¡®Club de Cuervos¡¯ o un circo llamado f¨²tbol
La tercera temporada de la primera serie en espa?ol de Netflix vuelve condimentada de una ir¨®nica cr¨ªtica del deporte rey en M¨¦xico
Futbolistas que esnifan coca¨ªna, un agente de jugadores que controla a toda una liga de f¨²tbol y unos due?os que manejan un equipo como una f¨¢brica de jabones. Esta es la visi¨®n de Club de Cuervos llevada al absurdo, o no tanto, de lo que pasa en la burbuja del f¨²tbol. La serie de Netflix ha tomado gran notoriedad en M¨¦xico y el 29 de septiembre estrena temporada.
La esencia del ¨¦xito de esta serie mexicana ha radicado en mofarse de todo el entorno de su f¨²tbol. De esos jugadores estrella que cobran en d¨®lares y terminan, al paso de seis meses, con las maletas con rumbo a otro pa¨ªs. Se burlan de c¨®mo el destino de la liga no depende de los pies, sino de los designios de una televisora. Y ahora tocaran una esfera m¨¢s alta, la de la pol¨ªtica. Un giro arriesgado que resulta cre¨ªble en la tragic¨®mica realidad mexicana cuando Cuauht¨¦moc Blanco busca ser gobernador del Estado de Morelos.?
Los hermanos, Isabel y Salvador Iglesias, volver¨¢n a re?ir para tratar de administrar al equipo que heredaron de su padre. Su meta ser¨¢ la de conseguir que el equipo se quede en primera divisi¨®n luego de comprar su ascenso a los Carneros. Los Cuervos, como el equipo ficticio, sufrir¨¢n un peque?o cambio en su imagen para renombrarse como los Cuervos negros salvajes.
En Club de Cuervos los guionistas no han necesitado partirse el cr¨¢neo hasta dar con un buen argumento, basta con ver lo que pasa en el f¨²tbol mexicano. All¨¢ por el 2013 hubo toda una mutaci¨®n en la liga cuando el Quer¨¦taro hab¨ªa descendido y, para no perder su lugar, compr¨® la franquicia de los Jaguares de Chiapas. El San Luis evolucion¨® a los Jaguares, con todo y jugadores. ?Ser¨¢ que los Cuervos salgan de Nuevo Toledo, su sede de fantas¨ªa??
La nueva temporada, dirigida por Gaz Alazraki, narrar¨¢ el origen de la fortuna de la familia Iglesias, el nacimiento del imperio que los hermanos Iglesias, un mirrey adicto al desastre y una l¨ªder neur¨®tica, han da?ado por mezquinos. Los jugadores del equipo, Potro, Cuau, Tony enfrentar¨¢n un suplicio donde desconocen si se mantendr¨¢n dentro de la plantilla de un club con pocos fondos. Algo es seguro, este equipo tendr¨¢ al reemplazo de Aitor Cardon¨¦, el fichaje-personaje que ejemplificaba a los futbolistas estrellas y arrogantes.?
Es com¨²n ver en la Ciudad de M¨¦xico distintos puestos ambulantes donde venden camisetas de distintos equipos: Cruz Azul, Boca Juniors, Manchester United, Juventus e incluso de los Cuervos, claro, potenciado por la publicidad de la empresa adidas la temporada pasada. La euforia por la serie ha transgredido la realidad.
La mercadotecnia de esta serie ha aprovechado todo el empuje en redes sociales al fundar cuentas ficticias de los personajes, las cuales no aprovechan el momento para continuar con el desarrollo de su personalidad. En junio, Salvador le rob¨® la camiseta a Cristiano Ronaldo del vestidor y luego colg¨® la foto en su cuenta de Twitter. Todo un mundo de ficci¨®n volcado en la web, impulsado por los medios de comunicaci¨®n.
Lo que hace este programa transmitido por Internet es poner sobre el escritorio an¨¦cdotas, trascendidos y leyendas negras sobre cada uno de los factores del mundo f¨²tbol. En vez de se?alar directamente a los responsables reales lo que hacen es una parodia. "Entre broma y broma, la verdad se asoma", reza uno de los tantos dichos mexicanos. Aqu¨ª la verdad no se asoma, picotea como cuervo. Esta producci¨®n mexicana emplea, una vez m¨¢s, el noble arte de burlarse de lo inevitable.
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