Juegos y tronos, ?estamos perdiendo la cabeza por los Siete Reinos?
La serie de HBO ha abandonado la peque?a pantalla para ser objeto de culto
Juego de tronos es noticia cuando comienza una nueva temporada, pero tambi¨¦n cuando se filtra un cap¨ªtulo, cuando HBO es hackeada o cuando uno de los personajes logra que un drag¨®n cabreado ronronee como un gatito. La serie, basada en las novelas de George R. R. Martin, ha abandonado hace a?os el terreno de la televisi¨®n para convertirse en algo mucho m¨¢s real, como ocurri¨® con La guerra de las galaxias o El se?or de los anillos. El problema est¨¢ en saber si nos estamos pasando con nuestra pasi¨®n por lo que ocurre en los Siete Reinos, si ha dejado de ser una ficci¨®n para convertirse en una obsesi¨®n.
Martin cont¨® una vez que hab¨ªa recibido protestas, e incluso amenazas, de los fans de las novelas para que termine su saga narrativa Canci¨®n de hielo y fuego, todav¨ªa inacabada. La serie, en cambio, tiene los cap¨ªtulos contados: uno de la actual temporada y la octava y ¨²ltima, que todav¨ªa no tiene fecha, aunque uno de los productores insinu¨® que los cap¨ªtulos podr¨ªan durar hasta dos horas.
Al principio de La org¨ªa perpetua, el ensayo que dedic¨® a Madame Bovary y Flaubert, Mario Vargas Llosa escribe: ¡°Siempre he tenido por cierta la frase que se atribuye a Oscar Wilde sobre un personaje de Balzac: ¡®La muerte de Lucien de Rubempr¨¦ es el gran drama de mi vida¡¯. Un pu?ado de personajes literarios han marcado mi vida de manera m¨¢s durable que buena parte de los seres de carne y hueso que he conocido¡±. Esta cita se puede aplicar sin duda a Juego de tronos: Jon Snow, Jaime, Tyrion y Cersei Lannister, Arya y Sansa Stark, Daenerys Targaryen, hasta los dragones ¡ªy todos los que se han quedado en el camino¡ª, son personajes poderosos metidos en tremendos l¨ªos. La saga, adem¨¢s, se atrevi¨® a romper diferentes tab¨²es: cualquier personaje pod¨ªa morir en cualquier momento y la multiplicaci¨®n de tramas desafiaba la narraci¨®n tradicional. Seg¨²n se ha ido ampliando el n¨²mero de seguidores, se podr¨ªa decir que la serie ha ganado en previsibilidad y en convencionalidad. La violencia y el sexo siguen ah¨ª, eso s¨ª. Las tramas mezclan las intrigas pol¨ªticas con tremendas batallas y las relaciones cruzadas de los personajes. Y hasta algunos ven una alegor¨ªa del cambio clim¨¢tico en ese ej¨¦rcito de zombis que avanza imparable para destruir el mundo mientras los humanos y sus dragones se dedican a sus propias querellas, ignorantes del desastre que se avecina.
Tal vez estemos exagerando con Juego de tronos, analizando cada cap¨ªtulo como si ocultase mensajes arcanos, pero su ¨¦xito representa, sobre todo, una nueva prueba del inmenso poder de la ficci¨®n que, como demostr¨® Oliver Sacks, se mezcla en nuestros recuerdos con la realidad. No es que creamos que lo que ocurre en los Siete Reinos sea real, pero las emociones que transmiten los personajes s¨ª lo son.
Tarz¨¢n, Bambi o Luke Skywalker cambiaron la infancia de varias generaciones. Los adultos tambi¨¦n tenemos derecho a dejarnos llevar por la emoci¨®n de la fantas¨ªa.
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