El folk brit¨¢nico revive sus a?os de gloria
Una antolog¨ªa infinita de Fairport Convention y la recuperaci¨®n de la obra cumbre de Lal & Mike Waterson reviven el inter¨¦s por el g¨¦nero
All¨¢ por junio del a?o pasado, tras la sorpresiva victoria del Brexit en el refer¨¦ndum de Reino Unido, comenzaron a extenderse los memes y dem¨¢s bromas de la era digital con un mismo argumento: los partidarios de la desconexi¨®n habr¨ªan celebrado el resultado de las urnas con largos repasos a la discograf¨ªa de Fairport Convention. Se trata de una visi¨®n c¨®mica y grotesca, claro, pero acertaba con ese s¨ªmbolo de las esencias brit¨¢nicas que casi siempre ha encarnado aquella banda que en 1967 fundaran Richard Thompson, Ian Matthews, Ashley Hutchings y otras luminarias del gremio folcl¨®rico. Ahora, al cumplirse medio siglo de aquel alumbramiento, una colosal caja de siete discos, Come All Ye, repasa y reivindica los decisivos 10 primeros a?os de la aventura. Y no es el ¨²nico acontecimiento que avala el renovado inter¨¦s por los tiempos gloriosos del folk-rock brit¨¢nico. La reedici¨®n de Bright Phoebus (1972), la heterodoxa e ilocalizable obra maestra de Lal & Mike Waterson, ha disparado en los c¨ªrculos mel¨®manos londinenses el entusiasmo por un tesoro que permanec¨ªa pr¨¢cticamente ignoto.
Los a?os seminales de los Fairport ya hab¨ªan sido documentados con ediciones ampliadas, conciertos o docenas de sabros¨ªsimas sesiones para la BBC, de manera que las dimensiones mastod¨®nticas de Come All Ye (9 horas de m¨²sica y 121 piezas, 55 in¨¦ditas) est¨¢n constituyendo una sorpresa incluso entre los seguidores m¨¢s ardorosos. El trabajo casi de exhumaci¨®n que ha dirigido el recopilador Andrew Batt disecciona de manera m¨¢s o menos cronol¨®gica el periodo entre 1968 y 1978, la etapa decisiva de una banda que experiment¨® docenas de cambios en la alineaci¨®n y que a¨²n hoy permanece activa, aunque solo sea para realizar sus c¨¦lebres festivales anuales y seguir entregando afables colecciones de repertorio tradicional.
La antolog¨ªa realiza profusas escalas en el segundo y tercer discos, los magistrales What We Did On Our Holidays y Unhalfbricking (ambos de 1969), en los que confluyen en estado de gracia el inconfundible guitarrista Richard Thompson, el infravalorado Ian Matthews (luego en Plainsong y autor a finales de los setenta de Stealin¡¯ Home, una joya del soft pop) y la venerada Sandy Denny, para muchos la mejor vocalista que han conocido las islas. Aquella crepitante apisonadora que alternaba el material propio con versiones de Dylan, Joni Mitchell o Emitt Rhodes desembocar¨ªa, a partir de Liege and Lief (1970), en un hallazgo l¨²cido y radical: electrificar unas m¨²sicas con varias centurias a las espaldas.
Todo ese viaje se va siguiendo con detalle en Come All Ye, pero el mayor tesoro del cofre aflora en el cuarto CD, donde encontramos ¨ªntegro el m¨ªtico ¡°¨¢lbum perdido¡± de 1972 que deber¨ªa haber visto la luz entre Babba?combe Lee (1971) y Rosie (1973), y del que solo los muy adeptos conoc¨ªan alguna versi¨®n pirata. Este The Manor Sessions, a falta de un t¨ªtulo m¨¢s oficial, habr¨ªa consagrado como l¨ªder a David Rea, un casi olvidado cantante y compositor de Ohio que por entonces contaba con Neil Young o Joni Mitchell entre sus admiradores. El resultado fue un notable disco de country-rock, pero la banda no se atrevi¨® a consumar ese volantazo. Un exceso de pudor algo extra?o en m¨²sicos tan vers¨¢tiles como para haber ejercido de acompa?antes para Robert Plant (Led Zeppelin), Roger Hodgson (Supertramp) y hasta el ef¨ªmero ¨ªdolo pop Nik Kershaw.
Richard Thompson, que hab¨ªa abandonado el barco en 1971, se involucr¨® un a?o m¨¢s tarde junto al influyente Martin Carthy en la grabaci¨®n de Bright Phoebus, ¨²nica colecci¨®n de material propio de los hermanos Lal & Mike Waterson, que dentro de The Watersons hab¨ªan despuntado por sus versiones a capela de los cl¨¢sicos folcl¨®ricos. ?Bright Phoebus era un disco tan asombroso, en el m¨¢s amplio sentido, que recibi¨® parabienes y repulsas a partes iguales: no toda la afici¨®n estaba preparada para un trabajo que irrump¨ªa con ¡®Rubber Band¡¯, una delirante respuesta folkie a The Beatles; gui?aba un ojo a ¡®She¡¯s Leaving Home¡¯ con ¡®To Make You Stay¡¯, se entregaba a los brazos de la psicodelia con ¡®Magical Man¡¯ o desgranaba los sinsabores de la soledad y el alcohol en la devastadora ¡®Red Wine Promises¡¯.
El trabajo casi de exhumaci¨®n de los discos de Fairport Convention constituye una sorpresa incluso entre sus seguidores m¨¢s ardorosos
Bright Phoebus desapareci¨® de la circulaci¨®n en meses y no hab¨ªa vuelto a ver la luz hasta ahora, aun habiendo sido citado como una ¡°influencia decisiva¡± por artistas como Colin Meloy (The Decemberists), Richard Hawley, Billy Bragg o James Yorkston. Hoy, 45 a?os m¨¢s tarde, la reedici¨®n de Domino (acompa?ada por un segundo disco con las maquetas de 1971) descubre una obra sencillamente fabulosa, y es amargo reparar en que ni Mike ni Lal est¨¢n ya entre nosotros para disfrutar de este reconocimiento definitivo.
Podemos completar esta fiesta folkie con el regreso de Judy Dyble, la cantante que antecedi¨® a Sandy Denny en los Fairport, y que se concede en Summer Dancing (firmado al alim¨®n junto al productor Andy Lewis) un jugoso fest¨ªn de pop entre buc¨®lico y lis¨¦rgico. O con el rescate del segundo disco de Anne Briggs, The Time Has Come (1971), gran joya de una dama nerviosa y perturbadora, pareja en tiempos de Bert Jansch, que dejar¨ªa n¨ªtida huella en June Tabor o Maddy Prior. Briggs ten¨ªa 27 a?os; al poco optar¨ªa por recluirse y abandonar estudios y escenarios por sentirse descontenta con su voz. Y hasta la fecha. Otra m¨¢s en la larga historia de desasosiegos del folk brit¨¢nico.
Lal & Mike Waterson (Domino / Music as Usual). Fairport Convention (Universal). Judy Dyble & Andy Lewis (Acid Jazz / PIAS). Anne Briggs (Earth Recordings).
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