Tom Petty, la afilada elegancia de un rebelde
Este caballero sure?o de rubia y lacia melena, sonrisa entre c¨ªnica y burlona, actitud insumisa hasta la violencia, nunca dio su brazo a torcer
?C¨®mo reducir lo que nos regal¨® Tom Petty a un perfil de tras su muerte? Apuntando que este caballero sure?o de rubia y lacia melena, sonrisa entre c¨ªnica y burlona, obstinado hasta la exasperaci¨®n, nunca dio su brazo a torcer. El car¨¢cter individualista del cantante y guitarrista nacido en Gainesville, Florida, que hizo fortuna en Los ?ngeles, quiz¨¢s sea lo que mejor le defina. Y, claro est¨¢, su natural elegancia.
Hijo de un alcoh¨®lico abusivo, convertido al rock por Elvis y Beatles, en 1976 se une a un conjunto ya existente y nacen los Heartbreakers. Mucho m¨¢s que una banda, una virtuosa fraternidad: Mike Campbell (guitarra), Benmont Tench (teclados), Ron Blair (bajo) y Stan Lynch (bater¨ªa). Un primer ¨¢lbum hom¨®nimo despunta por su gr¨¢cil austeridad, aires a lo Byrds, fluidos teclados, voz descarada y conexi¨®n con la emergente nueva ola. Ah¨ª estaban Breakdown y la inmarcesible American Girl, oda a esa chica ¡®¡¯educada a base de promesas¡¯¡¯ que el sue?o americano nunca cumple plenamente.
Llegar¨ªan otros ¨¢lbumes formidables. Damn the Torpedoes (1979), de radiante carrocer¨ªa puntuada por Refugee o Even the Losers, alcanza ventas millonarias sin rebajar la terca fidelidad a un estilo propio que funde rock org¨¢nico e instinto mel¨®dico. Y, en Southern Accents (1985), reivindica su origen meridional con tel¨²rica intensidad, esc¨²chese Don¡¯t Come around Here No More. La consagraci¨®n llega, no obstante, al grabar en solitario Full Moon Fever (1989), producido por Jeff Lynne y aupado por la altiva I Won¡¯t Back Down o la inyecci¨®n de vitalidad frente al derrotismo de Free Fallin¡¯. Tan radiable liviandad respond¨ªa a una desgracia personal, el incendio que hab¨ªa arrasado su hogar. Otro productor infalible, Rick Rubin, supervisar¨¢ Wildflowers (1994), plasmaci¨®n ac¨²stica de su car¨¢cter entre amargo y luminoso, favorito de sus seguidores.
Echo (1999), inspirado en sus recurrentes episodios depresivos, se?ala el retorno de unos Heartbreakers poco prol¨ªficos en el nuevo milenio. Petty vivi¨® d¨ªas sombr¨ªos, incluida su adicci¨®n a la hero¨ªna, pero fue aceptado entre la realeza: a finales de los ochenta, los Heartbreakers giran como banda de Bob Dylan, y Petty ingresa en un club exclusivo, los Travelling Wilburys, junto a Dylan, Roy Orbison y George Harrison.
Volveremos una y otra vez a sus canciones, hitos de un acervo emotivo pero estoico. En ellas desvel¨® la dif¨ªcil relaci¨®n con mujeres atractivas pero imprevisibles o la m¨ªstica del perdedor que metaboliza sus derrotas. Contra el destino debe usarse la perseverancia, la lucha por hacer cada vivencia real, lo suger¨ªan sus mejores letras. Maldita sea, ya nunca le veremos por aqu¨ª.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.