Libertad, igualdad, diversidad
La lista de autores seleccionados para la cita editorial refleja la feminizaci¨®n y la variedad crecientes de la francofon¨ªa
No es la primera vez que la literatura francesa ¡ªo en franc¨¦s, como muchos piden, con raz¨®n, que pase a ser denominada¡ª es la invitada de honor en Fr¨¢ncfort. Ya lo fue en 1989, cuando mand¨® a la feria a un contingente formado por autores como Michel Tournier, Andr¨¦ du Bouchet, Michel Butor, Jean Vautrin, Erik Orsenna, Patrick Besson y Tahar Ben Jelloun. La lista de 130 escritores invitados a la edici¨®n de 2017, que arranca el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, ofrece una panor¨¢mica m¨¢s fiel a la heterogeneidad del paisaje literario. Para empezar, reflejando su innegable feminizaci¨®n. En ese listado hay 47 mujeres, desde estrellas como Am¨¦lie Nothomb, Marie Darrieussecq o Yasmina Reza hasta apariciones m¨¢s recientes como Delphine de Vigan y Maylis de Kerangal. Tambi¨¦n pone en evidencia la diversidad de or¨ªgenes de sus integrantes, con una apertura a los escritores surgidos de la inmigraci¨®n y del antiguo espacio colonial. El conjunto parece insinuar la voluntad de superar cierto retraso hist¨®rico en el reequilibrio de su canon, como otras tradiciones llevan haciendo durante d¨¦cadas.
¡°Nos hemos visto obligados a entrar en el siglo XXI¡±, ironiza la escritora Julia Deck, que acude a la feria por primera vez. ¡°La lista de 1989 pertenece a un tiempo no tan lejano, pero, a la vez, evoca un mundo que ha desaparecido, aunque contenga nombres a los que respeto mucho¡±. Para Deck, revelaci¨®n del ¨²ltimo lustro gracias a tres libros aparecidos en las m¨ªticas Les ?ditions de Minuit, vivero del nouveau roman, si el mundo literario ha cambiado, es obligatorio que su representaci¨®n tambi¨¦n lo haga. ¡°Hoy, cuando pensamos en el perfil t¨ªpico del escritor franc¨¦s, ya no nos viene a la cabeza la imagen de un hombre mayor¡±, sentencia. Deck saluda la pluralidad de perfiles, pese a desconfiar ¡°de quienes enarbolan la bandera de la diversidad como instrumento de marketing¡±. En una cultura apegada a los s¨ªmbolos grandilocuentes pero est¨¦riles, la sospecha de la infecundidad nunca queda demasiado lejos.
En todo caso, la representaci¨®n de la francofon¨ªa, esforzado equivalente a la Commonwealth, resulta amplia. Entre los embajadores de la literatura en franc¨¦s en Fr¨¢ncfort figuran el argelino Kamel Daoud, autor de la magn¨ªfica Mersault, caso revisado (Almuzara), y la marroqu¨ª Le?la Slimani, ganadora del ¨²ltimo Goncourt con Canci¨®n dulce (Cabaret Voltaire). Tambi¨¦n el afgano Atiq Rahimi, la india Shumona Sinha, la iran¨ª N¨¦gar Djavadi, la canadiense Nancy Huston o el liban¨¦s Wajdi Mouawad, figura central del teatro contempor¨¢neo, adem¨¢s del rapero ruand¨¦s Ga?l Faye, fen¨®meno de ventas en 2016 con Petit pays. Todos ellos escogieron el franc¨¦s como lengua literaria.
Marie NDiaye, hija de senegal¨¦s y francesa, que se alz¨® con el Goncourt en 2009 con Tres mujeres fuertes (Acantilado), saluda esta voluntad de aperturismo. ¡°Los autores escogidos no son los mismos que hubieran sido seleccionados hace 20 o 30 a?os. Y no solo porque las mujeres y los hijos de la inmigraci¨®n fueran menos numerosos, sino tambi¨¦n porque eran menos visibles, estaban menos mediatizados y eran vistos, globalmente, con condescendencia. O, al rev¨¦s, con un entusiasmo militante que no era necesariamente mejor¡±, sostiene NDiaye. Quince novelas atr¨¢s, cuando empez¨® a ser publicada, las librer¨ªas sol¨ªan colocar sus obras en la estanter¨ªa destinada a la literatura africana, pese a haber nacido a un centenar de kil¨®metros de Par¨ªs y no haber pisado el continente de su padre hasta los 22 a?os. ¡°Al ver mi apellido me ubicaban entre los autores no franceses que escriben en franc¨¦s. Hoy ese reflejo ya casi no existe¡±, se congratula. ¡°Todo esto va por el buen camino. Esta es la Francia de hoy¡±.
El conjunto de escritores seleccionados pone en evidencia la apertura a nombres surgidos de la inmigraci¨®n y las antiguas colonias
Sobresalen entre los asistentes otros autores enmarcados en lo que los anglosajones llaman pol¨ªtica identitaria (identity politics), reforzada por el arraigo de la teor¨ªa cr¨ªtica marxista en territorio franc¨¦s. En este grupo hay que situar a ?douard Louis, fen¨®meno editorial en todo el mundo con un relato autobiogr¨¢fico sobre la discriminaci¨®n que padeci¨® como homosexual de origen proletario, para acabar con Eddy Bellegueule (Salamandra), traducido en todo el mundo. Tambi¨¦n estar¨¢n en Fr¨¢ncfort dos de sus precursores y principales valedores: Annie Ernaux, pionera en la denuncia de los sistemas de dominaci¨®n social y de g¨¦nero en formato literario, y Didier Eribon, te¨®rico de la cuesti¨®n gay, disc¨ªpulo de Bourdieu y autor de una obra capital, Regreso a Reims (Libros del Zorzal), que combina tratado sociol¨®gico y confesi¨®n en primera persona. Tambi¨¦n acudir¨¢ Virginie Despentes, referencia feminista con sus escritos sobre pornograf¨ªa y prostituci¨®n, propulsada por su exitosa trilog¨ªa Vernon Subutex (Random House), fresco de una sociedad depresiva donde aparecen militantes ultraderechistas y j¨®venes envueltas en el velo isl¨¢mico, aunque tenga poco que ver con la mirada de Michel Houelle?becq (quien, por cierto, tambi¨¦n acude a Fr¨¢ncfort).
Otra estrella como Emmanuel Carr¨¨re representa, con sus injertos entre ficci¨®n y no ficci¨®n, otra tendencia en boga: la disoluci¨®n de las fronteras entre g¨¦neros. Un proceso que empieza en tiempos de Baudelaire, aunque el establishment editorial siga empe?ado en separar novela y ensayo. ¡°A los franceses les gusta mucho categorizar, a causa de esa tradici¨®n racionalista a la que la literatura no ha escapado. Por fin salimos de debates absurdos, como saber si un libro es o no es una novela¡±, explica el periodista y escritor Christophe Boltanski, autor de Un lugar donde esconderse (Siruela), sobre la historia de su abuelo, que pas¨® 20 meses escondido en un trastero durante la ocupaci¨®n de los nazis.
Para Pierre Assouline, otro de los asistentes a la feria, ese es el m¨¢s interesante de todos los s¨ªntomas de apertura. ¡°Refleja una desorientaci¨®n general de la sociedad respecto a sus puntos de referencia tradicionales. Haciendo estallar las formas tradicionales del relato a trav¨¦s de la fragmentaci¨®n de g¨¦neros y de su hibridaci¨®n, los escritores alternan la vieja ingenuidad de la narraci¨®n novelesca a la forma laber¨ªntica que suele tener toda investigaci¨®n, como sugiri¨® Robert Musil¡±, afirma el cr¨ªtico y escritor. Si bien esa ¡°novela sin ficci¨®n¡± no es un g¨¦nero estrictamente franc¨¦s, existe una gran variedad local, que representan autores como Philippe Jaenada, Patrick Deville, Yannick Haenel o Laurent Binet. ¡°Este g¨¦nero que canibaliza y absorbe en su beneficio lo mejor de los dem¨¢s g¨¦neros es alentador¡±, a?ade Assouline. ¡°Pero no pretendamos haber inventado nada. Su pionero sigue siendo Cervantes, y su modelo absoluto, El Quijote¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.