Cineasta de la libertad
La capacidad para la inventiva y el juego eran consustanciales al cine de Mart¨ªn Patino
Basilio Martin Patino, que ha fallecido en Madrid a los 86 a?os, no era un cineasta al uso. De hecho, no se parec¨ªa a ning¨²n otro aunque con sus compa?eros de promoci¨®n (Camus, Saura, Borau, Picazo, Summers¡) tuvo que batallar contra la censura de Franco, dej¨¢ndose la piel en ello. Precisamente, por estar harto de trabas y censores decidi¨® alejarse del cine tradicional y realizar en total libertad las pel¨ªculas que le apetec¨ªan, aunque tuviera que hacerlas clandestinamente, aislado del "sistema industrial, c¨®mplice, pol¨ªtico y servil, con el que no estaba de acuerdo racionalmente", seg¨²n sus palabras. Y de esa forma surgieron esas joyas cinematogr¨¢ficas que forman parte de las mejores p¨¢ginas de la historia del cine espa?ol, Canciones para despu¨¦s de una guerra (1971), Caudillo o Querid¨ªsimos verdugos, que solo pudieron verse una vez Franco muerto.
La rebeld¨ªa de Patino ven¨ªa de antiguo, de cuando estudiaba en su Salamanca natal y all¨ª cre¨® un cineclub primero, y la revista Cinema Universitario despu¨¦s, de la que surgi¨® la organizaci¨®n de las ya m¨ªticas Conversaciones de Salamanca sobre el cine espa?ol, que agrup¨® a gente de todas las tendencias pol¨ªticas, desde cat¨®licos a comunistas, falangistas y requet¨¦s¡ ?y eso en 1955! Patino era rebelde y valiente y esos atributos impregnaron toda su obra, desde su primera pel¨ªcula, Nueve cartas a Berta (1965), que se convirti¨® en referencia ineludible para la juventud espa?ola del momento y que la censura quiso dinamitar, hasta su ¨²ltima obra, Libre te quiero, sobre la rebeli¨®n del 15M. Lo recordaba con emoci¨®n: "Hac¨ªa mucho tiempo que no pasaba nada parecido. Hay gente muy buena, muy valiosa que ya no se andan con tonter¨ªas. Rodar aquello me dio ganas de hacer m¨¢s cosas".
Con la ayuda de su habitual colaborador, Jos¨¦ Luis Garc¨ªa S¨¢nchez, Patino se hab¨ªa aventurado tambi¨¦n a experiencias ins¨®litas, como la de filmar siete mediometrajes con el t¨ªtulo gen¨¦rico de Andaluc¨ªa, un siglo de fascinaci¨®n en los que con iconoclasta sentido del humor invent¨® realidades que muchos dieron por buenas. "Mi trabajo no es el de historiador, sino el de fabulador", sol¨ªa decir, pero ello no evit¨® que la televisi¨®n andaluza dudara mucho sobre si emitir o no la serie. Cuando finalmente lo hizo, todos cayeron en el juego, el buen humor de su narrativa hac¨ªa tragable cuanto mostraba, incluso en el m¨¢s tr¨¢gico de todos los cap¨ªtulos, El grito del sur: Casas Viejas, donde se aseguraba, con supuesto rigor, el hallazgo de una pel¨ªcula sovi¨¦tica presuntamente filmada durante aquella matanza de 1933. La enga?ifa fue tan veraz que hasta las autoridades rusas reclamaron para sus archivos una copia de la supuesta pel¨ªcula.
La capacidad para la inventiva y el juego eran consustanciales al cine de Patino. Y no solo al cine. Por ejemplo, organiz¨® una televisi¨®n clandestina, El B¨²ho, en un municipio de Toledo, que solo dur¨® cinco semanas por la oposici¨®n de la autoridad competente. Y organiz¨® exposiciones nada convencionales como Las edades del hombre, en la que "combinaba el v¨ªdeo, el l¨¢ser y la holograf¨ªa a modo de retablo moderno, frente a otro retablo medieval como contrapunto de formas de ver la realidad", o Artilugios para fascinar, compuesta de 200 aparatos de cine de su propiedad y m¨¢s de 1.000 im¨¢genes, o Espejos en la niebla, "un relato en caleidoscopio" sobre la vida de una ilustre salmantina de principios del siglo XX, In¨¦s Luna Terrero, "adelantada a su tiempo"; o su espectacular trabajo para la exposici¨®n universal de Shangh¨¢i, que sacud¨ªa "la pasividad del espectador, para lograr una experiencia interesante y muy liberadora".
En los ¨²ltimos tiempos, la enfermedad fue mermando su capacidad para la f¨¢bula. Dec¨ªa tener proyectos "pero que se le olvidaban". Uno de los que no pudo llevar a cabo, siempre con Garc¨ªa S¨¢nchez de la mano, era la edici¨®n en v¨ªdeo de una revista, La nueva Ilustraci¨®n Espa?ola, que se so?¨® semanal. Aunque muchos proyectos quedaron en el camino, Basilio Mart¨ªn Patino nos ha dejado una obra rica, original y en¨¦rgica que no se podr¨¢ olvidar.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.