El convencionalismo del ingenio
Cuando se acude a las habitualmente caprichosas leyes de la fantas¨ªa, la pel¨ªcula se derrumba
Aceptado con explicitud por el propio escritor en un texto contenido en el prefacio de una de sus ediciones, La torre oscura, mastod¨®ntica obra editorial de Stephen King compuesta por ocho novelas que suman m¨¢s de 4.000 p¨¢ginas, est¨¢ inspirada fundamentalmente, y entre otros mitos de la cultura popular, en la obra de J.R.R. Tolkien El se?or de los anillos. De enorme influencia en una parte de las sagas editoriales y cinematogr¨¢ficas de mayor ¨¦xito de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, el universo Tolkien ha conseguido algo complicado de lograr, y a¨²n m¨¢s dif¨ªcil de asimilar, sobre todo para los no fan¨¢ticos: que demasiadas pel¨ªculas recientes parezcan la misma pel¨ªcula. En lo narrativo y en lo visual.
LA TORRE OSCURA
Direcci¨®n: Nikolaj Arcel.
Int¨¦rpretes: Idris Elba, Matthew McConaughey, Tom Taylor, Katheryn Winnick
G¨¦nero: fantas¨ªa. EE UU, 2017.
Duraci¨®n: 95 minutos.
Quiz¨¢ por todo ello resulta tan gratificante para la parte literaria del King m¨¢s personal, y tan decepcionante para su sesgo m¨¢s referencial, que La torre oscura, una especie de pel¨ªcula secuela de los libros, inspirada en su canon narrativo, pueda ser tan meridianamente definida: todo lo que tiene que ver con ciertas peculiaridades de estilo y subtextos del creador de El resplandor y El misterio de Salem's Lot es estupendo, pero cuando los personajes se introducen en Mundo Medio (la denominaci¨®n no hace sino subrayar el origen tolkieniano) y se acude a las habitualmente caprichosas leyes de la fantas¨ªa, la pel¨ªcula se derrumba.
Nikolaj Arcel, director y coguionista de la pel¨ªcula, comienza su relato como un tiro. Su descripci¨®n del mundo interior del cr¨ªo protagonista (el magn¨ªfico Tom Taylor), de sus aparentes problemas mentales, del ambiente en casa con su madre y su padrastro, y con sus amigos en el colegio, su fusi¨®n entre la amargura tr¨¢gica por la p¨¦rdida paterna y la efervescencia adolescente con toques de humor sarc¨¢stico, incluso hace recordar el doloroso universo personal, social y moral de Carrie White, la primera hero¨ªna de King. Sin embargo, pasada esa primera media hora, y llegada la materializaci¨®n de los sue?os y la individualizaci¨®n de la oscuridad, la funci¨®n es de un irritante convencionalismo visual, est¨¦tico y de puesta en escena en manos de Arcel.
Un espacio en el que tampoco encaja la presencia de uno de los, en principio, grandes atractivos de una producci¨®n que en los ¨²ltimos a?os ha ido sufriendo innumerables cambios en su equipo creativo. Matthew McConaughey es un gran actor pero, con la lamentable ayuda de los departamentos de vestuario, maquillaje y peluquer¨ªa, su interpretaci¨®n a base de forzar los tics m¨¢s personales de algunos de sus mejores trabajos (labios apretados, leves movimientos de cabeza laterales...) lo convierte en una parodia de s¨ª mismo.
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