti¨® que se luciera ?ngel Otero con las banderillas, y fue una m¨¢quina de embestir por el pit¨®n derecho, desbordante de casta y movilidad.
El tercero manse¨® en el caballo, y permiti¨® el toreo por el lado izquierdo.
El cuarto se arranc¨® de lejos en la primera vara y cumpli¨® sobradamente en el picotazo posterior. Al igual que el primero, ofreci¨® complicaciones en el tercio de muleta.
El quinto manse¨® en el tercio de varas, y aunque se derrumb¨® en la arena al inicio de faena, no se cans¨® de embestir con dificultades.
Y el sexto, otro caballero con cinco a?os cumplidos, aguant¨® con fortaleza la puya del piquero en dos varas, y acudi¨® con la cara alta y haciendo hilo a la muleta de su matador.
En suma, una se?ora corrida de toros; complicada pero muy interesante.
?Y los toreros? Salieron airosos del trance, que no es poco, pero los tres dieron la impresi¨®n de no estar a la altura de la exigencia de sus oponentes, que era mucha.
Curro D¨ªaz se mostr¨® muy voluntarioso, y dibuj¨® algunos destellos de su buena clase en un esbozo del toreo a la ver¨®nica -una a su primero y tres al cuarto-, y en una tanda de naturales a este ¨²ltimo. No fue el suyo un lote de triunfo para un torero de su elegancia; dificultoso fue el que abri¨® plaza y no se ¡®dej¨®¡¯ en la muleta. Tampoco Curro D¨ªaz, y con raz¨®n, ha recuperado a¨²n -o eso parece- la confianza tras la ¨²ltima cogida.
A David Mora le toc¨® el toro verdaderamente encastado de la tarde, el segundo, que se las hizo pasar canutas. Un toro muy exigente, que embest¨ªa con el alma y le hubiera ganado la pelea a cualquiera del escalaf¨®n. Bien, sin m¨¢s, ante el quinto, en una faena larga, tratando de investigar c¨®mo le pod¨ªa robar muletazos.
Y Borja Jim¨¦nez, que hac¨ªa su primer pase¨ªllo del a?o, se mostr¨® m¨¢s confiado y valiente; se nota que est¨¢ muy entrenado, en la misma proporci¨®n que acusa la falta de cercan¨ªa de toro. Recibi¨® al tercero con una larga cambiada de rodillas en el tercio, se dej¨® enganchar la muleta por el lado izquierdo y no pudo aprovechar las posibilidades que le ofreci¨® ese buen pit¨®n del toro.
M¨¢s complicado fue el sexto, muy reserv¨®n, al que rob¨® tres naturales de categor¨ªa en una actuaci¨®n alegre y bullanguera que no remat¨® con el acero.
Sea como fuere, honor y gloria para los tres toreros, que, aunque perdieron la pelea, no volvieron la cara a una corrida para hombres heroicos.
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