Pandemonium Final

Que Michael Bay haya concebido su despedida de la franquicia Transformers construyendo sus frases visuales como si confundiera la hip¨¦rbole con la s¨ªlaba no resulta sorprendente. Llama mucho m¨¢s la atenci¨®n que el cineasta elegido para dirigir el primer spin-off de la saga, centrado en el personaje de Bumblebee, sea Travis Knight, director de la delicad¨ªsima pieza de orfebrer¨ªa stop-motion Kubo y las dos cuerdas m¨¢gicas (2016), verdadera ant¨ªtesis de esta atronadora org¨ªa de ruido, destrucci¨®n y metales cromados que aqu¨ª llega a un consecuente, aunque agotador, l¨ªmite.

En Transformers: El ¨²ltimo caballero, un desmesurado cementerio de autom¨®viles es el refugio provisional de algunos de sus protagonistas, subrayando la palpable condici¨®n de vertedero de ocurrencias golpeadas, abolladas e instant¨¢neamente desechadas en que se ha convertido una serie que, en su primera entrega ¨Chace ya diez a?os-, parec¨ªa buscar una cierta entente entre la fragmentaci¨®n nihilista del blockbuster seg¨²n Michael Bay y el sentido del espect¨¢culo del blockbuster seg¨²n Spielberg. Stonehenge y los mitos art¨²ricos se reciclan aqu¨ª como nueva chatarra para nutrir a una m¨¢quina que se autoimpone un hist¨¦rico pleno rendimiento durante sus m¨¢s de dos horas de metraje, dejando que las reminiscencias de su avasallador recorrido a trav¨¦s de sus cuatro entregas previas ¨Cel retrato de Shia LaBeouf, la barba met¨¢lica de Hound, las llamadas telef¨®nicas del personaje de John Turturro desde Cuba, el ciberdinosaurio- punt¨²en el pandem¨®nium como inoperantes ilusiones de un universo articulado.

Discutir a estas alturas el estatus de autor de Michael Bay y negar que, tras su tecnopornograf¨ªa, haya un estilo tiene poco sentido. No obstante, las dos ¨²ltimas entregas de la saga funcionan como testimonio de los riesgos que conlleva apostarlo todo a la l¨®gica del exceso sin proponer sustanciales variaciones en el imaginario. Siempre ha sido dif¨ªcil salir de la proyecci¨®n de una pel¨ªcula de los Transformers sin cierta sensaci¨®n de empacho: aqu¨ª esa misma sensaci¨®n se manifiesta desde el mismo pr¨®logo. Eso s¨ª, frente a la tendencia en t¨ªtulos anteriores de reclutar a actores de prestigio para usarlos, masticarlos y tirarlos, aqu¨ª Anthony Hopkins recibe casi tanta atenci¨®n como Optimus Prime.