Mutaciones de cuerpo y alma
En la nueva pel¨ªcula del franc¨¦s, el combate entre el sue?o y la raz¨®n, entre lo que se muestra y lo que existe, resurge con potencia en ciertos aspectos
EL AMANTE DOBLE
Direcci¨®n: Fran?ois Ozon.
Int¨¦rpretes: Marine Vacth, J¨¦r¨¦mie Renier, Jacqueline Bisset, Myriam Boyer.
G¨¦nero: intriga. Francia, 2017.
Duraci¨®n: 107 minutos.
"Se le eriz¨® el cabello y se desplom¨® ex¨¢nime del horror que sent¨ªa. ?Y c¨®mo no? El se?or Goliadkin hab¨ªa reconocido enteramente a su amigo nocturno. Su amigo nocturno no era otro que ¨¦l mismo...". Es el terror ante uno mismo, o quiz¨¢ el terror de uno mismo. El ruso F. M. Dostoyevski, en su novela de 1846 El doble, fue uno de los primeros autores en acercarse desde una perspectiva plenamente psicol¨®gica a la figura de lo que los alemanes llaman doppelg?nger, nuestro gemelo fantasmag¨®rico, ahora de moda, siempre presente desde la mitolog¨ªa griega a la literatura de muy diferentes ¨¦pocas. Y esas dos preposiciones escritas en cursiva, ante y de, son de nuevo la clave en el pen(¨²ltimo) acercamiento a la figura del gemelo malvado: El amante doble, intriga de Fran?ois Ozon basada en un relato de Joyce Carol Oates, que abarca no solo un juego de espejos interior sino tambi¨¦n una duplicaci¨®n exterior de m¨²ltiples referencias literarias y cinematogr¨¢ficas. Seguramente demasiadas.
En la nueva pel¨ªcula del franc¨¦s, de filmograf¨ªa tan interesante como desigual, el combate entre el sue?o y la raz¨®n, entre lo que se muestra y lo que existe, entre lo que vemos y lo que creemos ver, presente en obras como Swimming pool (2003) y En la casa (2012), resurge con potencia en ciertos aspectos. La carga de erotismo de El amante doble, el desaf¨ªo interior de su personaje protagonista, una joven perdida entre la represi¨®n y el deseo, y la inquietante belleza exterior de su int¨¦rprete, Marine Vacth, llevan a la pel¨ªcula hasta lo inapelable. Ozon, cada vez m¨¢s preocupado por la forma, despliega una imagen visual de tonos pardos, apesadumbrados, sin llegar a la fascinante grisura ocre de Enemy, de Denis Villeneuve, el mejor acercamiento al tema del doble de los ¨²ltimos tiempos, pero con el estilo de quien arriesga incluso con la duplicaci¨®n de im¨¢genes en pantalla.
Sin embargo, por mucho que Ozon acepte como principal referencia el perverso universo de Luis Bu?uel ¨Ddel ojo de Un perro andaluz en su primera secuencia, a la sensual duplicidad de Ese oscuro objeto del deseo¨D, hay mucho m¨¢s de Brian de Palma ¨Dcomo siempre en este, v¨ªa Hitchcock¨D, de Roman Polanski ¨Dla quim¨¦rica vecina de tintes taxidermistas¨D y, sobre todo, de David Cronenberg, que del maestro aragon¨¦s. Hay demasiado de Inseparables y del director canadiense en El amante doble: de su cine del cuerpo, de sus anomal¨ªas en la anatom¨ªa, de sus mutaciones morfol¨®gicas que desembocan en la mente y el alma. Incluso aspectos de la trama y secuencias calcadas: la pasi¨®n por un par de hermanos gemelos, uno de ellos perverso y dominante; la fantas¨ªa er¨®tica siamesa; la pelea en el restaurante con copa de vino al rostro del hermano maligno.
M¨¢s all¨¢ de la validez del giro final, que es casi lo de menos, hay en El amante doble una desquiciante ausencia de autenticidad que, sin embargo, no evita que uno se vaya tragando cada secuencia con el regusto de lo inevitable: es nuestro lado perverso, nuestra vil sombra que no puede dejar de ver el juego prestidigitador de una mujer fascinante.
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